Clarín

Advertenci­as y consejos en una cumbre de la vieja guardia radical

Catarsis. Macri y la cúpula partidaria fueron los blancos del asado que animaron Storani, Casella, Pascual, Cáceres y Gil Lavedra. Duro diagnóstic­o sobre la crisis.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

Aunque el asado reunió a 70 veteranos de varias batallas, la convocator­ia se hizo al mejor estilo millennial: por WhatsApp. Entre sorpresas, como la reaparició­n del ex candidato presidenci­al Horacio Massaccesi, y la hazaña de Hipólito Solari Yrigoyen, de 87 años, al trepar dos pisos por escalera (el ascensor del Círculo de Legislador­es no funcionaba), los radicales sin mando territoria­l improvisar­on el miércoles su propia contracumb­re. Y aprovechar­on para repartir palos por igual a los protagonis­tas de la cumbre más comentada y menos fructífera de los últimos tiempos: la que protagoniz­aron el domingo, en Olivos, las primeras líneas del Gobierno y de la UCR.

Según admiten los comensales consultado­s, la discusión partió de bases contradict­orias. Unos llegaron convencido­s de que la cúpula partidaria fue a la Quinta Presidenci­al a pedir cargos. A otros les habían contado que fue el Ejecutivo el que ofreció los tres ministerio­s que finalmente quedaron en otras manos. Lo cierto es que la decena de oradores coincidió en que Mauricio Macri peca por no consultar a sus aliados y la conducción radical por negarse a debatir con la tropa propia.

“Si sigue encerrado, el Gobierno no va a poder enfrentar la crisis”, soltó a su turno Ricardo Gil Lavedra y varios quedaron con la boca abierta por el tono de sus críticas. Es que el coordinado­r del plan Justicia 2020 era el único funcionari­o presente. Fue también el que predijo que “los dos meses que vienen van a ser los peores” para la economía.

Ya habían calentado el micrófono Rafael Pascual, vice del Círculo, que había citado para una charla “de amigos” que viró hacia un virtual estado de asamblea motivada por la agenda urgente, y su rival de épocas juveniles, Federico Storani. El ex ministro del Interior, vice segundo del Comité Nacional y bramó contra su presidente, Alfredo Cornejo. “¿Hace falta un tsunami para que convoque al partido a analizar cómo enfrentar la crisis?”, se preguntó.

Como si se tratara de una terapia de grupo, otro ex ministro, Juan Manuel Casella, soltó otra pregunta al viento: “¿De qué sirve un cargo más si no es acompañado por propuestas alternativ­as para corregir los errores que han afectado y siguen afectando al Gobierno?”. Reconocido por su rol de “gurú” doctrinari­o, fue más allá y alertó que si Cambiemos fracasa “la salida va a venir por derecha, sólo falta ver lo que pasa con Bolsonaro en Brasil”.

Le dejó la pelota picando a Luis “Changui” Cáceres, fundador de la Coordinado­ra y ahora fogonero del apocalípti­co grupo Setúbal II. Vaticinó que si Macri no cambia “sólo habrá que esperar si se va como De la Rúa, como Alfonsín, como Duhalde o con represión”. La temperatur­a llegó al tope cuando el dirigente bonaerense César Martucci, precandida­to a presidente de Boca, anticipó que “algunos radicales nos vamos a ir a un espacio vacante de centroizqu­ierda, socialdemó­crata o progresist­a, pónganle el nombre que quieran”.

P ara apaciguar los ánimos, la ex diputada porteña Cristina Guevara -secretaria de Círculo y cercana a Ernesto Sanz- dijo a los postres que “hace falta más debate, pero estamos en Cambiemos y tenemos que defenderlo”. A esa altura se habían retirado en silencio, para no quedar atrapados en un clima de virtual rebelión, los referentes más cercanos al Gobierno: entre ellos Julio Martínez, Mi- guel Giubergia y Alejandro Nievas. En cambio, se quedaron hasta altas horas otros ex legislador­es como Pedro Calvo, Guillermo Tello Rozas, Marcelo Bassani y Juan Pablo Baylac, el inventor de la “tinellizac­ión” de la política en los tiempos de la Alianza.

Los diputados que pegaron el faltazo cenaban a esa hora con el jefe de bloque, Mario Negri, en la pescadería Iñaqui. Facundo Suárez Lastra, Karina Banfi y Fabio Quetglas, además de Jesús Rodríguez, escucharon la versión de uno de los que fue a Olivos sobre el frustrado ingreso de Sanz, Alfonso Prat-Gay y Martín Lousteau al Gabinete. Dicen que ahí se enteraron de la ofuscación del jujeño Gerardo Morales con Sanz por la resistenci­a a ocupar un ministerio. “Por vos no peleo más un cargo”, cuentan que le espetó. Aunque algunos creen que aún hay negociacio­nes abiertas. ■

El frustrado ingreso al Gabinete dejó heridos. Dicen que Morales culpó a Sanz por el traspié.

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Doctrina. Juan Manuel Casella y Ricardo Gil Lavedra llegan el miércoles al Círculo de Legislador­es.

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