Carlos Rosenkrantz: un hombre con alto perfil académico y jurídico
Perfil. Fue rector de la Universidad de San Andrés, profesor en universidades de Estados Unidos y asesor de Raúl Alfonsín.
Carlos Fernando Rosenkrantz es un abogado de 59 años, recibido con honores en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), que cuenta con un magister y un doctorado en Derecho de la Universidad de Yale, EE.UU.
El 22 de agosto de 2016 asumió su puesto en la Corte Suprema y se convirtió en el primer ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de origen judío.
Hasta ser designado como juez del máximo tribunal a propuesta del presidente Mauricio Macri, Rosenkrantz se desempeñaba como rector de la Universidad de San Andrés.
Antes fue profesor en la New York University, en la Richmond School of Law, en la Denver University, en la Universitat Pompeu Fabra, de España, y en la propia UBA.
Fue asesor en 1984 del Consejo para la Consolidación de la Democracia, creado por el gobierno del fallecido presidente Raúl Alfonsín a la salida de la dictadura.
Rosenkrantz fue discípulo del destacado jurista y filósofo Carlos Salvador Nino, líder de unas de las corrientes del derecho en la Argentina.
Colaboró con el Consejo para la Consolidación de la Democracia en el estudio de la reforma de la Constitución Nacional.
Formó parte de Subcomisión “Alcances de la Reforma” y la Subcomisión “Descentralización, participación e institucionalización de los partidos políticos y las asociaciones intermedias” junto a Mirna Goransky y Roberto Gargarella.
En 1994, Rosenkrantz fue asesor de Raúl Alfonsín en la Convención Constituyente que reformó la Consti- tución Nacional.
Como rector de la Universidad de San Andrés, cargo al que accedió en 2008, apoyó la creación del Centro de Estudios Anticorrupción. También escribió el prólogo del libro Cosa juzgada fraudulenta, de Federico Morgenstern, un ensayo sobre la “cosa juzgada írrita”, una figura jurídica que podría utilizarse para reabrir causas de corrupción archivadas.
En junio de 2016, su pliego fue aprobado junto con el de Horacio Rosatti. Rosenkrantz obtuvo 58 votos sobre 72 posibles. Para superar los dos tercios necesarios, fue fundamental el apoyo del bloque del FpV.
Desde su llegada al alto tribunal, mantuvo su perfil técnico y se corrió de la pelea por la sucesión de Lorenzetti, incluso en los períodos en que su nombre se mencionó como el preferido de Macri para asumir la presidencia de la Corte.
En 1991 participó como letrado patrocinante de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) en el litigio en que se cuestionara la decisión de la Inspección General de Justicia de denegar personería jurídica a la entidad por la orientación sexual de sus integrantes y su relación con los objetivos estatutarios de la entidad.
Rosenkrantz patrocinó el recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Aunque el litigio se perdió, los argumentos elaborados por Rosenkrantz en defensa de la CHA fueron aceptados en los votos disidentes de los jueces Petracchi y Fayt y se transformaron años más tarde en doctrina de la Corte Suprema en la causa “Asociación de Lucha por la Identidad TravestiTransexual” del año 2006.
En 2016 recibió el Premio Konex a las Humanidades de la Argentina, en la disciplina “Teoría y Filosofía del Derecho”. ■
El ahora presidente de la Corte fue discípulo del jurista y filósofo Carlos Salvador Nino.