España, sacudida por los falsos títulos universitarios de sus líderes políticos
Ahora piden investigar los diplomas del presidente Pedro Sánchez y del líder del PP, Pablo Casado.
Pasaron poco más de 24 horas desde que la prensa difundió supuestas irregularidades en un máster universitario obtenido por Carmen Montón hasta que la ministra de Sanidad española renunció al cargo este martes. Pero esa rápida reacción, lejos de apagar el incendio, lo expandió a todo el arco político español.
Tanto el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, como el líder de la oposición y del Partido Popular (PP), el conservador Pablo Casado, sienten temblar el suelo que pisan por las réplicas del terremoto que se llevó por delante a Montón, como dejaron claro ayer en su regreso al Congreso tras la pausa estival.
La renuncia de la médica de 42 años fue la segunda en el gabinete de Sánchez en 100 días de gobierno, después de que el presentador Máxim Huerta dejara el Ministerio de Cultura apenas seis días después de asumirlo por posibles problemas con Hacienda. Oposición y prensa ya hablan por eso del “gobierno más débil de la democracia”.
“No solo se trata del Ejecutivo más débil de la democracia por número de escaños”, comentó ayer un duro editorial del diario El Mundo sobre los escasos 84 diputados que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez tiene en el Congreso, “sino que con sus bandazos y dimisiones pierde crédito a diario”.
En efecto, la ministra compareció ante la prensa para anunciar su renuncia solo tres horas después de que Sánchez la respaldara en público y asegurara su continuidad, dando así una nueva señal de falta de coordinación que se suma a otras rectificaciones y contradicciones que marcaron los primeros meses del nuevo Ejecutivo.
“La salida de Montón pone a prueba la resistencia del Gobierno de
Con Carmen Montón, ya son dos ministros que dimiten en 100 días de gobierno de Sánchez.
Sánchez”, opinó El País. El propio presidente del Ejecutivo quedó en la mira cuando el liberal Albert Rivera, líder de Ciudadanos, cambió su pregunta al mandatario en el Congreso para plantear dudas sobre su tesis doctoral y retarlo a hacerla pública.
“Hay dudas razonables sobre su tesis doctoral, ¿por qué la oculta? Por el bien de la Universidad haga pública su tesis doctoral”, instó Ri- vera. “Lo que no puede ser es que en España parezca que afiliarse al PSOE o al PP parezca que sale más a cuenta que esforzarse”, agregó.
Y es que el caso Montón, cuestionada por cambios de notas, fechas y posibles plagios en su trabajo final de un máster cursado en 2011, no es el primer escándalo de su tipo en España.
En abril, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (PP), se vio obligada a renunciar al cargo tras semanas de revelaciones sobre otro posible caso de trato de favor en un máster. Y el propio Casado está siendo investigado por sospechas similares.
Fue ese clima de desconfianza hacia el PP lo que propició la llegada de Sánchez al poder en junio con una moción de censura que tumbó a Mariano Rajoy, lo que explica el rigor con el que los socialistas tratan ahora cualquier sospecha. Montón es la prueba.
La dimisión de la ministra coloca por eso a Casado en un aprieto. El PP intentó marcar distancias entre ambos casos (“se parecen como un huevo a una castaña”, dijo su secretario general) y evitó pedir la renuncia de Montón, entendiendo que automáticamente trasladaría la presión y la atención hacia Casado. Es lo que terminó ocurriendo.
El político de 37 años afrontó ayer varios pedidos de renuncia en su estreno como líder del PP en el Congreso. Tanto el PSOE como el izquierdista Podemos y formaciones nacionalistas lo llamaron a “mirarse en el espejo” de Montón y dejar el cargo. La etiqueta #CasadoDimision fue de las más populares en la red social Twitter de España.
En los pasillos del Congreso, Casado se mostró “muy tranquilo”, recordó que lleva “cinco meses dando explicaciones” e insistió en que su caso “no tiene nada que ver” con el de la ya ex ministra Montón. Habrá que ver cómo gestiona la presión, sobre todo si la Justicia da nuevos pasos en la investigación de su máster.
Más allá de consecuencias concretas, algunos comentaristas se preguntan si el gobierno no está colocando “el listón demasiado alto”. ¿En qué situación debe exigirse la renuncia a un político? ¿Cuando es cuestionado, investigado, condenado? España parece ir probando respuestas diversas a fuerza de un “mastergate” tras otro. ■