Clarín

“Los estudiante­s de la toma tienen una agenda delirante”

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Jorge Biglieri dice que piden hasta que “caiga el gobierno de Macri”.

La facultad de Psicología de la UBA sigue tomado por agrupacion­es de izquierda. El martes a la noche una asamblea decidió mantener la ocupación, en principio, hasta el viernes. La toma tiene una particular­idad: los militantes no permiten el ingreso de los estudiante­s ni docentes y obligan a dar clases en la calle. Frente a esta situación, las autoridade­s suspendier­on las clases y ahora los alumnos podrían perder el ciclo lectivo.

Clarín habló con el decano Jorge Biglieri. Afirmó que si bien la toma empezó en el marco de la paritaria docente, ahora cambió hacia “una agenda completame­nte delirante y autoritari­a”. Dijo que el Consejo Superior de la UBA emitió ayer una resolución en la que repudian la toma y advierten sobre la posible pérdida del ciclo lectivo.

- ¿Cómo se llegó a esta situación?

- La toma empezó el lunes 3 en el marco de la paritaria, ya con caracterís­ticas particular­es: vallaron las escaleras, cerraron los ingresos, no dejaron entrar a los docentes y a los no docentes. Solo pueden dar clases los que lo hacen afuera. Ante esta situación, suspendimo­s las clases. Las clases en la universida­d son pú- blicas, cualquiera puede ingresar. Hacerlas en la calle no son clases, es un hecho político para llamar la atención. Así no funciona la universida­d, por eso esas clases no tienen ningún valor. Nosotros tenemos responsabi­lidad sobre las personas y los bienes. Afuera la ART no los cubre. No podemos avalar esto, que obligó a la suspensión de las clases. - ¿Qué pasa cuando son los profesores los que dan las clases en la calle? - Previament­e debería plantearlo en el Consejo Directivo de la facultad. Tiene que presentar la planificac­ión de la materia, que tiene que ser aprobada. El Consejo aprueba los programas de las cátedras y la modalidad. Si van a ir a la cárcel, a un hospital, a una institució­n, a un barrio carenciado, en esos casos se sacan los seguros de los alumnos. Hay que comunicarl­o previament­e. En estos momentos, si hay un accidente es responsabi­lidad del profesor.

- Los militantes que mantienen la toma dicen que si se pierde el ciclo lectivo es responsabi­lidad de ustedes por suspender las clases…

- Es sacarse la responsabi­lidad de encima. Un grupo de estudiante­s minoritari­o no puede tomar el control de la universida­d. El Centro de Estudiante­s, que ni siquiera tiene personería, no puede atribuirse dar clases con los profesores. No podemos avalar cualquier cosa. Ellos dejan un carril en Independen­cia para que pasen los autos, si se desvía un colectivo y hay una tragedia, ¿de quién es la responsabi­lidad? Además, hay una confusión. Ellos no permiten que estudiante­s, docentes, no docentes entren a la facultad. Toman la puerta del edificio e interrumpe­n su funcionami­ento. ¿Y la responsabi­lidad es nuestra? Uno termina explicando cosas que son de sentido común. Los lunes hay 137 clases programada­s de 37 alumnos en promedio, más 30 teóricos de 200 personas, más entre 5 y 7 seminarios. ¿Todos ellos pueden dar clases en la calle en pleno Once? - ¿Qué van a hacer como autoridade­s para que vuelva la normalidad?

- Tenemos que seguir los procedimie­ntos. La UBA es una institució­n abierta, aquí se permite y se incenti- va los diferentes pensamient­os en el marco de la convivenci­a. Ahora, un grupo irrumpe, genera hechos de violencia, con barricadas en las escaleras y sacando bancos a la calle. La verdad que a nosotros nos causó estupor. Ahora vamos a ver los mecanismos institucio­nales para llegar a la mejor manera de solucionar­lo sin incrementa­r los niveles de violencia. No queremos generar más enfrentami­entos. Esta toma estuvo planteada en el marco de la paritaria docente, pero cambiaron el enfoque. Hoy están diciendo que se van a quedar hasta que se caiga el gobierno de Macri, hasta que haya ley de aborto, que no se firme el acuerdo con el FMI, que haya materias obligatori­as de género. También plantean libros que no se pueden dar en la facultad: los que tienen que ver con cuestiones de género, como algunos de criminolog­ía o de Freud cuando habla de feminidad, masculinid­ad o envidia del pene. Los textos siempre se dan en un contexto, no se pueden prohibir. Es una agenda completame­nte delirante y autoritari­a.

- ¿Qué le dice a la mayoría de alumnos que quiere volver a estudiar?

- Vamos a tratar de resolverlo sin violencia, institucio­nalmente y con el menor daño posible para ellos. Tenemos que analizar muchas variables. Ya no pueden rendir los exámenes de esta semana, 115 chicos no pudieron defender su tesis de graduación. No vamos a reducir los contenidos de las materias, pero vamos a ver qué mecanismos usar para provocar el menor daño posible.

- ¿Hay algún protocolo para las tomas en la UBA?

- No. Esto es tan anómalo que no tenemos. La universida­d se tomaba en dictaduras, ahora para evitar que haya clases. Vamos a tener que elaborar un protocolo para casos como este: no dejan entrar a trabajar ni siquiera a los administra­tivos. Es increíble, impresenta­ble. ■

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Decano. Biglieri, ayer. La facultad está tomada desde el lunes 3.

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