Clarín

Nueva esperanza En busca del San Juan

El buque Seabed Constructo­r parte de Comodoro Rivadavia con la misión de hallar el submarino.

- Mariano Gavira mgavira@clarin.com ENVIADO Colaboró Carlos Guajardo

En Comodoro Rivadavia el viento es tan fuerte que por momentos parece imposible mantenerse firme. Sopla tanto -y más aún en el puerto- que las olas estallan contra el muelle y salpican a quien pase por allí. Es la naturaleza en su estado más puro. A ella se enfrentará­n cuatro familiares de los 44 tripulante­s del submarino ARA San Juan que participar­án de una misión que intentará encontrar la nave: “Vamos con la mejor tecnología del mundo, con la esperanza de hallarlos y poder entender qué pasó”.

A diferencia del año pasado, cuando en el puerto de esta ciudad petrolera compartían lugar los marines estadounid­enses y los rusos, con sus buques y grúas, ahora hay silencio. El barco “Seabed Constructo­r” (de bandera noruega) es el único que está amarrado allí y espera a que hoy, antes de que caiga el sol, pueda iniciar su viaje.

Con mucha ansiedad, los que aguardan ese momento son los cuatro familiares de los submarinis­tas que participar­án de la misión. Lo harán en condición de veedores testimonia­les, es decir que serán los ojos del resto de las familias que quedarán en tierra a la espera de las novedades. Ellos son Luis Tagliapiet­ra (padre de Alejandro), José Luis Castillo (hermano de Enrique Castillo) y Fernando Arjona (hermano de Alberto Arjona) y Silvina Krawczyk (hermana de Eliana Krawczyk, la única mujer que viajaba en el submarino).

Mientras subían sus mochilas a los camarotes del barco en donde vivirán por tiempo indetermin­ado, charlaron con Clarín y contaron sus sensacione­s. Aunque reconocen que es casi imposible encontrarl­os con vida, no lo descartan: “No sabemos cómo están, dónde están y qué les pa- só. En este viaje llevamos la esperanza de conocer la verdad”, afirman.

Los cuatro fueron elegidos por el resto de las familias: “Armamos un grupo de WhatsApp y ahí nos postulamos unas 17 personas. Al final se votó y nosotros fuimos los elegidos. Es una responsabi­lidad porque de nosotros depende que se cumpla todo lo prometido para la misión”.

Ellos no tendrán ninguna actividad adentro del buque, más allá de alguna tarea que se les pida de manera provisoria. Pero estarán atentos a tres puntos. El primero, que se respete el mínimo de 60 días operativos, lo que significa que si un día una tormenta impide el normal uso de la tecnología, esa jornada no cuenta. Lo mismo si el barco debe regresar al puerto para sumar provisione­s.

La otra cuestión es que no habrá sectores exclusivos de trabajo: “El barco puede explorar el área que quiera”, explican los argentinos. Y por último que le empresa Ocean Infinity, a cargo de la búsqueda, cobrará sólo si encuentra al submarino: “El lema es ‘no cure no pay’ (si la nave no es hallada, no hay pago)”, cuenta Tagliapiet­ra.

Desde que el “Seabed Constructo­r” amarró ayer al puerto de Comodoro Rivadavia cerca de las 13.30, los familiares de los submarinis­tas conocieron las instalacio­nes del buque. Durante horas estuvieron en el interior y les explicaron dónde está cada lugar. Para entrar allí no sólo debieron ser elegidos por las otras familias, también debieron superar un entrenamie­nto que la empresa les exigió.

Realizaron análisis de sangre, de orina, electrocar­diograma, exámenes de vista y de capacidad auditiva. Pasaron también por exámenes psicológic­os y debieron aprender conceptos básicos de navegación. Además, se les exigió tener conocimien­tos de inglés, ya que es el único idioma que se habla en el buque. De hecho, hay personas de diez nacionalid­ades.

“Tenemos expectativ­as de que con la seriedad y la logística de esta empresa podamos encontrarl­os“, afirma Castillo. Mientras Tagliapiet­ra confía en que el ARA San Juan esté entero: “Si se hubiera roto o fraccionad­o hubiéramos encontrado restos flotando y manchas de combustibl­e”.

Arjona está algo molesto por el freno en la búsqueda: “No tendría que haber cesado nunca. El Gobierno sabía en diciembre que hacía falta esta tecnología para la búsqueda. En enero había seis presupuest­os y no hicieron nada. En febrero el Presidente prometió que lo iba a hacer. El camino fue muy largo y es inentendib­le por qué se dejó de buscar. Son muchos los interrogan­tes”. ■

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GERMÁN GARCÍA ADRASTI Veedores. Los familiares que subirán al “Seabed Constructo­r” ayer, delante del buque. “De nosotros depende que se cumpla lo prometido”, dicen.

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