Esa puerta que mira... ¿al río o a la ciudad?
Caminamos un metro, dos, tres, quinientos, exactamente ocho cuadras por un muelle un tanto desvencijado, con la precaria confianza de que cada una de las maderas, un tanto separadas entre sí, que conforman ese pasaje eterno sobre el río, permanece desde hace años sin caerse. Caminamos sin saber bien qué vamos a encontrar. Apenas entramos a la Asociación Argentina de Pesca cambiaron los ruidos y el paisaje: los motores dejaron paso a los pájaros, los edificios a los árboles, y a un horizonte sobre el agua que se abrirá más o menos, dependiendo del día. Físicamente Perspectiva de ausencia, la obra que Eduardo Basualdo realizó para Art Basel Cities, se encuentra al final del larguísimo muelle. Pero la obra empieza mucho antes: la instalación que el artista ha montado al borde del río se nos dispara siempre un poco más hacia adelante, forzándonos a la experiencia de ese caminar suspendidos sobre el río. Después de metros de tener solo un angosto sendero llegamos a un cuarto cerrado en medio de la nada. Tocamos la puerta y entramos a una habitación cuya oscuridad resulta inesperada, viniendo de tanto sol. Solo atravesando el cuarto llegamos al final del muelle y a la puerta giratoria que en su límite Basualdo ha instalado, como enmarcando un paisaje que se abre al cielo. Una puerta para hablar de un umbral: el que diferencia el plano de lo real del horizonte de lo posible. El que separa el río de una ciudad que históricamente le dio la espalda, y a la que ahora el artista invita a volver a mirar.