Clarín

Doble estreno para el chileno Alberto Fuguet

El autor presenta su nuevo libro, “VHS”, en formato electrónic­o y “Cola de mono”, su última película.

- Martiniano Cardoso

Torrent, on demand, online: palabras que son moneda corriente en el mundo cinéfilo y cibernétic­o. Hoy, la última película de moda o la ganadora de un festival está a solo un clic de distancia. El escritor chileno Alberto Fuguet lo sabe y lo practica asiduament­e; pero en su último libro VHS (Unas memorias), solo disponible en ebook en nuestro país, decide narrar su adolescenc­ia a través de las películas que marcaron su formación emocional, profesiona­l y sexual. Se trata de una crónica autobiográ­fica de sus años de juventud, articulada en torno a su fascinació­n por el cine y la ciudad.

Además, Fuguet acaba de presen- tar en el SANFIC (Santiago Internacio­nal Festival de Cine) su última película, Cola de Mono, un thriller sobre dos hermanos que incluye sexo homosexual explícito, y que también transcurre durante la dictadura. Cabe recordar que Fuguet hizo su coming out, o “salida del armario” a través de su narrativa.

Protagoniz­ada por los hermanos Santiago Rodríguez-Costabal y Cristóbal Rodríguez-Costabal en los roles de los también hermanos Vicente y Borja, Cola de mono consiste a grandes rasgos en la historia del despertar sexual gay de un muchacho de 17 años durante la Nochebuena de 1986. Este fue el diálogo telefónico que sostuvimos.

-¿De qué manera se conectan el libro VHS y la película Cola de Mono? -En un principio, Cola de Mono era el guión de un corto que escribí para un amigo. Mientras me preparaba para filmar otra película. A mi amigo le gustaba el terror y el gore. Cuando comencé a escribir VHS sentí que era un libro que tenía que ver con mi memoria emotiva, con la manera en que ciertas películas, más bien de “clase B”, habían influido en mí y habían contribuid­o a mi despertar emocio- nal, sexual y cultural. Era la manera que tenía de conocer el mundo. Y me enseñaban mucho más, en el buen y en el mal sentido, que las películas como África Mía o Gandhi. Me sentía más identifica­do con el cine de De Palma o Carpenter. Cuando estaba revisando VHS apareció el guión de Cola de Mono y decidí ponerlo en el libro como bonus track. Antes de que se imprimiera, mi editor consideró que publicar el guión no venía al caso y me di cuenta que había que filmarlo porque me había quedado con toda esta energía “Clase B” encima. Toda esa “moral de los años 80”. Por eso considero que VHS es un libro sobre los 80 y a la larga siento que Cola de Mono la dirigió un tipo raro en los 80 en Chile, una película del 86 que nadie entendió, que se prohibió por la cantidad de sexo que tenía y que fue escondida y se “perdió” durante el pinochetis­mo y apareció recién. Como un rescate. Obviamente todo eso no es verdad, pero un poco la filmé pensando así. De hacerla entonces, probableme­nte Cola de Mono me hubiese vuelto loco pero me hubiese ahorrado muchos problemas.

-En VHS hay un capítulo dedicado a la música disco y a Giorgio Moroder, considerad­os “grasa” o “berreta” por gran parte de la crítica de la época. Hoy Moroder y la música disco han sido revaloriza­das y tu película está impregnada de ese sonido.

- VHS celebra lo “grasa”, quizás por mi sensibilid­ad estadounid­ense, quizás por no sentirme parte de la cultura de izquierda, no porque yo no fuera de izquierda sino porque sentía que esa cultura no me interpelab­a. Quizá por ser un chico “queer” escondido me gustaba lo raro, lo que no era aplaudido. Me costaba mucho conectar con Mercedes Sosa o con el sonido de Los Jaivas... Moroder me movía el corazón en las películas y este personaje imaginario que me inventé, el director de Cola De Mono (que probableme­nte vivió en Berlín o en Londres), les dijo a sus músicos: aquí las referencia­s son Tangerine Dream, la música de John Carpenter, la música de las películas de De Palma.

-En VHS vos expresás tu fascinació­n por los afiches de las películas y sus frases.

-Soy de la idea de que uno hace películas y libros para tener afiches lindos y tapas lindas. Y los afiches tienen que tener claramente una frase. En el caso de Cola de Mono ya lo tenemos y la frase por la que opté es: Bebe con moderación. Porque la idea es jugar con el nombre, Cola de Mono es un trago clásico chileno, cola también significa maricón, la cola es el trasero y los protagonis­tas tomaron demasiado de ese trago una noche. Un trago que se puede tomar en familia y te va a terminar conectando con tu verdadero ser.

-John Hughes, director de clásicos de los ochenta como El club de los cinco o Dieciséis Velas aparece también en tu libro como un aporte fundamenta­l en tu formación cinéfila. Incluso le adjudicás haber creado el género “Coming of Age” que sería el paso de la adolescenc­ia a la adultez. ¿Cola de Mono es una película “Coming Of Age”?

-Soy un fan de John Hughes, me parece que fue el primero en preocupars­e de retratar los problemas de la cotidianei­dad de los adolescent­es, sobre todo captó muy bien el mundo de lo femenino. Y Cola De Mono es un “Coming Of Age”, es un John Hughes que se vuelve loco. Que se cruza con otras películas. Y también uno podría decir que es una película de “salida de closet”. Además, claramente está el mundo familiar, ese donde los padres no te entienden y centrarse en los hijos y no en los padres. Siempre se ha dicho que Hughes es el Antonioni de los suburbios.

-¿Cuál es tu visión sobre la reciente canonizaci­ón de las películas que mencionás en tu libro?

-Me da risa y me parece increíble. Al final los Steven ganaron, tanto Stephen King como Steven Spielberg y todas sus ramificaci­ones. El ejemplo más claro es cómo la serie Stranger Things termina haciendo un remix de todo eso. Nunca lo esperé porque los críticos miraban muy en menos esas películas. Apostaban por directores que hoy no existen y por un cine que hoy no existe y que daría vergüenza ajena. Sólo con ver la lista de las películas que ganaron los Oscar o Cannes en los 80 te das cuenta. Esas películas finalmente no influyeron en nadie. ■

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Punto de partida. La memoria emotiva de una época sirve de inspiració­n a sus produccion­es recientes.

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