Caputo busca más margen de maniobra para contener el tipo de cambio
Los funcionarios del Banco Central argentino llegaron bien temprano al inmenso edificio vidriado de la Avenida Pennsylvania, que estaba casi vacío porque la gran mayoría de los empleados del Fondo Monetario Internacional ingresa a las 9 de la mañana. Incluso arribaron horas antes que el equipo de Economía, encabezado por el ministro Nicolás Dujovne. Es que allí continuaban las negociaciones con el FMI para que el organismo adelante desembolsos para calmar a los turbulentos mercados. Y el Central busca que el nuevo acuer- do le otorgue un rol más importante en la contención del dólar.
A las 8 de la mañana, cuando la temperatura en Washington aún no había sobrepasado los 30 grados, llegaron el vicejefe del BCRA, Gustavo Cañonero, y el director Pablo Quirno para reunirse con los funcionarios del FMI que siguen el caso argentino, un equipo encabezado por Roberto Cardarelli, que lideró la misión que hace dos semanas estuvo en Buenos Aires para seguir de cerca la marcha de la economía.
Cañonero y Quirno son “los ojos” del presidente del Banco Luis Caputo, que prefirió quedarse en la Argenti- na para supervisar el movimiento del dólar, pero que está en permanente contacto con lo que sucede en la capital estadounidense.
Es que uno de los temas clave que busca Caputo para este nuevo acuerdo es la posibilidad de que el Banco Central pueda usar más reservas para controlar los saltos del dólar. Las negociaciones son arduas porque el FMI mira con desconfianza esta alternativa porque son defensores de una libre flotación. Cañonero y Quirno bregan por defender la posición de su jefe que prefiere una “flotación sucia” en la que el Central tenga poder de actuar para evitar subidas bruscas que generan desconfianza e impacto inflacionario.
Gracias al acuerdo de junio, el Fondo ya adelantó US$ 15.000 millones de los cuales US$ 7.500 millones los vendió el Tesoro para hacerse de pesos pero, en la práctica, fueron destinados a satisfacer la demanda del dólares. Pero de esos US$ 7.500 millones ya no queda nada porque la corrida cambiaria se los llevó.
“Nuestro objetivo es estabilizar la moneda. Por eso estamos yendo con una propuesta de política monetaria y cambiaria que logre anclar las expectativas inflacionarias”, dijeron a Clarín fuentes del BCRA, sin precisar detalles.
Mauro Roca, director ejecutivo de TCW Emerging market Group, señaló a Clarín que “el tema de la intervención cambiaria ocupará seguramente una parte importante de la negociación. Es complejo para el caso de una economía bi-monetaria como Argentina y por eso no pueden apli- carse automáticamente recetas que funcionarían en otros países”.
“Por un lado, el FMI trata de preservar las reservas que se ven reforzadas por su préstamo. Pero, por otro lado, por la característica bimonetaria de la economía argentina y las distorsiones del mercado cambiario (que sufre de poca profundidad y falta de liquidez), es importante que el Banco Central tenga capacidad de acción en momentos de dislocaciones de mercado”, explicó Roca, que fue profesor de Finanzas Internacionales en la Universidad de Columbia, un curso basado principalmente en los tipos de cambio.
El plan debe ser aprobado por el staff del organismo y luego por el Directorio Ejecutivo, que tiene muchos casos en consideración y que suele reunirse cada 15 días. Se descuenta que será aprobado y Dujovne ofreció una pista al decir que busca que la luz verde sea “en la segunda mitad de septiembre”. ■