Cacería de Trump para saber quién envió la carta a The New York Times
La publicación desató una crisis política en el gobierno. El presidente cree estar ante una grave “traición” interna.
En el gobierno de Donald Trump se desató ayer una febril campaña para desenmascarar al autor del artículo anónimo publicado el último miércoles en el diario The New York Times, que una veintena de asesores del mandatario han negado haber escrito. Uno tras otro, los miembros del gabinete y consejeros de la Casa Blanca difundieron comunicados en los que negaban haber redactado la tribuna firmada por un “alto funcionario del Gobierno estadounidense” y que describía una campaña de “resistencia” al presidente por parte de varios miembros del Ejecutivo. Según indicó el Times, el autor es un alto funcionario del gobierno “cuya identidad es conocida por nosotros”. En esa columna de opinión publicada sin firma, el autor dijo ser parte de “la resistencia” contra Trump, a quien demolió políticamente porque lo considera “amoral” y sin principios ni ideales democráticos.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, pidió ayer a la población que llamara al diario para reclamar el nombre del autor porque “ellos son los únicos cómplices de este acto fraudulento”. Sanders atacó a The New York Times hablando de “la obsesión salvaje de los medios de comunicación” que protegen la identidad del “cobarde anónimo”. Y agregó que el diario “está manchando irresponsablemente la reputación de miles de maravillosos estadounidenses que sirven con orgullo a nuestro país y trabajan para el presidente”. Enfurecido, Donald Trump criticó públicamente a la persona “cobarde” que escribió la carta y exigió al diario que revele “por razones de seguridad nacional” el nombre del autor con la idea de determinar quién está detrás de la supuesta “traición” contra su gobierno.
Todo esto desató una cacería a dis- tintos niveles, mientras varios funcionarios ya salieron a despegarse. Fue el caso del vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado, Mike Pompeo. “El NY Times debería estar avergonzado y también debería estarlo la persona que escribió ese artículo falso, absurdo y cobarde. Nuestra oficina está por encima de estos actos de novato”, dijo Jarrod Agen, director de comunicación de Pence. “No es mío”, les dijo Pompeo a unos periodistas tras una reunión en Nueva Delhi, en la India.
Según Pompeo, “no debería sorprender a nadie” que el periódico publicara ese texto, que causó un revuelo extraordinario. Añadió que, si realmente lo hizo un alto funcionario norteamericano, nadie debería creer “la palabra de un mal actor, disgustado y engañoso”. Pompeo acusó a los medios de intentar socavar al gobierno de Trump y dijo que la situación es “increíblemente inquietante”.
El miércoles, al publicar la columna sin firma, el Times justificó el hecho afirmando que era “la única manera” de hacerlo, protegiendo la identidad del autor. El autor anónimo decía “trabajar para el presidente, pero colegas de ideas afines y yo hemos prometido frustrar partes de su agenda y sus peores inclinaciones”. Entre otros duros conceptos, agregaba: “La raíz del problema es la amoralidad del presidente. Cualquiera que trabaje con él sabe que no está sujeto a principios fundamentales que guíen su toma de decisiones”.
El director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Dan Coats, también negó cualquier conexión con la carta anónima. Melania Trump, esposa del presidente, dijo que el autor de la carta “no está protegiendo este país, está saboteándolo con sus acciones cobardes”.
El ex secretario de Estado durante la presidencia de Barack Obama, John Kerry, opinó ante la cadena televisiva CNN que el texto de la carta era una confirmación de que la presidencia de Trump “ha descarrilado”. Y agregó que “estamos ante una genuina crisis constitucional”.
Para el ex director de la CIA, John Brennan, la carta es “extraordinaria en todo sentido” porque demostraría “el nivel de inquietud en el seno mismo de la administración”. Según el diario The Washington Post, la carta anónima generó una enorme incertidumbre en la Casa Blanca. Allí algunos expertos en linguïstica están investigando su texto y analizando patrones sintácticos, con la esperanza de identificar así al autor. Otros, como el experto James Thurber, estudioso de temas presidenciales y docente de la American University, dijo que “no hay un antecedente de algo semejante en la historia del país”. ■