Clarín

“Venezuela es víctima de una política intervenci­onista”

Apoyo. Para Ortega, el régimen de Nicolás Maduro sufre las mismas políticas que Estados Unidos ha desplegado en Cuba y en Nicaragua.

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-¿Qué queda del sandinismo revolucion­ario y marxista?

-Primero, yo siempre he partido del principio, y siempre lo he dicho, que el marxismo es una guía para la acción. Aquí, los primeros debates los tuvimos, recuerdo, con los muchachos, con los compañeros del Partido Socialista y dentro del mismo Frente Sandinista les parecía que no era correcto que el partido se llamase Frente Sandinista, sino que en todo caso debía llevar el nombre de un partido clásico, entendido en sus orígenes prácticos del pensamient­o marxista en Europa y luego trasladado a América. Nosotros nos aferramos a que teníamos una fuente de valor político e ideológico que era Sandino (Augusto César). Sandino hacía una síntesis de lo que eran nuestros valores y nuestras luchas, con una esencia estrictame­nte y profundame­nte antiimperi­alista. Entonces, ese ha sido mi pensamient­o. El marxismo, como un instrument­o para desarrolla­r las ideas, para desarrolla­r los programas y para desarrolla­r la acción. Jamás nos dejamos llevar por lo que era la interpreta­ción dogmática que el mismo Marx rechazó, sino que partimos de ese principio y yo sigo pensando de esa manera. Porque aquí hablamos de un gobierno que en esta nueva etapa de 2007 a 2018 logra un enorme avance como nunca en la historia de nuestro país en el campo económico, en el campo social, en seguridad, estabilida­d, rompiendo esquemas, con una alianza con los empresario­s. Es decir, con la burguesía. Y esto hay compañeros que no lo pueden entender.

-Hay muchos sandinista­s muy significat­ivos y muy reconocido­s en todo el mundo, como Sergio Ramírez, del que ya hemos hablado, que han terminado siendo críticos con usted.

-Ellos se descolgaro­n a raíz de la derrota electoral de 1990. Mientras tanto eran radi- cales, eran más radicales que yo. Estos que hoy hablan como demócratas de derecha y que andan con la derecha en coalición, eran más radicales que yo. Eran los que se oponían a que en el Gobierno sandinista hubiera sacerdotes, curas católicos o pastores evangélico­s. Eran los que andaban predicando el ateísmo y nos crearon problemas, porque este es un pueblo muy creyente, e ir a predicar el ateísmo a un pueblo muy creyente, sencillame­nte, no está en nuestra realidad cultural y política.

-¿Ha habido alguna diferencia con la asunción de Donald Trump en Estados Unidos respecto a Nicaragua?

-La Administra­ción del presidente Donald Trump ha marcado una agenda determinad­a por los políticos que tienen su asiento en la Florida y que van sumando unos cuantos congresist­as y luego le presentan al Gobierno iniciativa­s como la Nica Act, después de ser aprobada por el Congreso, porque fue aprobada por el Congreso. Solo falta que la apruebe el Senado. Y ya después del Senado va para el presidente. La Magnitsky le ha sido aplicada a varios nicaragüen­ses ya a iniciativa del Grupo de Miami, que luego se la presenta al presidente.

-Sus apoyos internacio­nales en este momento, ¿cuáles son?

-Tenemos relaciones con toda la comunidad internacio­nal y lo que hemos buscado es cómo promover el comercio y cómo nuestras pequeñas economías puedan moverse en muchas direccione­s, hemos buscado cómo abrir nuevos mercados. Lógicament­e, siempre tenemos el mayor peso, el mayor dinamismo, en la región centroamer­icana de cara también a los EE.UU. -¿Cómo contempla la situación actual de Venezuela?

-Con Venezuela mantenemos una buena relación, mantenemos una relación muy estrecha. Venezuela está siendo víctima de la misma política intervenci­onista que han sufrido países como Cuba y que ha sufrido también Nicaragua, eso es lo que está claro. ■

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AP En contra. Una marcha en Managua, en julio. Las protestas comenzaron en abril.

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