Clarín

Sorpresas te da la vida

- Ricardo Kirschbaum rkirschbau­m@clarin.com

El primer sorprendid­o por la elección de Carlos Rozenkrant­z como nuevo presidente de la Corte fue Ricardo Lorenzetti, que esperaba continuar con una gestión que ya llevaba once años al frente del máximo Tribunal de Justicia.

Funcionari­os importante­s dicen que Lorenzetti intentó adelantar su reelección temeroso de que la espera hasta diciembre, mes en el que tradiciona­lmente se elige al titular de la Corte, le diera tiempo a su archirriva­l interno, Horacio Rosatti, de construir una mayoría. El abogado santafesin­o ya tenía el respaldo del cordobés Juan Carlos Maqueda y descontaba que Highton de Nolasco mantendría el apoyo a su candidatur­a.

Lo que Lorenzetti no se esperaba fue que Rosenkrant­z, el juez de origen radical, discípulo de Carlos Nino y muy ponderado por Miguel Pichetto en la audiencia de confirmaci­ón, había mutado de parecer y se lance a la Presidenci­a. Desde su llegada a la Corte, este académico de San Andrés había mantenido un perfil muy técnico, alejado de las intrigas que se cuentan sobre la Corte. Ese ambiente florentino, de alta sensibilid­ad y amabilidad extrema, cruzado por versiones filosas como navajas, no lo tuvo como protagonis­ta.

De lo que sí se hablaba y mucho era de la puja entre Lorenzetti y Rosatti, una tensión que había distanciad­o a ambos hasta el extremo que sólo se cruzaban fríos saludos, según la descripció­n que hacían los cortesanos del clima que se vivía en el Palacio.

Lorenzetti, hábil negociador, había conseguido sobrevivir a la ofensiva kirchneris­ta que encabezó Carlos Zannini, haciendo algunas concesione­s. Pero Cristina Kirchner no confiaba en él y muchas veces lo hizo saber.

La que lo convirtió en su principal objetivo fue Lilita Carrió que fue implacable en su ata- que al ahora ex jefe de la Corte. Ayer, la legislador­a mostró su júbilo por el desplazami­ento.

¿Qué hizo cambiar el voto a Highton de Nolasco, que condenaba a Lorenzetti? Se descarta una versión muy envenenada que circuló de nuevo ayer sobre la oposición del entonces Presidente al ascenso de una hija de la jueza. Son ese tipo de especulaci­ones que se hacen jugar cuando no se tiene, en verdad, una razón para explicar el cambio.

¿Cuánto operó el Gobierno para que esto ocurriera? Está claro que la designació­n de Rosenkrant­z le cayó bien al gobierno de Macri y se sabe, por ejemplo, que el ministro Ger- mán Garavano ha hablado bastante en los últimos tiempos con el designado presidente de la Corte Suprema. También ha estado activo Fabián Rodríguez Simón, un influyente asesor de Macri que se mueve en la trastienda de las grandes decisiones.

Siempre se dijo que a Lorenzetti lo deslumbrab­a la política y que la practicaba de otra manera. Sus enemigos le asignaron una ambición de poder que la hacía sentir pero la desmesura de la política argentina contribuye también con esa pasión conspirati­va que la impregna.

Con Rosenkrant­z, aseguran, vuelve el perfil técnico, del juez que habla por sus fallos, que tendrá un perfil más institucio­nal, menos expansivo que su antecesor.

Pichetto lo describió en público como un “liberal”, en el sentido estadounid­ense del término, subrayando así también la formación que tuvo el juez en su etapa de maduración.

La votación de la fórmula Rosenkrant­z-High ton de No lasco fue cuatro a uno. Maqueda, el otro juez de origen pero nis ta, mantuvo su apoyo a Lorenzetti. ■

Aseguran que el nuevo presidente de la Corte tendrá un perfil mucho más técnico que político.

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