Los jóvenes, protagonistas principales de los peores siniestros
Son tanto causantes como víctimas de los choques más violentos. El 40% de los muertos tiene entre 15 y 35 años.
Nahuel Zárate tiene 25 años. Los chicos del accidente de Ramos Mejía son veinteañeros que volvían de bailar. Patricio Ávila, el adolescente que cayó con su auto desde la General Paz a fines de julio, tiene 19 años. Alejandro Radetic y Alejandro Biscardi, los conductores que corrieron una picada en la 9 de Julio hace poco más de un año, no llegan a 40 años. No es una casualidad, como tampoco la de tantos otros antecedentes, porque hay una cuestión común: los más jóvenes son los principales protagonistas de los siniestros viales más violentos, tanto porque los causan o porque los sufren.
Así lo muestran los números, con crudeza. Según un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre las personas de 15 a 35 años, que a la vez son el 40% del total de las víctimas fatales. Este último dato es a nivel nacional, sobre las 5.420 víctimas fatales que hubo el año pasado en todo el país. Pero se repite, casi calcado, en las calles porteñas, según las estimaciones oficiales.
No es casualidad, tampoco, que históricamente las madrugadas de los sábados y los domingos sean los momentos en los que suelen darse los choques más brutales. Es, como se sabe, el momento en que los más jóvenes vuelven de bailar.
Por falta de percepción del riesgo, porque en algunos casos son los más jóvenes los que corren picadas, por falta de educación vial. Los motivos de esta tragedia son varios. Pero hay uno que se destaca: el alcohol al volante. Y aquí aparece otro dato que asusta: una encuesta del Observatorio Vial de la Ciudad reveló que cuatro de cada diez jóvenes cree que si toma “un poco” igual puede manejar.
En ese informe también se señaló que los hombres de entre 18 y 35 años son los que más suelen dar positivo en los controles de alcoholemia. Y también que el 15% de las personas que respondió la encuesta reconoció que en los meses anteriores había manejado un auto luego de beber.
Lo llamativo es que el 96,9% de los que contestaron se mostró de acuerdo con que el alcohol al volante es peligroso y apoya que el Estado haga controles. Es decir que piden sanciones a quienes cometen una infracción que, justamente, ellos también hacen de manera habitual.
El límite de alcoholemia que establece la ley es de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para automovilistas particulares, de 0,2 para los motociclistas y de cero para los conductores profesionales.
Una de las iniciativas que habría que impulsar, según los especialistas en seguridad vial, es la del “conductor responsable”. En los últimos años sólo hubo algunas campañas oficiales, aisladas, en este sentido. ■