“El federalismo ha perjudicado el desarrollo homogéneo del país”
A pesar de tantos análisis económicos y políticos que se hacen sobre los motivos que han provocado la larga decadencia nacional, vigente desde principios de los 50, hay un aspecto al que, en mi opinión, no se le ha prestado la debida atención. Si bien ya no quedan dudas de que uno de los grandes trastornos es el desproporcionado e ineficiente aparato estatal, nacional, provincial y municipal que ha provocado y sigue causando un enorme déficit fiscal, creo que el federalismo es, también, otra de las causas que ha contribuido a ese retroceso.
No hay evidencias ni demostración alguna que en tiempos modernos nuestro sistema de organización federal haya sido provechoso y que haya influido positivamente en el bienestar de la gente. Al contrario, la realidad muestra que el federalismo ha perjudicado el desarrollo homogéneo del país, incrementando las desigualdades sociales entre las personas de distintas provincias; provoca notorias diferencias ante la ley con consecuencias económicas graves, debido a la existencia de tantas jurisdicciones independientes con legislación diferente; exagera la desorganización y el desorden, defectos propios de la idiosincrasia de nuestra sociedad; y multiplica funciones, servicios y personal que acrecientan innecesariamente los gastos totales del Estado, al que luego, como hemos visto, no hay ingresos suficientes para sostenerlo.
Por tales motivos, considero que el pensamiento, los estudios y las acciones deberían estar orientados a corregir esta situación. O sea, abandonar la obsesión provincialista, localista, justificable en el siglo XIX, y procurar para el futuro una organización administrativa y política integradora y moderna, basada en un modelo de regionalización territorial para que, entre otros beneficios, disminuya el peso del Estado en la economía, favorezca el orden institucional y la toma de decisiones nacionales, propenda al desarrollo uniforme del país e impulse la prosperidad general.