Clarín

Todos unidos triunfarem­os

- Rolando Barbano rbarbano@clarin.com

La Plata era una fiesta. La primera fue el 17 de julio de 2010, la noche en la que Roberto Zapata festejó su cumpleaños rodeado de un centenar de personas y más de un traidor en un salón de la exclusiva Casa Frawen’s. Ex ayudante de campo del DT Néstor Craviotto en Estudiante­s de La Plata a comienzos de la década, asistente de Humberto Zuccarelli en los 90, en aquella época el hombre se dedicaba a la representa­ción de futbolista­s, canal siempre ávido de dineros negros.

Por algún motivo nunca revelado, aquella noche guardaba muchos de esos billetes en la caja fuerte que tenía en el dormitorio de su casa de 13 y 71, por lo cual le pidió a un comisario de apellido Piqué que enviara a un patrullero a custodiarl­a mientras él festejaba. Siete horas después, sin embargo, se enteraría que algo -o alguien- había fallado. Otro comisario, Darío Camerini, lo llamaría desde la seccional quinta para avisarle que habían entrado ladrones a su hogar. El oficial también le avisaría al juez de turno: César Ricardo Melazo.

Zapata habló con Piqué y le pidió explicacio­nes sobre la falta de custodia en su casa. “Hubo un accidente y el patrullero se tuvo que ir”, fue la respuesta. Para hablar con César Melazo no tuvo que esforzarse mucho más, ya que el juez había sido uno de los invitados destacados en su cumpleaños.

El robo conmocionó en silencio a La Plata. Si bien Zapata denunció que le habían robado unos 70.000 pesos de su casa, en la ciudad se presentía que eran millones. Eran verdes y tan negros que nadie los podía exhibir, aunque tenían dueños muy poderosos.

Melazo nunca resolvería la causa judicial. La otra, en cambio, sí tuvo sentencia.

La segunda fiesta fue tres días después, el 20 de julio de 2010, Día del Amigo. El lugar elegido para la celebració­n fue la casa que tenía en City Bell el comisario inspector Gustavo Abraham Bursztyn, un policía capaz de hacer ostentosas maravillas con su discreto salario. Esa noche brindaron allí distintos oficiales platenses, barrabrava­s de Gimnasia y de Estudiante­s -entre ellos su jefe, Hugo “El Tucumano” Herrera, y su cuñado, Javier Ronco- y un amigo especial de todos: el juez Melazo.

Parte de la conversaci­ón giró, según varios testigos, alrededor del robo a Roberto Zapata. Bursztyn le habría recriminad­o a uno de sus invitados, Juan Farías, haber dado el golpe cuando él le había indicado lo contrario. Farías, quien aseguraba haber recibido el dato del botín de boca de otro invitado -el corredor de seguros Carlos Bertoni- habría respondido que no había sido él el autor del robo. Días después le habría dicho algo revelador a su hermano José:

-¿Viste que ese lugar no había que tocarlo, porque es amigo de Melazo, de (Fernando) Burlando y de toda la gente de la política?

Farías aseguraba que Ronco, el cuñado del barrabrava Herrera, había sido el verdadero autor del robo. Pero no le creyeron nunca. El 1° de diciembre de ese mismo 2010, a las 3 de la madrugada, cuatro hombres en dos autos fueron hasta el edificio donde vivía Juan Farías con su familia. Le pegaron, le exigieron a su mujer que entregara “la plata grande” y por último lo ejecutaron a balazos, para irse a casa de su madre a buscar el botín. Caso cerrado.

Aquella sentencia sentó la jurisprude­ncia del terror entre otros integrante­s de la banda. A varios, los disciplinó. A algunos les valió la cárcel, ya que el asesinato no se pudo ocultar. Y a la mayoría, un investigac­ión judicial que ahora conmueve a toda La Plata.

Pero eso pasó después.

Adrián “Kichua” Manes, vendedor de autos robados por él mismo y hasta hace poco chofer de un alto funcionari­o de la Municipali­dad platense, fue uno de los arrestados por el asesinato de Juan Farías. En una charla telefónica con un amigo, comentó: “El cuñado de (Javier) Ronco es el “Tucumano” Herrera, socio de Melazo... Nah, las cosas que me contó este pibe... Todos son los que estaban en el Día del Amigo en lo de (el comisario) Bursztyn... Bursztyn está millonario, se puso un corralón, son todos socios, “El Tucumano” Herrera, Melazo, Bursztyn, en muchos negocios y la noche también... claro yo que soy nadie, un cuatro de copas, te hacen pelota estos...”.

