Una noche de emoción, tributo y lágrimas
Organizado por su madre, Cris Morena, en el Gran Rex, también pudo seguirse gratis en pantalla gigante.
Si hay algo que logró Cris Morena fue llenar de alegría y canciones las infancias de ya varias generaciones. Rincón de luz, Chiquititas, Rebelde way, Casi Angeles, Jugate conmigo y, más recientemente, Aliados, son algunas de las producciones que mantuvieron a los mas chicos pegados a la pantalla, y que vieron nacer a muchos de los jóvenes talentos que hoy triunfan a nivel internacional (sin ir más lejos, Lali Espósito está presentando en el Festival de Venecia la nueva película que protagoniza).
Tristemente, su dulzura y talento no pudieron evitar la tragedia: en 2010, el destino quiso que su hija, Romina Yan, la dejara tempranamente, con tan sólo 36 años.
Ayer por la noche -en lo que sería el cumpleaños 44 de Ro-, ni siquiera el Teatro Gran Rex alcanzaba para homenajearla.
Como era de esperar, por la rapidez con la que se agotaron las entradas, los alrededores del teatro estaban colapsados desde una hora antes de la cita. Tanto los que tenían tickets como los que no, se congregaban con la misma ilusión que cuando eran chicos para revivir por un ratito la magia de Romina.
Las puertas no abrieron hasta las 20.30 y la expectativa no paraba de crecer. Gritos, corridas, risas y llanto se mezclaban con banderas, vinchas y fotografías conmemorativas, en una fila que daba la vuelta a la manzana, y que llegó a colapsar el tránsito con vallas que cubrían la mitad de la avenida Corrientes.
Los organizadores no daban a basto, entre la falta de claridad de cuál era la entrada correcta, y la atención a los más desesperados que buscaban colarse o conseguir una entrada de ultimo minuto cueste lo que cueste. “¿Sos de prensa? ¿Puedo entrar con vos?”, la pregunta (casi un ruego) se repetía entre los fans en cuanto detectaban a algún periodista.
A unas cuadras del teatro, el caos disminuía, pero la gente no. El punto clave era Cerrito y Diagonal norte; allí, un grupo grande de personas tenía la vista fija en la pantalla gigante que transmitía en vivo cada momento del gran concierto tributo. Sentados en el piso, con provisiones y abrigos para la noche, los fans se mostraban ansiosos, listos para emocionarse, cantar y bailar.
En su mayoría, el publico estuvo compuesto por jóvenes de entre 20 y 30 años, esos que todavía tienen grabada la contagiosa risa de Romina en su cabeza. Perdidos entre la multitud hay un par de niños que corren por todos lados, y algunos otros que pasan los 40. Hasta que por fin llegó el ansiado momento en el Rex: showtime... La noche abrió de la mano de Benjamín Rojas cantando un tema inédito cuyo título es Romina. Siguieron muchos otros: Jorgelina Aruzzi interpretando Pimpollo; Gerónimo Rauch, Un Pacto; Sandra Mihanovich, Lady Ro. Con las imágenes de Romina Yan omnipresentes en las pantallas, el show mezcló recuerdos, baile, canto y palabras de amor para la memoria de la actriz cuyo nombre fue celebrado por el público cada vez que era pronunciado.
De vuelta en la calle, allí también se sentía el amor eterno por Romina Yan. Cuando el árbol de la vida aparecía en pantalla, allí también estallaban gritos y aplausos. Con los celulares en alto, sonaban los primeros temas musicales y, era inevitable, caían las primeras lagrimas.
En el estribillo de Pimpollo, explotan las palmas, y todos imitaron el baile que ya conocen de memoria. De a poco, frente a la pantalla gigante ubicada cerca del Obelisco, se fue sumando cada vez más gente: los resignados de la puerta del teatro, turistas y hasta vecinos sorprendidos por tanto despliegue...
Al cierre de esta edición, se esperaba las presentaciones de Peter Lanzani, la China Suárez, Axel y Damián de Santos, entre muchos otros. ■