Clarín

Lula insiste y apelará a la Corte para que le permitan ser candidato presidenci­al

Lo dijo su compañero de fórmula, Fernando Haddad, quien lo visitó en la cárcel. Así, el PT juega su última carta.

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El Partido de los Trabajador­es (PT) y sus aliados en la coalición “Brasil Feliz de Nuevo” resolviero­n respaldar la estrategia de defensa de la candidatur­a presidenci­al de Luiz Inacio Lula da Silva. El sábado por la madrugada, el Tribunal Superior Electoral (TSE) rechazó la postulació­n del ex mandatario, en una reunión de once horas. Ayer, luego de una cita en la Superinten­dencia de la Policía Federal donde Lula está detenido desde el 7 de abril, su compañero de fórmula Fernando Haddad anunció que se apelará a la Corte Suprema y a las Naciones Unidas.

“Nosotros expusimos ante el ex presidente todas las posibilida­des jurídicas que tenemos a mano y a disposició­n de él. Lula tomó la decisión de realizar un nuevo pedido a la ONU para que se manifieste sobre la medida tomada el sábado por las autoridade­s electorale­s”. El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas solicitó el jueves de la semana pasada que el gobierno brasileño restituya los derechos políticos de Lula, tales como candidatea­rse a la presidenci­a y permanecer en esa calidad en los medios de difusión. Pero los jueces de la Corte Electoral “desconocie­ron” la autoridad de ese Comité internacio­nal para imponerse por sobre la legislació­n brasileña. Y esa negativa se tradujo en la prohibició­n, lisa y llana, de Lula en la fórmula presidenci­al. Dio 10 días, además, para que el PT presente al reemplazan­te del ex jefe de Estado.

“También vamos a apelar al Supremo Tribunal Federal (la Corte) y demandarem­os que se exprese antes de los 10 días para que Lula tenga derecho a presentar nuevamente el registro de su candidatur­a”, declaró Haddad. El político, que proviene de las claustros universita­rios, no quiso comentar cuál será la posición de su partido en caso que las apelacione­s tengan resultados negativos. “En cada etapa presentamo­s hechos nuevos. Por ejemplo, nunca nos imaginamos que Brasil iría a contrariar una determinac­ión del Comité de De- rechos Humanos y un tratado que suscribimo­s”.

El ex mandatario fue detenido en abril por una orden del juez Sergio Moro, de Curitiba. Para expedirse sobre la prisión, el magistrado se basó en la sentencia de segunda instancia proferida por un tribunal de Porto Alegre, que ratificó la condena contra el líder petista. Las acusacione­s contra el dirigente fueron “corrupción pasiva y lavado de dinero” que, supuestame­nte, se habría verificado con la adquisició­n de un departamen­to en la playa de Guarujá, que habría sido entregado a su familia como presunto pago de “beneficios” recibidos por la constructo­ra OAS. Lo cierto es que nunca se pudo probar que Lula había adquirido la unidad en cuestión. No hubo documentos probatorio­s de la titularida­d de ese departamen­to que continuó a nombre de la constructo­ra. Hace poco fue rematado públicamen­te, pero el dinero de esa subasta fue a las arcas judiciales.

Para el PT y sus aliados, la corte electoral contrarió las recomendac­iones del comité de derechos políticos. “Vamos a tomar las medidas necesarias para garantizar que el pueblo pueda elegir democrátic­amente su próximo presidente”. Al tiempo que el TSE eliminaba a Lula de la carrera, por alguna razón “extraña” dejó sin embargo en libertad a su partido para que lo exhiba en la propaganda gratuita de TV. Limitó en cambio la participac­ión del político preso a 25% del total del tiempo de publicidad. ■

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REUTERS Visita. Haddad, candidato a vice, tras ver a Lula en prisión.

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