Arrancó Masticar y todos buscaron su selfie con los cocineros
Sigue hasta el domingo en el predio El Dorrego. Los chefs famosos son una de las atracciones.
Con mucho público, que aprovechó una tarde absolutamente primaveral, arrancó ayer Masticar. La feria, que en ocho ediciones se convirtió en el evento gastronómico más convocante de la Ciudad, seguirá hoy y todo este fin de semana en el predio El Dorrego, en Colegiales.
Como novedad, este año tiene por primera vez la participación de un país invitado: Perú. Los cocineros peruanos Jorge Carlos Muñoz Castro (Pakta) y Matías Cilloniz Flórez (Mo Bistro) reunieron un auditorio nutrido en una de las clases de cocina, a la espera del plato fuerte del día, la presentación de Gastón Acurio, el impulsor del boom de la cocina peruana y el cocinero más famoso de Latinoamérica.
Pero la verdadera interacción con los cocineros se daba en los pasillos. “No sé cuántas fotos me saco. Una vez Donato (De Santis) vino con un cuenta ganado”, decía Narda Lepes, después de acceder sonriente a sacarse una selfie con una fan frente a su puesto. La conocida chef por primera vez está en Masticar con restaurante a la calle (Narda Comedor).
Donato era otro de los buscados, al igual que Maru Botana y Roberto Petersen, al que la gente esperaba por una foto debajo del food truck de los hermanos. “El que encuentra el primer famoso gana cinco puntos”, se animaba un grupo de amigas veinteañeras al mediodía, recién abierta la feria, con un pre opening especial para los clientes de un banco.
En los puestos, además del de Petersen y el de Narda, estallaba de clientes el de La Mar, a tono con el invitado Perú. Allí, el equipo local de Acurio sirve cebiche y suspiro limeño. Otros stands que llamaban la atención por sus platos eran Aramburu, con un vistoso caracú; Tegui, con el caldo de gallina servido con una garra de ídem; el asador de Don Julio y el stand de Elena, con su comentada polenta blanca con chorizo de cordero. En los 37 puestos se ven- den en promedio tres platos, en general entre 90 y 150 pesos.
Mucha concurrencia, y curiosa, había también en el Mercado, el espacio de productores que es el corazón de la feria. “Hay que derribar el mito de las heladas”, explicaban en el puesto de los productores de alcaucil platenses, donde una canasta llena atraía por su color violeta: es que aunque parezca que la helada lo estropea, el vegetal tiene más sabor. Las naranjas sanguíneas (que al cortarlas son rojas) y el tomate de árbol de Tucumán son otros hits de los vegetales que trajeron este año.
Es que uno de los objetivos de la feria es educar en consumir productos de estación. Por eso hay una huerta en la Plaza de Niños y verduritas de tela para que los nenes jueguen. “Le encanta comer”, decía la mamá de Pietro, un año, mientras el chiquito iba de un lado al otro recogiendo limones y lechugas de mentira. Un pequeño foodie en entrenamiento para las futuras Masticar. ■