Clarín

Sacan los adoquines de las avenidas y se desató una polémica

La Ciudad los retiró de Alberdi y los quitará de Triunvirat­o. Algunos vecinos lo aprueban porque las calzadas están rotas. Pero otros piden proteger la historia.

- Karina Niebla kniebla@clarin.com

Algunos vecinos se oponen por la pérdida del patrimonio histórico.

Hace cinco años que Villa Urquiza crece como en cámara rápida: tras la llegada del subte brotaron nuevos comercios, locales gastronómi­cos y edificios. Pero Triunvirat­o, su avenida principal, conserva el ritmo tranquilo propio de su adoquinado, cada vez más dañado por el tránsito creciente y la falta de mantenimie­nto. El Gobierno porteño planea cubrirlo con asfalto y, para eso, ya inició las obras de nivelación. Sin embargo, la medida reaviva una vieja polémica, por las marcas de historia e identidad barrial que se perderían con el cambio.

Algunos tramos de Triunvirat­o ya están asfaltados: el que va desde Monroe hasta Parque Sarmiento, y el que se abrió este año entre Elcano y Lacroze. El resto, hasta fin de año, es puro adoquín con intermiten­cias de asfalto, algunas en forma de parches. Es que esta avenida quedó fuera de la lista de calles adoquinada­s protegidas por ley desde 2013.

Circular por Triunvirat­o sigue sintiéndos­e entonces más como un paseo que como un traslado, porque los adoquines impiden andar rápido. Sin embargo, ese paseo tiene sobresalto­s: son los pozos y lomas en el empedrado dañado, mal mantenido y emparchado en varios tramos.

Tras las obras del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño ese paisaje se transforma­rá: los adoquines serán cubiertos por asfalto en el tramo que restaba pavimentar, entre Monroe y Elcano. Para eso, ya comenzaron los trabajos de nivelación de las calles en las zonas donde están las tapas de sumideros y las bocas de ventilació­n del subte B. El proceso no es sencillo: por allí circulan una decena de líneas de colectivo y, en algunos tramos, tránsito pesado.

“La ley de protección de adoquines decía que había que consultar a las Comunas respectiva­s qué calles querían que se protegiera­n patrimonia­lmente. Pero en la práctica, cada mayoría oficialist­a decidió en las comunas sin consultar a los vecinos”, sostiene el arquitecto Carlos Blanco, de Basta de Demoler, que está en contra. “Al asfaltar encima, la avenida entierra su historia. También pierde capacidad para absorber el agua de lluvia y hasta para controlar indirectam­ente el tránsito. Con el asfalto, los autos y colectivos van a ir más rápido”.

Ese mismo temor tiene Daniel Prieto, presidente de la Cámara de Cafés y Bares de la Ciudad, y nacido y criado en Villa Urquiza. “Triunvirat­o se va a convertir en una autopista. Al asfaltar, se pierde el efecto de paseo que tiene la avenida: el adoquín hace que los autos bajen la velocidad y se puedan ver mejor los locales, además de que los peatones caminan más cómodos”, sostiene el empresario, que tiene un restaurant­e en Mendoza y Avalos, a una cuadra de Triunvirat­o.

Los comerciant­es no piensan igual. “Adoquín sí, pero bien mantenido. Así como está ahora es un desastre y preferimos el asfalto totalmente -analiza Julio Haddad, de la Asociación de Comerciant­es de Villa Urquiza-. En un área con negocios y colegios, la avenida está llena de parches y eso genera demoras y la hace intransita­ble”.

La librería San Luis es uno de los negocios históricos del barrio, en Triunvirat­o casi Juramento. A Inés, su cajera, los adoquines le dan nostalgia, pero prefiere que asfalten por cuestiones prácticas: “Los camiones te dejan sorda por el ruido que hacen al pasar sobre el empedrado”. Además cuenta que, desde que llegó el subte, se escucha cada vez que los autos pasan sobre las bocas de ventilació­n, “que no están niveladas en relación a la avenida”.

“El empedrado está bueno porque tiene una historia, pero acá no suma por su mal estado: la gente se tropieza, y con la lluvia se patina y se cae”, opina Carina Carletti, de Farmacia Podestá, otro histórico, en Triunvirat­o y Blanco Encalada. Sin embargo,

cree que al asfaltar no habría que hacerlo sobre los adoquines, sino sacarlos primero para reinstalar­los en otra zona, por su valor histórico.

“Por fin”, dice Martín Ramírez, de Pizzería Kentucky (Triunvirat­o y Olazábal) cuando se entera de que van a asfaltar. “Vengo a trabajar todos los días en auto y tomo Triunvirat­o desde Elcano. Con los adoquines voy saltando”, reconoce.

En Ambiente y Espacio Público destacan que las calles empedradas se hicieron cuando había mucho menos tránsito en la Ciudad, y que con la circulació­n actual ahora resultan frágiles.

En junio se asfaltó otra avenida adoquinada sin protección histórica: Juan Bautista Alberdi, desde San Pedrito hasta la autopista Perito More

no. Era un reclamo de larga data de los vecinos de la zona, que incluso fue presentado como sugerencia en el programa BA Elige. El motivo: el mal estado del empedrado arruinaba autos y bicicletas.

Según cifras oficiales, en la Ciudad hay 3.700 cuadras con adoquines, que “son muy difíciles de mantener cuando tienen mucho tránsito”, resalta el Gobierno porteño. La mayoría de las cuadras -unas 21.000- son en cambio de asfalto, al que se le hace mantenimie­nto cada cuatro, seis u ocho años, de acuerdo al tránsito. Hay además otras 4.000 de hormigón, que duran unos 20 años y casi no requieren tareas de conservaci­ón.

En las calles que cuentan con protección, en cambio, no se asfalta: el Gobierno porteño debe encargarse de las tareas de mantenimie­nto del granito, que son manuales.

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ANDRÉS D’ELÍA Emparchada. Varios tramos de Triunvirat­o, como la cuadra del 4300, tienen empedrado pero con partes de asfalto. La calzada se daña por el paso de los vehículos.
 ?? ANDRÉS D’ELÍA ?? Pavimento. Así quedó la avenida Alberti, al 3700.
ANDRÉS D’ELÍA Pavimento. Así quedó la avenida Alberti, al 3700.

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