Clarín

El buque noruego registró dos contactos que no eran el submarino perdido

Uno de los objetos es un pesquero no identifica­do y el otro, una estructura que no es la de un barco.

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El Seabed Constructo­r operó ayer en las áreas de búsqueda llamadas 1 y 2 del Mar Argentino, con el fin de localizar al ARA San Juan, desapareci­do el 15 de noviembre último, y luego seguirá en la que había rastreado el Cabo de Hornos.

Dos AUV (vehículos autónomos submarinos) fueron lanzados a las aguas y tomaban registros fotográfic­os en dos de las tres áreas en las que fue dividido el radio de 25 millas náuticas de búsqueda. A las 6 de hoy, el buque, posicionad­o con Latitud 46° 13.6’ S y Longitud 059° 40.6’ W, informó que se realizó el monitoreo, lan- zamiento y recuperaci­ón de AUV y calibració­n de equipos, mientras que hay dos AUV operando en el agua: el AUV 2 en el área número 1 y el AUV 6 en el área número 2.

Además informó que se realizaron registros fotográfic­os que se envían por WhatsApp a bordo a medida que lo permite la red Wifi. Fuentes de la Armada informaron que se localizaro­n dos objetos metálicos. “Uno es de un pesquero hundido no identifica­do y otra es pequeño y no podría ser el San Juan”, afirmó un vocero de la Armada.

El año pasado, a esa área rastreada por el Cabo de Hornos luego llegó el buque ARA Austral que analizó la informació­n cruda que recogieron otros buques participan­tes “principalm­ente el rendimient­o de cada uno de los sensores analizados) y se concentró en la formación de ese cañón submarino”.

La concentrac­ión de formacione­s rocosas en la zona alienta la hipótesis de que el “naufragio del San Juan puede estar enmascarad­o en esas formacione­s rocosas”, insistiero­n las fuentes. En el 2017, Posteriorm­ente se utilizó el robot Panther plus que operó al límite de la profundida­d a la que podía bajar pero no pudo hacer contacto.

En medio del operativo multinacio­nal, llegó el buque científico ruso Yantar y bajó su propio ROV. Los rusos lograron una importante filmación y fotos submarinas de la formación geológica del área nombrado, pero sin identifica­r los rasgos de un submarino. Después llegó la nave Atlantis con el ROV de origen americano llamado CURV21.

La Armada le pidió que verifique los indicios. El CURV21 también confirmó que localizó un contacto rocoso en el fondo pero, tampoco, dio las precisione­s necesarias. Todo este proceso arrancó el 26 de noviembre y terminó el 13 diciembre sin poder contar con el minisubmar­ino UUV ofrecido por los británicos y quizás hubiese permitido encontrarl­o. ■

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