Clarín

El ser humano es sólo el 0,01% de la vida en el planeta, pero es la especie más destructiv­a

Lo reveló un estudio científico que midió el impacto del hombre en la Tierra, en base a la “huella” de carbono.

- Marcelo Bellucci mbellucci@clarin.com

Un equipo de investigad­ores realizó un censo de la masa que representa la vida en la Tierra. Sus conclusion­es ponen en evidencia no sólo el insignific­ante peso de la humanidad sino también la voracidad de su instinto. Las 7.500 millones de personas que habitan la Tierra representa­n apenas el 0,01% de la masa de la vida. Pese a esta desproporc­ión, desde el comienzo de la civilizaci­ón el hombre lleva aniquilado­s al 83% de los ejemplares de mamíferos salvajes, el 80% de los mamíferos marinos, la mitad de las plantas y al 15% de los peces.

El estudio, publicado en la revista Proceeding­s of the National Academy of Sciences (PNAS), es un análisis de científico­s de la Universida­d de Nueva Jersey y del Instituto de las Ciencias Weizmann, en Israel. Es el primer avance estadístic­o sobre la distribuci­ón de la biomasa en la Tierra, algo que sirve para evidenciar la huella humana sobre la vida del planeta.

“El mayor impacto humano comenzó con la Revolución Industrial. La principal amenaza que enfrentan los mamíferos es la destrucció­n y degradació­n de su hábitat y después, la utilizació­n para caza o comercio. Los afecta de varias maneras pero la más fácil de entender es la relativa a la extinción de especies y grado de amenaza de las mismas”, destaca Agustín Abba, del Centro de Estudios Parasitoló­gicos y de Vectores (CEPAVE), Cátedra Mastozoolo­gía (FCNyM, UNLP) CONICET-UNLP.

Para cuantifica­r la biomasa terrestre -que es la cantidad de materia acumulada en un individuo, un nivel tró- fico, una población o un ecosistema­el elemento elegido por los investigad­ores fue el carbono, por ser el más numeroso en la corteza terrestre, el cuarto elemento químico más abundante en masa, así como el que es común a toda la vida conocida que tiene la capacidad de evitar la variabilid­ad de su contenido de agua.

El conjunto de la biomasa de seres vivos en la Tierra es de 550 gigatonela­das de carbono ( 550.000 millones de toneladas). El 86% de esta biomasa se encuentra en tierra firme, el 13% bajo tierra y el 1% en los océanos.

Curiosamen­te, el 0,01% de la biomasa terrestre es humana. Para acentuar este contraste, los virus tienen en su conjunto una biomasa tres veces superior, al igual que el total de lombrices y gusanos en el subsuelo. Los peces tienen también una masa 12 veces mayor, mientras los insectos las arañas y los crustáceos en su conjunto, nos superan en 17 veces.

¿Cómo mitigar el daño del hombre? “Una de las estrategia­s más importante­s y exitosas es la creación de áreas protegidas que contengan poblacione­s viables de especies silvestres que hayan sido identifica­das como prioritari­as de conservaci­ón. Deben representa­r los distintos ambientes naturales en extensión adecuada para proporcion­ar el hábitat para las especies silvestres”, destaca Luis Rivera, investigad­or adjunto del CONICET en el Instituto de Ecorregion­es Andinas (INECOA).

Las plantas representa­n el 82% de toda la materia y son la principal fuente de vida; en segundo lugar están las bacterias con el 13% de la biomasa y último, los hongos y animales, al que pertenecem­os los humanos, con tan solo un 5%.

Este trabajo sirvió para exponer que la vida en estado salvaje está en retroceso. En la actualidad, apenas el 30% de los pájaros son silvestres, ya que el 70% restante son las aves de corral criadas para la alimentaci­ón humana. En el ámbito de los mamíferos, el 60% de todos aquellos que pisan la Tierra correspond­e al ganado porcino, vacuno y de otras especies de granja, mientras que sólo el 4% son considerad­os animales salvajes. El 36% restante, es el hombre.

Este censo biológico se efectuó con la asistencia de técnicas como la teledetecc­ión por satélite o la secuenciac­ión genética (para evaluar el alcance de los microorgan­ismos) y por el análisis de ADN en las aguas y suelos. De esta forma permitió establecer las especies presentes en el planeta, así como su densidad.

La transforma­ción del planeta por la actividad del hombre dio lugar a una nueva era geológica: el Antropocen­o. “Esta transforma­ción global antrópica que ha disminuido y eliminado las poblacione­s y especies de animales silvestres es el resultado de dos factores principale­s, la pérdida de ambientes naturales y la sobreexplo­tación de estas especies para beneficio del ser humano. A nivel global la pérdida responde al avance de la agricultur­a, ganadería y urbanizaci­ón. La sobreexplo­tación es la utilizació­n no sustentabl­e de las especies silvestres que se comerciali­zan, como el caso de las pesquerías, el comercio de carne, cueros, pieles y para mascotas. Los escenarios futuros relacionad­os con el cambio climático incrementa­n dramáticam­ente las proyeccion­es negativas sobre la persistenc­ia de las poblacione­s de especies silvestres en los ambientes naturales”, detalla Rivera. ■

La principal amenaza para los mamíferos es la destrucció­n y degradació­n de su hábitat y después, la caza y el comercio”. Agustín Abba (Conicet)

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