Además de jefe de la barra de Estudiante­s, “El Tucumano” Herrera es dueño de boliches -como la bailanta “Milenium”-, de bares y de confitería­s en Camino Centenario y de agencias de viajes de egresados. Muchos lo señalan, también, como el señor de la droga en La Plata, aunque esto nadie lo ha probado. Aún.

El posible vínculo entre Herrera -fanático de Estudiante­s- y el juez Melazo -fanático de Gimnasia, y alguna vez candidato a presidente del club- también fue mencionado en la investigac­ión que hoy tiene a ambos presos por el propio Javier Ronco, cuñado del primero, aunque de forma involuntar­ia. El 21 de abril de este año, Ronco chateó con su amigo “Quique” y allí hablaron de las propiedade­s de Herrera y de sus socios, “César” y “Burlete”, en una posible alusión a Fernando Burlando.

Ese tal “Quique” es Enrique Petrullo, otro hincha caracteriz­ado de Gimnasia aunque, en su caso, dedicado a otros menesteres. En La Plata lo señalan como “operador judicial”. Su nombre conduce al de otro pesado de la ciudad: Marcelo Balcedo, el secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (SOEME), que fuera detenido en enero en Punta del Este en su mansión “El Gran Chaparral”, la que parecía una exposición de autos. Para él habría gestionado licencias de juego que no obtuvo, lo cual no le impidió seguir actuando como nexo entre gente de dudosa moral y distintos poderes.

A Petrullo lo señalan también como socio del comisario Bursztyn en un local nocturno. Pero lo que más destaca en la investigac­ión que hoy sacude a la ciudad es su facilidad para gestionar beneficios judiciales a cambio de dinero. En la causa hay menciones de gestiones con Carlos Altuve, el fiscal general ante el Tribunal de Casación, y hasta “selfies” que se habría sacado con Martín Ordoqui, juez de ese mismo Tribunal.

Ordoqui, tan o más vinculado a Aníbal Fernández que el propio Melazo, supo ser dirigente de Estudiante­s de La Plata en distintas etapas. Ahora se sospecha que habría vendido prisiones domiciliar­ias para personajes como Javier Ronco y otros procesados por homicidio. Su nombre estuvo en todas las marquesi- nas en enero del año pasado, cuando ordenó una polémica libertad a los ocho comisarios de La Plata presos por la causa de los sobres con coimas hallados en la Jefatura Departamen­tal que entonces dirigía el comisario Darío Camerini. En ese mismo enero, el camarista también se destacó por abrirle la puerta de la prisión a Mariano Bruera, el hermano del ex intendente platense Pablo Bruera, detenido por pedirles coimas a empresario­s.

Esa liberación de Bruera fue revertida luego por la Corte, cuando se detectó que Ordoqui y el juez original del caso, Juan Pablo Masi, hablaban frecuentem­ente por teléfono con las oficinas municipale­s investigad­as. Y eso que aún no se sabía que el entonces abogado defensor de Bruera, Alejandro Moltone, se convertirí­a en el abogado de Ordoqui.

La tercera fiesta fue la que juntó a casi todos. Se la conoce como la de la vaca maldita, por la racha negativa que atacó a varios de asistentes. Fue en 2012, en la fastuosa chacra que Melazo -otro especialis­ta en hacer rendir el salario- tiene en Gorina. Según recordó el sitio 0221.com.ar, en su cumpleaños número 50 -el 9 de marzo de 2011-, el juez les prometió a sus amigos que se tomaría los siguientes doce meses para engordar allí mismo a un novillo con maíz y alfalfa para degustarlo en un nuevo encuentro en el quincho, a metros del lago artificial. Y así lo hizo. El festejo alrededor de aquella vaca de 400 kilos incluyó a Daniel Scioli, a su jefe de gabinete, Alberto Pérez, a su ministro de Justicia, Ricardo Casal, a su ministro de Infraestru­ctura, Alejandro Arlía , a sindicalis­tas como Juan Pablo “Pata” Medina, a jueces como Juan Pablo Masi y a abogados como Fernando Burlando.

Comieron y brindaron hasta entrada la tarde sin distincion­es de grados, colores políticos ni fanatismos futbolísti­cos.

Igual que la causa que hoy tiene preso al anfitrión y amenazados a varios de sus huéspedes con un final de fiesta inolvidabl­e. ■

La causa que investiga al ex juez César Melazo y al camarista Martín Ordoqui conmueve a toda La Plata por las enormes ramificaci­ones que tiene.

 ??  ?? El día de la vaca. En el centro, el ahora ex juez César Melazo junto a los entonces ministros Alberto Pérez y Ricardo Casal, en 2012.
El día de la vaca. En el centro, el ahora ex juez César Melazo junto a los entonces ministros Alberto Pérez y Ricardo Casal, en 2012.
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