Militarista, xenófobo y favorito para las elecciones del 7 de octubre
Polémico. Diputado y ex capitán del Ejército, ganó notoriedad por su defensa de la pasada dictadura o la propuesta de que la población se arme contra la violencia.
El discurso político habitual de Jair Bolsonaro va más allá del conservadurismo de la élite brasileñas. No usa el barniz de corrección política que suelen tener los candidatos que luchan por llegar a un alto cargo. Nacido en 1955, Bolsonaro defiende “la época gloriosa” de la dictadura militar que gobernó Brasil entre los años 1964 y 1985. Este ex capitán retirado del Ejército en 1988 luego de desempeñarse como artillero y paracaidista es, hoy por hoy, la expresión genuina de la extrema derecha brasileña.
“En mi gabinete tendré muchos militares”, afirma. “Necesitamos jerarquía y disciplina para alcanzar orden y progreso”, dice. Reconoce “no entender” de economía, pero reclama una drástica disminución del poder del Estado. “El libre mercado es la madre de la libertad”, es uno de sus lemas.
Tiene un rasgo que lo diferencia de los demás políticos brasileños. Y es que no pueden adjudicarle actos de corrupción, antecedente que él destaca siempre. No esconde sus opiniones provocadoras. Por ejemplo, ante la violencia dice que hay que responder con más violencia. En un país donde hay 60.000 asesinatos anuales por actos delictivos, promueve una legislación para facilitar el acceso de las personas a las armas. Así, dice Bolsonaro, el hombre común podrá ejercer su “derecho a la defensa”. Para él las armas “son la garantía de nuestra libertad”. Se lo ha visto en varios actos políticos enseñándole a una nena a imitar el formato de un arma, usando las manos.
Con estos rasgos personales, inició su carrera política en 1988 como concejal del Partido Demócrata Cristiano en Río de Janeiro. Desde entonces, logró mantenerse como diputado por ese estado durante siete mandatos. Bolsonaro dice defender los “valores tradicionales” de la familia. Sin embargo fue capaz de decirle a la diputada Maria do Rosário del PT una frase brutal: “Jamás te violaría, porque no lo mereces”.
Bolsonaro propone una profunda reforma educativa para eliminar cualquier tipo de “ense- ñanza de género” en las escuelas. Quiere suprimir las cuotas raciales en la educación superior, lo que afectaría a la población negra. Odia a los sindicatos y políticos de izquierda. Tiene sentencias judiciales en su contra por discriminar a las mujeres, los negros y los homosexuales.
Bolsonaro nació en Glicerio, un municipio del Estado de San Pablo cercano a Campinas, en la región sureste de Brasil. Tuvo tres matrimonios y es padre de cinco hijos, tres de los cuales ya son legisladores.
Su retórica autoritaria asusta a un amplio sector del electorado, pero atrae notoriamente a otro. Tendría casi garantizado más votos que ningún otro candidato, a excepción de Lula da Silva, bloqueado por la justicia. En las elecciones generales de 2014, fue el diputado más votado del estado de Río de Janeiro: logró 464.000 votos; o sea, fue apoyado por el 6% del electorado de la región.
Las últimas encuestas de intención de voto confirman que tiene el 22%, muy por delante del 6% que logra el centrista Fernando Haddad, quien probablemente será el postulante del PT, dada la situación legal de Lula.
Los datos biográficos esenciales dicen que Jair Bolsonaro es hijo de inmigrantes italianos. Tuvo que despedir del Congreso a su última esposa, a quien había contratado como secre- taria, luego de que el Supremo Tribunal Federal dijo que el nepotismo es ilegal en la administración pública. Los medios periodísticos revelaron también que desde 2010 el patrimonio de Bolsonaro creció 150% y tiene varias propiedades, entre ellas, dos viviendas en el exclusivo distrito de Barra de Tijuca, en Río.
Ganó muchos simpatizantes con su discurso de “mano dura” y su admiración por dictadores como el peruano Fujimori y el chileno Augusto Pinochet. “Tengo gente que me apoya en todo Brasil. Algunos hasta me aman”, afirma Bolsonaro. Otros todavía recuerdan que, durante la votación para destituir a la presidente Dilma Rousseff, fue Bolsonaro quien hizo un homenaje en el Congreso al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, que fue jefe del Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI) durante la dictadura militar. Ustra fue responsable de haber torturado a Rousseff. ■