Clarín

Tras rechazar tres ministerio­s, la UCR asegura que dará ayuda “desde afuera”

La prioridad de Macri era sumar a Lousteau y a Prat-Gay. No lo logró, y luego vetó el intento de Sanz de ir a Interior.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

Como timonel de tormenta, Mauricio Macri llegó a ofrecerle el fin de semana a la UCR tres lugares en el equipo compacto que diseñó para evitar el naufragio. Sus socios se metieron de cabeza en la misteriosa negociació­n que trasncurri­ó el domingo en Olivos. Hicieron su contraprop­uesta y al final se fueron con las manos vacías. La intriga que atraviesa ahora a la alianza oficialist­a es: ¿seguirán desafiando las olas en el mismo barco?

Desde Mendoza, el gobernador Alfredo Cornejo hizo saber que el par- tido que preside optó por mantener su apoyo al Gobierno “desde afuera”, dando a entender que nunca se sintió parte del mismo, como el Presidente lo remarcó de entrada. “Somos una coalición parlamenta­ria”, repiten unos y otros. Y así parece que seguirá la relación entre las dos principale­s fuerzas de Cambiemos, con Elisa Carrió como tercera pata y virtual fiscal de los acuerdos internos.

Como reveló Clarín, el punto de discordia fue el disgusto de la UCR por la oferta para que Ernesto Sanz reemplace a Oscar Aguad, otro radical, en Defensa. Y el posterior rechazo presidenci­al a la pretensión de Sanz de recalar en el Ministerio del Interior. Los radicales creen que es el único sitio apetecible para estar en la cocina política en tanto el Presidente persista en su decisión de conservar a Marcos Peña como jefe de Gabinete. -Yo no voy a ir a Defensa, no sé nada del tema. Y Rogelio (Frigerio) es un amigo y no quiero su cargo, pero si tengo que participar, en el único lugar que siento que podría aportar algo sería en Interior, soltó el ex senador, según el diálogo que reconstruy­ó el periodista Ignacio Ortelli.

- Si ayuda a la negociació­n, por supuesto que mi lugar está a disposició­n, respondió Frigerio.

A esa altura, el Presidente se había retirado a ver la goleada de Boca ante Vélez por televisión. Quedaban mano a mano siete espadas de la UCR (los gobernador­es Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés; los jefes parlamenta­rios Luis Naidenoff, Ángel Rozas y Mario Negri, más Sanz) y seis referentes del macrismo.

La comitiva se retiró a parlamen- tar por su lado en la casa de Alfonso Prat-Gay, a esta altura considerad­o tropa propia -aunque no está afiliado-, con quien evaluarían otra de las ofertas del Presidente: la de tenderle una alfombra a su ex ministro de Hacienda para que vuelva como canciller. Prat-Gay les ratificó su negativa, alegando que el Gobierno debe abrirse a acuerdos con otros espacios, argumento que a pocos convenció.

Así, se caía una pieza vital para ir con espaldas a una negociació­n que imaginaban aún factible por la cartera política. A la UCR le quedaba una bala de plata: tantear la disposició­n de Martín Lousteau -flamante afiliado- a rever su rechazo a la oferta ofi- cial de asumir en Educación, con el aditamento de Cultura y Ciencia. Los radicales sabían que el ex embajador era la presa codiciada de Macri por su perfil taquillero. Tres veces lo llamaron del Gobierno entre el sábado y el mediodía del domingo, según supo este cronista, y Lousteau desechó la propuesta porque no comparte el rumbo económico. Lousteau ratificó el “no” e intimó a su interlocut­or a que no negociara en su nombre.

Al final, lo sabido. Macri confirmó a Frigerio. Y Cornejo salió diciendo: “No pedimos cargos, sino participar en la toma de decisiones”. La dirigencia radical ahora se pasa facturas y algunos ya hablan de “papelón”. ■

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ENRIQUE GARCIA MEDINA Socio. El gobernador y jefe de la UCR, Alfredo Cornejo, se retira el domingo de Olivos.

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