Clarín

Tras la noticia, muchos llevaron a sus hijos al hospital y hubo largas esperas en las guardias pediátrica­s

Clarín recorrió ayer los principale­s centros médicos de la Ciudad. Los servicios estaban desbordado­s.

- Paula Galinsky pgalinsky@clarin.com

Chicos tosiendo, llorando, gritando. Madres sonando narices y haciendo malabares para que bebés y nenes chiquitos se calmen. Algunos esperan para ser atendidos en sillas. Otros, en el piso. Un cartel hecho a mano con marcador verde confirma lo que todos dicen: “Por sobredeman­da hay seis horas de demora”. Es la guardia del Hospital de Niños Pedro de Elizalde y está colapsada. Muchos dicen que, a pesar de la demora, se van a quedar porque sus hijos tienen fiebre, dolor de garganta y en algunos casos ronchas. Temen que se trate de la bacteria streptococ­cus pyogene, por la que murieron cuatro niños en el país, dos de ellos en ese hospital. En el Ricardo Gutiérrez, ayer por la tarde, había que aguardar entre tres y cuatro horas. En el Italiano, una hora y media.

“Vi en la tele lo de la bacteria y salí corriendo para el centro médico. No me quiero dejar estar más. Mi nena tiene fiebre y no come desde hace cuatro días”, le cuenta a Clarín Amelia Zamudio, que sostiene en sus brazos a Lucía. “Estuve en el Penna, me dijeron que mi hija tenía llagas en la garganta. Me vine para acá porque tardaban siete días en hacerme el hisopado”, explica la mujer, que llegó desde Pompeya. Lleva más de tres horas esperando. Tiene el número 188 y van por el 140.

A una hilera de sillas de distancia están Paula Galarza, con su hijo Bairon, y Sonia Bernal, con Gerardo. Los nenes tienen la misma edad: dos años. Y los mismos síntomas: fiebre, tos, malestar general. Las mujeres, que temen que sean víctimas de “la bacteria de la que hablan en los noticieros”, aseguran que se hicieron amigas esperando. “Llegamos casi al mismo tiempo, tipo 11”, coinciden. Ya pasaron cinco horas de eso. Paula, que es de Avellaneda, dice que primero pasó por el Fiorito, “pero no tenían pediatras”. Su hijo tiene manchas en la nariz, ella dice que es escarlatin­a. Sonia, que viajó desde Lugano, cuenta que está preocupada. “Tomó 10 días antibiótic­o y no se le pasa. Sigue con fiebre”, agrega.

Verónica Quenalliat­a aguarda su turno en la sala de guardia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Mientras, intenta que su hijo de un año y ocho meses agarre la teta: “Viene con cinco días de tos y fiebre, y no me come. Ayer me enteré de que hubo casos mortales por la bacteria, así que falté al trabajo y lo traje”. Llegó hace más de tres horas. Todavía no la atendieron.

Taiel, de seis, tiene fiebre y dolor de garganta. “Suele sufrir broncoespa­smo. Vinimos por eso y por lo de la bacteria”, sostiene Daniela Agüero, que viajó desde José C. Paz. “Lo traigo siempre a Capital, donde vivo yo no hay nada. Faltan médicos”, señala. La guardia del Gutiérrez también está llena, aunque no tanto como la del Elizalde. Personal del lugar explica que, además del miedo por la bac- teria, hay más gente que de costumbre por el Día del Maestro. “Los nenes no tienen clases, también tiene que ver con eso”, aportan.

“No quise esperar al médico a domicilio, preferí traerla. En el jardín hubo casos de escarlatin­a y gripe”, se suma Julieta, de Boedo, que ya lleva una hora de espera en la guardia pediátrica del Hospital Italiano para que vean a su hija de dos años. Dice que, en otras ocasiones, los especialis­tas que fueron a su casa confundier­on el diagnóstic­o. Además, la intención ahora es que le hagan un hisopado.

María Torres, de Almagro, está por lo mismo con su nena de cinco. “Tiene mocos y tos desde ayer. Tengo 16 personas adelante. Más de una hora. Vamos a esperar: vinimos por lo de la bacteria, es mejor prevenir”, cierra la mamá. ■

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DIEGO WALDMANN Aviso. Lo colocaron ayer por la tarde en la guardia del hospital Elizalde.

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