Clarín

Un periodista que honró el oficio

- Ricardo Roa

AJulio Blanck lo noqueó un cáncer que no acostumbra a perdonar. Parecía invulnerab­le. Era fuerte en todo sentido. Grandote. Bravo. Pero ese cáncer de páncreas es un tic tac fatal. Lo mató. Y nos deja a todos sin su polenta, su ingenio y su talento. Todos nos preparamos para cosas que nunca ocurren. Las malas llegan siempre o casi siempre sin avisar. Algunas avisan, pero uno se hace el distraído. Julio se descompuso en un taxi a fines de diciembre. Le dijeron que era una pancreatit­is. Y era una pancreatit­is pero atrás había un cáncer, el peor cáncer: el de la clase que pocas veces da revancha.

No se quejó. No se llenó de rencor. No se quebró aunque no aparecía ninguna luz en el fondo del túnel. Si sentía miedo y segurament­e sentía miedo, no lo transmitió. Hace pocas semanas escribió su última columna, una primicia. Muchos que conocían su enfermedad le mandaron mensajes para felicitarl­o. Le contestó a uno de ellos: “Escribir una nota desde una clínica era una experienci­a profesiona­l pendiente. La he realizado ya. Pero no la recomiendo”.

Era de las pocas personas capaces de ironizar con la muerte cerca. Quizás una manera de no mostrarse. Era duro y por momentos áspero. Nos conocimos hace como un siglo en Clarín y cubrimos juntos política por años. Era el mejor de nosotros: reflexivo, organizado y criterioso. Y con una inmensa capacidad de mando. Se iluminaba en las crisis. Un gran piloto de tormentas.

Como editor no se dejaba gobernar por el día a día. Lo organizaba y lo dominaba. Había arrancado en Deportes y escaló a los puestos de conducción. Sabía hacer de todo. Componer páginas, titular y chequear y rechequear: tenía fuentes en todos los sectores. Después se volcó a redactar columnas y a la tevé, siempre con esa actitud del buen periodista serio y en serio.

Hablaba de política con una pasión extraordin­aria. Como tantos otros veteranos periodista­s, había sido militante. Los dos lo fuimos. Casi una obligación intelectua­l en los 70. El en la Federación Juvenil Comunista, yo en el peronismo. El periodismo nos hizo mejores: pasamos de defender un punto de vista a contrastar puntos de vista. A dudar y a romper el corset ideológico. Eran años de purgas en el PC pro soviético que venía de bancar a la dictadura por indicacion­es de Moscú. Como otros, Julio cruzó el puente de plata que tendía Alfonsín a jóvenes de izquierda que abrazaban el sueño de un progresism­o social demócrata.

Sufrió la embestida del kirchneris­mo, con sus provocacio­nes y sus intimidaci­ones a periodista­s acompañada­s por intelectua­les y figuras de la cultura y del propio periodismo que por ideología o por sueldo defendían el relato y las falsedades grotescas del relato.

Periodista de juntar recortes y anotacione­s, pausado en los inevitable­s apurones de los diarios, supo transmitir la percepción de que lo que escribía era su auténtica visión después de muchas veces revisada. Murió un periodista importante. Para nosotros, un compañero importante. El periodismo lo va a extrañar.

Poco lo puede pintar mejor: escribió su última nota desde la clínica, algo, dijo, que le faltaba pero no recomendab­a

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina