La fiesta nacional de Cataluña, marcada por el reclamo separatista
Cerca de un millón de personas colmó las calles. Fue la primera Diada después del referéndum de 2017.
Densa en simbolismos que reivindican el deseo independentista, la fiesta nacional que Cataluña celebra cada 11 de septiembre como Diada tiñó ayer desde temprano el aire que respira Barcelona.
La hoja de ruta del soberanismo que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, desplegó en una conferencia hace una semana ungió a este 11 de septiembre como un hito crucial que, entre la emotividad y la expectativa, desbordó la Avenida Diagonal de Barcelona con más de un millón de personas.
Porque es la primera Diada luego del intento fallido de república que el ex presidente Carles Puigdemont echó a rodar con el referéndum de autodeterminación -que el Tribunal Constitucional consideró ilegal- del 1 de octubre del año pasado. Porque es la primera fiesta nacional catalana bajo el gobierno del socialista Pedro Sánchez, que desde que llegó a la Moncloa intenta dialogar con el se- paratismo, y porque es la Diada más politizada de la historia de Cataluña.
“Hagamos la república” y “Directos a la cima” fueron los leitmotivs de esta fiesta organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y fogoneada por un presidente autonómico que llama a la movilización permanente para lograr una república soberana.
“O resistimos y avanzamos o nos conformamos con las injusticias, el miedo y la violencia. Como hace 300 años, nos encontramos en una nueva encrucijada histórica para nuestro país”, dijo Torra en las redes sociales cuando la vigilia por la Diada se desplegaba en los alrededores de la cárcel donde varios políticos independentistas cumplen prisión preventiva por haber participado en el espasmo soberanista del año pasado.
Porque más allá de celebrar la caída de Barcelona -que apoyaba a los Austrias- ante los Borbones durante la guerra de Sucesión que se desató a principios del siglo XVIII tras la muerte sin descendencia de Carlos II, la Diada de este año está atravesada, además, por la espera del juicio a esos políticos detenidos que, para el nacionalismo, son “presos políticos”.
Muy temprano, cuando en la esquina de las calles Ali Bei y Ronda de Sant Pere colocó una ofrenda floral ante la estatua de Rafael Casanova, quien era el “conseller en cap” de la Ciudad Condal de Barcelona durante el asalto que permitió la entrada a las tropas de Felipe V, la que habló fue Elsa Artadi, portavoz del gobierno de Torra. Pidió la inmediata liberación de los presos encarcelados y que el presidente Sánchez dé “una solución política a un reto político”.
La manifestación vivió su instante más conmovedor a las 17.14, cuando la multitud hizo silencio para luego lanzar una ola de clamor por la independencia.
La imagen que este año representa el espíritu de la Diada es una remera de un tono coral, el color de los precintos de las urnas utilizadas en el referéndum del 1 de octubre de 2017.
La metáfora independentista está simbolizada en la imagen del Pedra- forca, una de las montañas más emblemáticas de Barcelona, marcada por los hitos de la senda ascendente hasta la república: la consulta que se realizó el 9 de noviembre de 2014, la victoria del independentismo en las elecciones de 2015, el referéndum del 1 de octubre pasado, la huelga general del 3 de octubre y la declaración de independencia del 27 de octubre que, aunque le valió a Cataluña la destitución de su gobierno y la intervención, sigue siendo la luz de la esperanza nacionalista.
“Persistiremos hasta alcanzar la libertad”, dijo Puigdemont desde su ostracismo en Waterloo, Bélgica.
“Esta debía de ser la primera Diada de la República”, lamentó el líder de los radicales de la CUP, Carles Riera.
“Es una Diada de todos y para todos -dijo Roger Torrent, presidente del Parlamento catalán-. Las calles de nuestro país, de nuestra capital y de distintas ciudades servirán para reivindicar los anhelos y deseos de este país. No es una Diada normal, es excepcional: tenemos presos y exiliados. Les queremos aquí, en casa. La solución será política y democrática.”
La alcaldesa Ada Colau también hizo referencia a los políticos presos: “Hoy hay que hablar de las ausencias. Tengo muchas discrepancias políticas con los independentistas pero defiendo los derechos y las libertades de nuestros adversarios.” ■