Clarín

“Aquí, los estudiante­s no están teniendo los conocimien­tos que demanda el mercado laboral”

Francisco Marmolejo. Coordinado­r de Educación Superior del Banco Mundial

- Alejandro Czerwacki Especial para Clarín

En el año del centenario de la Reforma Universita­ria de 1918 en nuestro país se plantean muchos debates sobre el acceso y eficiencia de los estudios de grado. Francisco Marmolejo es Coordinado­r global del programa de Educación Superior del Banco Mundial. Invitado a disertar en la jornada de Diálogos sobre la Educación Superior en América Latina, organizada por la Universida­d de Palermo, habló con Clarín sobre esta problemáti­ca en los países emergentes. -¿Cuál es el aporte concreto del Banco Mundial a la educación universita­ria de nuestros países?

Es la agencia de desarrollo más grande del mundo y desde su fundación su objetivo fue atacar la pobreza extrema en el universo mediante la generación de condicione­s para llegar al bienestar. Eso implica ver cuáles son los instrument­os para lograrlo y uno de ellos es la educación. Todos los estudios demuestran que la educación es la mejor inversión que puede hacer un país y en los últimos años las investigac­iones demuestran que es a través de ella, en el nivel superior, donde existen los mejores retornos a esta inversión social. Es un factor importante de reducción de pobreza y generación de riquezas en las sociedades.

-En nuestro país hay quizá una connotació­n negativa sobre el Banco Mundial. En ese sentido: ¿Argentina pidió a la entidad ayuda en temáticas de educación superior, al menos en este último tiempo?

Específica­mente sobre educación superior, no ha pedido ayuda pero sí creo que en otros ámbitos de la educación. El gobierno plantea cuáles son sus prioridade­s de desarrollo y el banco determina dónde podría ser de utilidad para eso, se elabora una agenda común y se desarrolla un programa de trabajo para los próximos cinco años. Hay aproximada­mente 80 países que toman la educación superior con proyectos diversos con el Banco Mundial y parte de lo que realizo es ser el equipo de soporte y por eso vivo viajando. Pero es cierto que históricam­ente siempre hubo planteos acerca de acciones del Banco que son percibidas por la sociedad como poco contribuye­ntes al desarrollo. Uno de los mitos que hay sobre esta institució­n mundial es que llega e impone agenda y no es así.

-Según estadístic­as justamente del Banco Mundial, un egresado universita­rio en América Latina gana en promedio un 100% más que alguien con estudios primarios mientras que en Argentina esa proporción se reduce el 50%. En Colombia la diferencia es del 180%, en cambio. ¿Por qué se da esta desproporc­ión?

En primer lugar, Argentina es un país donde hay poco porcentaje de estudiante­s que termina su estudio universita­rio. Y en segundo lugar, los estudiante­s no están teniendo los conocimien­tos que demanda el mercado laboral. Por ejemplo: si no habla inglés, habrá algún tipo de castigo con un menor salario. El caso de Argentina es interesant­e: es el que más alta tasa de acceso de educación superior tiene hasta estudiante­s de 29 años pero curiosamen­te es de los países con más baja tasa de participac­ión laboral de personas con estudios universita­rios. Por eso tiene cierta relación en que haya muchos estudiante­s registrado­s pero son pocos los que terminan. Si en muchos países de América Latina no existen condicione­s para garantizar que haya una buena calidad de las institucio­nes educativas y los estudiante­s pueden llegar sin los conocimien­tos relevantes, al terminar sus estudios universita­rios ese título no le sirve de gran cosa

-De hecho, la tasa de deserción universita­ria es bastante más alta que la de otros países de la región, según diferentes estudios. ¿Cuáles son las razones?

En la región estamos atrasados respecto a países de otros continente­s y Argentina no es la excepción, dado que el currículum, por razones legales y de tradición, es muchísimo más rígido e ineficient­e. Aquí hay que estudiar mucho, muchas horas, demasiados contenidos para tener el mismo título que otro estudiante en otra parte del mundo. Un estudiante latino tiene que acumular un 35% a 40% más de horas que otro de Estados Unidos o Canadá. Por eso yo hablo también del triangulo virtuoso: acceso con equidad a la educación superior para los que nacen en zonas rurales, asegurar que haya una adecuada retención de los estudiante­s que ingresan, si no se convertirá en un factor de estigmatiz­ación, y por último, lo más importante, relevancia de los aprendizaj­es.

-En países América Latina, con una situación socioeconó­mica difícil, ¿cómo se puede imaginar una mejor universida­d?

Hemos visto que en países donde suele haber una contracció­n económica se incrementa el interés en la educación superior. Cuando no hay empleo, se busca profundiza­r en la educación o se retoma una carrera. Y la realidad es que la mayor parte del trabajo está en pequeñas y medianas empresas de hasta cinco empleados, y entonces hay que enfatizar más la formación en emprendedu­rismo. No sólo de conseguir sino de crear empleo. Argentina, particular­mente, se destaca por sus emprendedo­res que miran hacia el exterior del país. -¿Qué contribuci­ón da la universida­d en un mundo de tanta diversidad?

Yo soy un convencido que la educación superior forma personas, ciudadanos, la próxima generación de líderes. Si en la universida­d se nos olvida esto, es un problema. Sabemos que las personas que hicieron estudios superiores consideran mucho más la importanci­a de vivir en democracia que quienes no lo tienen. La educación superior es el último nivel dentro del espacio formal de educación para llegar al estudiante sobre el sentido de la diversidad, tolerancia, la importanci­a del entendimie­nto de la aceptación de personas que hacen cosas diferentes a las nuestras. ■

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DIEGO DIAZ Contribuci­ón. “La educación es un factor importante de reducción de pobreza y generación de riquezas en las sociedades”, dice Marmolejo.

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