El ceviche se convirtió en estrella de la feria Masticar pero el trono es del asado
Hubo largas filas para probar el plato con pescado y otras delicias de Perú, el país invitado. Pero las parrillas explotaron de gente. Las cervezas artesanales ganaron espacio y las provincias ofrecieron productos típicos en el mercado.
Carne y ceviche fueron las estrellas de la segunda jornada de la feria Masticar, que seguirá hasta mañana en el Dorrego. Las largas filas para probarlos estuvieron a tono con la propuesta de esta octava edición: Perú como invitado, aunque su participación no opacara el gusto local por las opciones carnívoras.
Pero la presencia del país se sintió: La Mar, del peruano Gastón Acurio, fue uno de los locales más concurridos. La cola para probar su ceviche mítico era sólo para valientes. Sin embargo, algunos fueron únicamente por lo dulce: “Quiero probar el helado de ‘suspiro’”, contó Magdalena Zucal (26), que aprovechó su franco para llegar desde Olivos. Y señaló una de las claves de la feria: “Está buenísimo poder probar platos de restauran- tes que me encantan a un precio mucho más bajo”. Eso ocurrió en todos los puestos pero fue especialmente evidente, por ejemplo, en Elena, crecido bajo el ala del coqueto Four Seasons, y cuyos platos en la feria están a entre $ 120 (buñuelos de acelga y garbanzos) y $ 150 (chorizo de cordero pomarola con polenta blanca).
Fuera del galpón, en el centro del predio del Dorrego, los puestos de brasas explotaban de gente ansiosa por los sándwiches de vacío al asador, las pizzas a la parrilla y las pamplonas. En El Pobre Luis, uno de los más visitados pasado el mediodía, los bonaerenses Ramiro (23, de Bragado) y Mariana (20, de Daireaux) esperaban para pedir churrasquitos de cerdo. “Es la primera vez que venimos. Nos sorprendió: no pensábamos que iba a ser tan grande”, reconoció él. A metros, Narda Comedor hervía de clientes dispuestos a probar el “mbe- ju que lo parió”, un crocante de mandioca y queso que lleva huevo, palta y yogur.
Lejos de los puestos de brasas había otra opción carnívora preferida por el público: Carne, del argentino Mauro Colagreco, considerado el mejor chef de Francia. Más allá del gusto tradicional, lo más pedido fue la novedosa hamburguesa Virgilio, que en lugar de pan común tiene uno a base de maíz morado y suma praliné de maíz cancha, miel y ají andino.
También hubo opciones para los vegetarianos, “que cada vez son más”, reconocieron en Basa. Por eso, crearon uno de sus platos vedette: polenta ahumada frita y ragout de hongos.
En dulces ganaba La Wafflería de Compañía de Chocolates. Allí el público se dividió entre los waffles de frutos rojos y los clásicos de chocolate y dulce de leche.
Pero no todo fue masticar: a las 15, la temperatura trepó a 21° y, quizás por eso, las bebidas tomaron la delantera. Este año la cerveza artesanal ganó protagonismo con más marcas para disfrutar en patios creados para la ocasión, en lonas sobre el pasto o en decks escalonados. Y fue el debut en el evento de La Fuerza, que refrescó la tarde con vermut rojo -el favoritoy blanco, elaborados en Mendoza.
De esa y de las otras 23 provincias argentinas fueron los productos frescos de estación ofrecidos en el mercado, más grande que nunca y para algunos el principal motivo de visita a la feria. Fue el caso de Roberto Lasarte (40), que trabaja en Colegiales y
se hizo una escapada a Masticar para
comprar trufas de Coronel Suárez y nueces del norte argentino. “Son mucho más sabrosas”, explicó mientras esperaba en Iwao -del chef Iwao Komiyama- para pedir sushi, opción que este año debuta en el evento.
“¡Es verdad, es re suave!”, dijo una clienta después de probar dulce de le
che tandilense en otro puesto. Unos metros más allá, otra mujer olía orégano mendocino, y, algo más alejada, una pareja tocaba la yaka traída de
Misiones, característica por su gran tamaño y su cáscara espinosa.
No sólo se ofrecen productos nacionales sino también de Perú. Además del tradicional pisco, lo que más llamó la atención del público fue la
lúcuma, fruta casi desconocida que, como tantas otras cosas en Masticar, también es una experiencia.