Detrás del tironeo por los fondos, está el rechazo a ser los “socios” del ajuste
Las provincias se quejan porque el recorte que corre por cuenta de Nación afecta sus economías.
La víscera más sensible del hombre, como dijo Juan Domingo Perón, es el bolsillo. Y la pulseada áspera e imprevisible entre Mauricio Macri y los gobernadores por el presupuesto 2019 refleja, con preciosismo, esa máxima.
La meta de déficit cero para fines de 2019 implica resolver una brecha de unos 600 mil millones de pesos. La poesía oficial fue que de esa inmensa torta de dinero las provincias solo deben hacerse cargo de 100 mil millones.
Ese relato PRO enfureció a los gobernadores. De arranque, porque como dijo Juan Scharetti -que además de político es contador obseso por las cifras- el "gran déficit" es nacional: Nación tiene un rojo de 6% del PIB mientras que, sumadas, las provincias llegan a 0,5%.
El otro motivo es semántico. La Casa Rosada hizo circular como gesto de sacrificio que asumiría dos tercios del ajuste. El resto sería de las provincias: 60 mil millones de subsidios, 26 mil del Fondo Sojero y cerca de 15 mil de tarifa social de servicios públicos.
Las provincias se quejan porque el "recorte" nacional de 200 mil millones en suspensión de obra pública, eliminación de programas de salud y educación y gastos corrientes, pega en sus economías provinciales y alte- ra sus cuentas.
Ese ítem sigue abierto: los gobernadores anticipan que el presupuesto deberá contemplar mecanismos para compensar esas pérdidas y la única manera de hacerlo es con una reforma tributaria.
Hasta que redescubrió las "retenciones", Macri no aceptaba aumentar los ingresos y solo pedía achicar gastos. Encima, Casa Rosada atribuyó a las provincias querer subir impuestos. Post retenciones, Rogelio Frigerio confesó que "perdimos la virginidad" y aceptó hablar de ingresos.
Para el zarandeo en el Congreso quedarán el cambio en Bienes Personales, la eliminación de excepciones en Ganancias y el pago a cuenta del impuesto al Cheque, además de la ralentización de la baja de impuestos provinciales. Está en agenda demorar la baja de Sellos, que impacta en las provincias más grandes, pero sigue en danza el retoque de Ingresos Brutos.
Los gobernadores dicen que es "capricho" de Macri porque frenar temporalmente la reducción de alícuotas de IIBB en las provincias no tiene costo fiscal para Nación y es agua fresca para provincias que se preparan para una gran sequía.
"Cuando lo firmamos hace 9 meses, Argentina era otro país: íbamos a crecer 3% y vamos a terminar el año con más de 2 puntos de caída", explicó ayer un peronista.
El renglón de los números, la compensación para financiar subsidios al transporte -varias pronvicias avisaron que no podrán hacerlo-, va atado a dos apreciaciones políticas.
Una suena, por igual, en los dos subgrupos en que se dividen los gobernadores: que Macri los quiere hacer socio del ajuste. La otra, más compleja, dice que el presidente quiere que el "recorte" lo hagan las provincias y que hará todo para que Buenos Aires y Capital, escenarios clave para el 2019, paguen un costo bajo. "En lo único que piensa es en reelegir", repite un gobernador dialoguista. ■