Atlético Tucumán
Tres goles del “Pulga” y la punta
Dicen que pequeñas acciones pueden crear grandes movimientos. Y eso fue lo que logró Luis Miguel Rodríguez en el Monumental José Fierro. Siempre atento, el delantero rompió una vez más todos los pronósticos con su juego. El Pulga marcó un triplete en la goleada por 3 a 0 de Atlético Tucumán sobre Tigre, dejó al Decano en lo más alto de la Superliga y con el ánimo por las nubes para el juego de ida del martes ante Gremio por los cuartos de final de la Copa Libertadores.
¿Hay algo que le falte hacer a Luis Rodríguez? Con 125 festejos con la camiseta albiceleste, ya está tercero en la historia, igualó a Donato Penella (1920-28 y 1934-38) y quedó a uno de Raúl Villalba (1951-57 y 63-64), aunque está lejos de Santiago Michal (209 goles entre 1934 y 1943). El Pulga juega con la tranquilidad de alguien que hizo al menos un gol en el viejo Argentino A, en la B Nacional, en la Superliga, en la Copa Argentina, en la Libertadores y en la Sudamericana. Un verdadero crack.
La ilusión de pelear ambas competencias dejó de ser un sueño para Atlético y se convirtió en realidad. El triunfo ante el Matador fue un signo más del fantástico momento que está viviendo el conjunto de Ricardo Zielinski y que hace pensar en que todo es posible.
Porque el Decano tucumano quedó transitoriamente como líder del torneo, desplazando por un punto de ese sitial de privilegio a Racing, que mañana enfrentará a Lanús, y llega entonado para enfrentar al vigente campeón continental.
Los tres tantos de Luis Rodríguez (el último, un golazo) y el penal atajado por Cristian Lucchetti fueron claves ante Tigre. Porque no sólo permitieron lograr lo mencionado, sino también acrecentar su promedio y alejarse de la zona roja del descenso (superó a Vélez y a Newell’s, quedó a uno de Unión y de Lanús, y a dos de Huracán). Todo perfecto.
Los 90 minutos en el Monumental fueron con mucha dinámica, un buen fútbol y buen toque. Atlético fue quien se transformó en protagonista: manejó la pelota, la puso contra el piso y siempre buscó los espacios. Distinto fue Tigre, que no le trajo mayores consecuencias a la última línea del local, salvo en algunos pasajes del complemento.
Por eso Atlético lo terminó ganando. Siempre fue el que más lastimó y, claro, marcó la diferencia desde los pies de su ídolo, el Pulga. Desequilibrante, distinto, Luis Miguel la rompió y volvió a hacer cantar con sus goles a todo el Monumental. ■