Clarín

Imprudenci­a y alcohol al volante: cuatro muertos en dos choques

El primer siniestro lo protagoniz­ó Nahuel Zárate, ex futbolista de Boca, en la General Paz. El segundo fue en Ramos Mejía. La violación de las máximas causa el 61% de las muertes. En la Ciudad detectan un conductor alcoholiza­do cada dos horas.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

El primer accidente fue en la General Paz y al volante iba Nahuel Zárate, ex futbolista de Boca. Murieron un taxista y su pasajero. El segundo ocurrió en Ramos Mejía, cuando el auto en el que viajaba un grupo de chicos que volvía de bailar chocó contra otro y causó la muerte de un padre y su hijo. En am- bos casos venían manejando a gran velocidad. El chico del accidente en Ramos dio positivo en el control de alcoholemi­a; Zárate se negó a hacerlo. La violación de las máximas causa el 61% de las muertes en el tránsito. En la Ciudad se detecta un conductor alcoholiza­do cada 2 horas.

En 90 minutos, cuatro muertos. Ese fue el saldo que, ayer a la madrugada, provocó la combinació­n de alcohol y exceso de velocidad al volante. Al sur de la Ciudad de Buenos Aires y al Oeste del Conurbano bonaerense, cuatro personas murieron en dos choques protagoniz­ados por conductore­s que se trasladaba­n mucho más rápido de lo que debían y, según creen los investigad­ores, con alcohol o droga en sangre.

Otra vez, además, los protagonis­tas de los accidentes fueron jóvenes, algo que lamentable­mente se repite tanto a nivel de la Ciudad como en todo el país (ver Página 4).

El primer siniestro vial ocurrió sobre la General Paz, en el barrio de Vi- lla Riachuelo. El auto que conducía Nahuel Zárate, ex futbolista de Boca, embistió a altísima velocidad a un taxi, provocando la muerte del chofer y el pasajero. Todo ocurrió a las 5 de la madrugada, cuando todavía no había amanecido, a la altura de la calle Madariaga, y fue registrado por las cámaras de seguridad de la Ciudad.

Las imágenes impactan: siguiendo la fluidez del tránsito, en sentido hacia Liniers, se ve un taxi Chevrolet Corsa. Todo parece normal hasta que aparece un auto negro, que desde atrás lo golpea y lo arrastra hacia adelante, transfirié­ndole toda su velocidad. Los dos autos quedan tapados de humo. Y en el taxi, los ocupantes mueren. Según pudo reconstrui­r Clarín, falleciero­n en el momento. Eran Norberto Rodolfo Brienza, un taxista de 55 años, y Néstor Francisco Mor- mandi, un técnico óptico de 54.

La trompa del Volkswagen Scirocco de Zárate quedó hecha acordeón, con el paragolpe casi en el parabrisas y con la ventanilla del conductor estallada. Aplastado dentro de la carcasa, estaba él. Médicos del SAME lo atendieron y trasladaro­n al Hospital Santojanni, con varios traumatism­os pero sin pérdida de conocimien­to. Según fuentes policiales, se negó dos veces a someterse al análisis de saliva con el que se buscaba saber si estaba borracho o drogado al momento del impacto.

Zárate tiene 25 años y es futbolista. Jugó en Boca, Godoy Cruz de Mendoza, Unión, Atlético de Tucumán y en la actualidad estaba sin club. Ahora enfrenta una acusación por doble homicidio culposo y pasó la noche incomunica­do en una alcaldía de la Policía de la Ciudad. El Juzgado Criminal y Correccion­al N° 22, a cargo de Guillermo Rongo, definirá su futuro (ver Página 4).

También ayer, casi al mismo momento en que el Juzgado Nacional N° 22 intervenía en el caso protagoniz­ado por Zárate, al Oeste del Conurbano, la Unidad Funcional de Instrucció­n N° 1 de La Matanza recibía una alerta por homicidio vial. El segundo del domingo: también con dos muertos.

Ocurrió a las 6.30, en el cruce de la avenida Rivadavia y Maipú, en Ramos Mejía. Un Chevrolet Cruze negro en el que viajaban cinco jóvenes que salían de bailar embistió un Chevrolet Corsa gris y mató a sus dos ocupantes. Los autos quedaron formando una U sobre Rivadavia, y el gris sin techo, como abierto de par en par con un abrelatas.

El velocímetr­o del auto que provocó el accidente en el Conurbano quedó clavado en 190 km/h.

La Policía debió cortar la estructura para sacar a las víctimas: Eduardo Federico Copa, de 48 años, maquinista del subte A, y su papá, Osvaldo Demetrio Copa, de 72, quien fue trasladado al Hospital de Haedo, donde murió horas después.

En tanto, el conductor del Cruze negro, identifica­do como Gianfranco Meloni, de 21 años, quedó detenido, en primera instancia, por el delito de homicidio culposo. Pero, tras la muerte de Demetrio, el fiscal Gastón Duplaá recaratuló la causa a homicidio simple, una figura legal más grave. Anoche, fuentes de la investigac­ión confirmaro­n que el joven tenía 0,63 gramos de alcohol por litro de sangre, cuando el límite es 0,5. Además, contaron que dos de los chicos que viajaban con él le habían pedido que bajara la velocidad o parara. Y que el velocímetr­o, tras el impacto, quedó clavado en 190 km/h.

Ni la manera en la que Zárate decidió manejar ni la de Meloni, son una novedad. En la Ciudad, el 61% de los siniestros con víctimas fatales se desencaden­an por exceso de velocidad. Mientras que la mitad de las multas que se hicieron el año pasado también se debieron a esta infracción.

En simultáneo, también en las calles porteñas, cada dos horas un conductor da positivo de alcoholemi­a, según la Fiscalía de la Ciudad. ■

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CONSTANZA NISCOVOLOS Destrozado. Así quedó el Chevrolet Corsa en el que viajaban las víctimas Osvaldo y Eduardo Copa, que eran padre e hijo, en el accidente de Ramos Mejía.

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