Clarín

Patricia Sosa y Chucho Valdés: imperdible

La cantante argentina y el notable pianista cubano presentan “Once - Concierto para dos”, con un repertorio de boleros y baladas.

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Si es cierto que eso que se llama destino realmente existe, mucho tiene que ver con lo que sucederá este fin de semana en el Gran Rex y en Junín, cuando sobre el escenario del teatro porteño - esta noche- y sobre el del Festival Cultura Campo -el domingo-, la voz de Patricia Sosa y el piano de Chucho Valdés confluyan en boleros, baladas y zambas.

Es que, de qué otro modo explicar que un pocillo de café derramado sobre una camisa haya resultado en un encuentro artístico como el que la cantante argentina y el pianista cubano comenzaron a corporizar un par de años atrás, y que dio por resultado, hasta ahora, un álbum que conjuga boleros y baladas ( Once - Concierto para dos), un concierto en el bello Teatro Alicia Alonso de La Habana apenas un mes atrás, y estas dos nuevas presentaci­ones.

Porque, además, los caminos de Sosa y de Valdés no son de ésos que uno suponga que puedan cruzarse en cualquier momento. La primera, en viaje de los covers y el pop de Nomady Soul al territorio de la balada y el pop latino con escalas en el rock de La Torre y permanente­s visitas al folclore; el segundo, en un virtuoso recorrido que inició en los últimos ‘50 y que sigue transitand­o por esa ancha avenida en la que el jazz y la música cubana se hacen uno, sin por eso perder sus propias identidade­s.

Creador de Irakere, referencia ineludible de la música de la isla, de donde surgieron básicos como Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval, Chucho tuvo en su padre, Bebo, su propio faro artístico, que siguió alumbrando su carrera aún cuando en 1960 decidió abandonar su país por discrepanc­ias con el régimen político instalado con la Revolución y dio inicio a un alejamient­o que duró 18 años, cuando hijo y padre se reencontra­ron en Nueva York durante una gira de Irakere.

Para entonces, el nombre de Chucho ya había trascendid­o la frontera del malecón, merced, en parte, a su propia obstinació­n por vencer arbitrarie­dades como la prohibició­n de “tocar jazz” o la de usar batería en alguno de sus proyectos porque “los platillos sonaban norteameri­canos”. Sin embargo, el plan de seguir los pasos de su padre nunca estuvo en la cabeza de Chucho -“Siempre pensé que era mejor quedarme y tratar de superar esos obstáculos”, dice-, que hoy reparte su tiempo entre Florida, en los Estados Unidos, su Cuba natal y Málaga; siempre y cuando no esté girando por el mundo.

El itinerario del pianista, que cuenta en su haber con seis Grammy y cuatro Grammy Latinos, indica que tras varios conciertos con Gonzalo Rubalcaba, su paso por la Argentina antecede a una serie de presentaci­ones por Europa con su proyecto Jazz Batá, para luego embarcarse en el Jazz Cruise. Nada mal para sus 76 inquietos años, desde los que acaba de grabar Jazz Batá II, disco en el que homenajea a su padre.

En medio de su febril ida y vuelta, Valdés fue cautivado por la voz de Patricia Sosa, a quien le propuso trabajar en un repertorio que fue incorporan­do boleros, baladas y algunas perlas folclórica­s como una fantástica versión de Alfonsina y el mar, que no son parte de Once - Concierto para dos, pero que todo indica que sí sonarán en vivo este fin de semana.

La primera cita es esta noche, a las 20.30, en el Gran Rex, Av. Corrientes 857 (entradas desde $ 400, por Ticketek), y el domingo, a las 20, en el cierre del Festival Cultura Campo (ver recuadro Un festival...), en el que la cantante presentará Patricia Sosa canta Folclore, con Chucho Valdés como invitado. ■

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Qué Chucho, Patricia. En La Habana, Cuba, durante el estreno del espectácul­o, el pasado 11 de agosto.

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