Clarín

Del riesgo de vida a la puerta de la gloria

- Juan Cruz Fagan jcfagan@clarin.com

Poco a poco, una mueca de sonrisa vuelve a dibujarse en el rostro de Serena Williams. Vaya si fue un año de sensacione­s encontrada­s para la tenista que ganó 23 Grand Slams. Todo sucedió en poco más de un año tras haber dado a luz a su primera hija, Alexis Olympia, fruto de su relación con Alexis Ohanian.

Meses después de convertirs­e en madre y de haber vuelto al circuito, se supo que tras el parto la menor de las hermanas Williams sufrió una embolia pulmonar y debió permanecer en un reposo extremo. No sólo eso: hasta se temió por su vida.

“No fue sino hasta seis semanas después de haber dado a luz que pude salir de la cama. Estuve muy mal de salud. Temí por mi muerte”, reveló Williams tras su vuelta.

Tal y como fueron sus primeros pasos como madre, su regreso no fue para nada sencillo. Luego de desistir de su participac­ión en la gira de Oceanía y en Australia, Williams retornó a las canchas en Indian Wells en marzo.

Pese a que mostró destellos de su gran calidad, se la notó falta de ritmo. En su segundo torneo, en Miami, se cruzó con quien hoy será su rival en la final del Abierto de Estados Unidos (25.280.400 dólares): la japonesa Naomi Osaka.

En Roland Garros llegó hasta los octavos de final donde debía enfrentar a la rusa Maria Sharapova, pero no alcanzó a presentars­e por una le- sión en un brazo. Sin embargo, el impacto corrió por otro lado. Con una suerte de body negro ajustado al cuerpo, al que algunos compararon con el traje de Gatúbela, el personaje de Batman, causó revuelo. A tal punto que días antes del inicio de Flushing Meadows su atuendo fue prohibido por los organizado­res del torneo. Considerar­on que “hay que respetar ciertos límites”. Ella no se hizo demasiado problemay dijo que en el mundo de la moda no hay que repetir. En una rápida movida marketiner­a, Nike escribió en su cuenta de Twitter: “Pueden sacar de su disfraz al superhéroe, pero no sus superpoder­es”.

En esa montaña rusa a la que se subió, Williams logró un sorprenden­te rendimient­o en Wimbledon. Allí per- dió en la final frente a a la alemana Angelique Kerber, quien se impuso por un doble 6-3 y se tomó revancha de la definición de 2016.

Pero más allá del tenis, Williams es una estrella que brilla alto en el firmamento de su deporte porque más allá de los títulos obtenidos es la tenista que más dinero embolsó en la historia con 86.383.301 dólares.

Luego de tantos vaivenes, Williams (17ª favorita), que en las semifinale­s superó a la letona Anastasija Sevastova (19ª) por 6-3 y 6-0, está lista para enfrentar por segunda vez en el año a Osaka (20ª preclasifi­cada), que viene de superar a la también estadounid­ense Madison Keys (14ª) por 6-2 y 64. Claro está que el contexto será totalmente diferente. La local buscará igualar el record de Margaret Court de 24 Grand Slams mientras su adversaria disputará, con 20 años, su primera final de un torneo de tamaña envergadur­a. Gane quien gane, el mundo femenino del tenis seguirá girando alrededor de Williams. ■

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