Buscan al submarino en una zona que los ingleses y EE.UU. habían indicado
El Seabed se dirige ahora a una zona donde el año pasado se habían registrado varios contactos sonoros. Pero la Armada rechazó usar un minisubmarino inglés.
El buque noruego Seabed Constructor busca al ARA San Juan en una zona cercana a Comodoro Rivadavia que señalaron EE.UU. y Gran Bretaña en no- viembre. En ese momento, la Armada argentina lo desechó porque debía utilizar un minisubmarino británico. Ayer se detectaron dos contactos en el mar, pero se descartó que se tratara de la nave buscada. La misión seguirá rastreando el área en dirección hacia donde se produjo la explosión.
El buque noruego Seabed Constructor buscará en las próximas semanas en un área que había rastreado el ARA Cabo de Hornos, casi frente a Comodoro Rivadavia y que había recomendado las Armadas de EE.UU. y Gran Bretaña, donde se habían detectado señales sonoras de un objeto metálico. En noviembre del año pasado, oficiales de la ARA encargados de la búsqueda habían recomendado aceptar un minisubmarino robot ofrecido por Gran Bretaña, pero por motivos que se desconoce el jefe de la Marina de Guerra, almirante Marcelo Srur, desechó la posibilidad. Cla- rín accedió a documentos secretos que muestran que existió una recomendación norteamericana para centralizar la búsqueda allí.
La empresa Ocean Infinity, propietaria de ese buque noruego de alta tecnología, antes de iniciar este nuevo operativo consultó todos los indicios recabados en la búsqueda multinacional realizada el año pasado y también estos datos con Bruce Rule, el experto norteamericano que encontró al submarino USS Scorpion. La presunción de que el San Juan se hallaría en el área que rastreó el Cabo de Hornos está basada en varios indicios. Los mensajes de los buques chilenos que participaron del operativo internacional que registraron contactos sonoros y tenían el sonar más apto para esas profundidades, revelaron a Clarín fuentes navales.
Las fuentes basan su presunción en que en ese punto la plataforma, ubicada frente a Comodoro Rivadavia, hay un “cañón submarino con profundidades de más de 800 metros y la presencia de gran cantidad de formaciones rocosas que pudieron enmascarar los restos del San Juan cuando se bajó un ROV (robot)”. Suponen que al caer la embarcación fue parcialmente tapada por rocas.
También, se basan en lo que se llama coherencia cinemática –el movimiento de los objetos- con el punto estimado que se encontraba el buque a la hora de la explosión (10.52) del 15 de noviembre del año pasado, en medio de una fuerte tormenta. Las fuentes estimaron que haciendo cálculos el San Juan a esa hora había tenido “un rumbo entre 015 y 020 y velocidad apenas por debajo de 5 nudos desde la última comunicación” con la base de submarinos de Mar del Plata. El problema en noviembre del año pasado fue que un ROV usado en esa área bajó “de manera recta”, en contraposición a los AUV de Ocean Infinity que permiten barrer completamente una zona, para poder diferenciar con precisión objetos metálicos entre las rocas del cañón submarino.
¿Cómo había sido la secuencia de la búsqueda el año pasado? El buque Cabo de Hornos reportó un contacto el 26 noviembre en esa zona e informó que luego de 7 pasadas en distintas direcciones tenía “un contacto metálico de dimensiones coherentes con el submarino en una posición que está próxima al punto A10 que era el estimado del submarino a las 10 horas de ese día”.
Entonces, se envió al ARA Puerto Deseado con un equipo llamado magnetómetro que no pudo operar a la profundidad ideal y “dio resultado negativo”. Luego se destacó al ARA Austral, con otro equipo llamado sonda multihaz (diseñada para mayores profundidades) y registró los rasgos geográficos del cañón submarino donde habría caído el San Juan. Seguidamente, se encomendó al buque civil Skandi Patagonia con un sonar de los EE.UU. rastrear la zona. Pero tampoco recogió pruebas contundentes. Acto seguido, volvió el Cabo de Hornos y registró nuevamente el contacto con un objeto metálico.
Ante esta situación, la Armada británica ofreció trasladar un UUV –que es la sigla en inglés de un vehículo submarino autónomo que viaja sin requerir la intervención de un operador- desde Gran Bretaña hasta Malvinas para operar a bordo del HMS Protector. El 5 de diciembre envió a Buenos Aires el ofrecimiento y la necesidad de hacerlo recién luego de recibir “un pedido formal del Gobierno argentino”. Se trata de un tema sensible por el conflicto por las Malvinas pero se estaba ante una crisis humanitaria. Pero “este pedido nunca fue contestado a Gran Bretaña”, afirmaron las fuentes. Y el ministro de Defensa, Oscar Aguad, tampoco se enteró de la oferta. ■