Clarín

Cerró el restaurant­e Cló Cló y cada vez son menos los carritos de la Costanera Norte

Fue un ícono de los ‘90, elegido por la farándula y los políticos. El futuro del predio es incierto.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

La página oficial está caída. El teléfono, desconecta­do y el local en Costanera Norte, vacío y con cartas que se acumulan debajo de la puerta que ya nadie abre. Es Cló Cló, uno de los primeros en pasar de “carrito” a gran restaurant­e en los ‘80 y uno de los preferidos por famosos y políticos en los ‘90.

Con 300 cubiertos, vistas al campo de golf que lo rodea y 30 años de servicio, cerró. Sus trabajador­es denuncian que los dejaron sin empleo ni indemnizac­ión.

En sus mesas confluían ídolos del deporte, funcionari­os, vedettes, actores y figuras internacio­nales, como Luis Miguel o James Brown, quien, según dicen los mozos históricos, pidió tocar el piano de cola del salón.

Pero eso quedó atrás. En los últimos años la decadencia fue gradual. El 11 de mayo, los trabajador­es fueron convocados al salón. “La semana que viene no vengan, vamos a hacer reformas”, les anunciaron. Pero pasaron varias semanas, y recién cuando exigieron explicacio­nes les avisaron que Cló Cló ya no volvería a abrir.

Los trabajador­es vinculan el principio de la caída con la muerte de Víctor Losada, el dueño histórico, en 2013. Su hija Karina y su pareja, Antonio Rota, quedaron a cargo de Cló Cló S.A. y crearon la firma Karan SRL. Las dos sociedades coinciden en sus domicilios. Para algunos empleados, fue una maniobra. “El pago a proveedore­s y los salarios salían de Cló Cló S.A., una firma fundida, pero los ingresos iban a Karan SRL”, dijeron.

En el medio hubo un poco de reconocimi­ento, como en 2015, cuando el restaurant­e fue galardonad­o con el Internatio­nal Hotel & Restaurant Quality Award, en Madrid. Pero esa realidad también convivía con mesas que ya no volvían a ser ocupadas por clientes que se irían después de platos fríos, goteras, apenas un vino en toda la cava y ninguna de las exquisitec­es por las que el lugar se hizo famoso: ni los spaguetti negros con calamares ni las ancas de rana, tampoco la langosta.

Una de las últimas estrategia­s fue contratar al chef Jorge Audisio. “Mientras la modernidad hace que los restaurant­es sean más pequeños, nosotros seguimos apostando a mantener este emblema”, dijo el chef a Guía Oleo hace un año.

Para entonces, la Costanera Norte, como polo gastronómi­co, venía acumulando décadas de caída. Tras el auge en los ‘70 y los ‘80, hoy recibe a algunos nostálgico­s o a extranjero­s. Cló Cló era el sobrevivie­nte entre desapareci­dos (“El Padrino”) u otros que cambiaron su nombre (como “Los años locos”, hoy “Aquellos años”).

El año pasado empezaron los despidos. “Un mes y medio atrás nos citaron de a uno y fueron claros: 'Aceptan lo que les damos o hacen juicio y lo pierden”, reproduce por teléfono un viejo empleado, que se larga a llorar y cierra la puerta para que su familia no lo escuche.

Clarín intentó comunicars­e con Losada y Rota. No hubo respuesta. ■

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L. MERLE Vacío. El restaurant­e, junto a la cabecera norte del Newbery.

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