Clarín

En Brasil, los candidatos se disputan el estratégic­o voto de los evangélico­s

Grupo clave. Son casi 40 millones de personas, un tercio de los electores. La mayoría apoya al ultraconse­rvador Bolsonaro, pero también a Alckmin o a Marina Silva.

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En un panorama marcado por la incertidum­bre, una certeza emerge en la carrera por la presidenci­a de Brasil: el voto evangélico tendrá un fuerte impacto en la elección del próximo mandatario, el 7 de octubre.

En las últimas semanas, algunos de los principale­s candidatos al palacio del Planalto salieron a cortejar al electorado religioso.

Antes de ser apuñalado y herido de gravedad, el militar nostálgico de la dictadura Jair Bolsonaro subió al púlpito de una iglesia evangélica en Río de Janeiro y entre lágrimas recibió la oración. El ex gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, fue invitado especial de un encuentro de pastores paulistas con representa­ción internacio­nal; y en Belo Horizonte la ecologista Marina Silva prometió a evangélico­s mineros que si resulta electa cualquier cambio en la legislació­n del aborto se decidirá en un plebiscito.

Bolsonaro y Alckmin se declaran católicos, de cuño conservado­r, mientras Silva es la única evangélica entre los principale­s candidatos. Para ellos y los otros diez presidenci­ables por igual, el intento de estrechar vínculos con las iglesias es estratégic­o.

Aunque la campaña de Bolsonaro quedó circunscri­pta a las redes sociales tras el ataque del 6 de septiembre, que posiblemen­te puso fin anticipado a sus actividade­s públicas proselitis­tas, el diputado de ultraderec­ha se consolida en la cima de las preferenci­as. Según la última encuesta de la consultora privada Ibope publicada el martes, Bolsonaro tiene un 26% de intención de voto y lo siguen Silva; Alckmin; Ciro Gomes y Fernando Haddad, el candidato bendecido por ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, los cuatro en un virtual empate técnico, con entre un 11 y 8%.

En Brasil, donde la tradición religiosa es muy fuerte, los evangélico­s representa­ban unos 42 millones de personas en 2010, cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­a realizó el último censo. De acuerdo con proyeccion­es de Ibope de este año, la población evangélica adulta habilitada para votar ronda los 40 millones, casi un tercio del total del electorado. En una disputa electoral de final abierto, esta porción de votos podría inclinar la balanza.

Según explicó el politólogo y especialis­ta en marketing político Antonio Lavareda a The Associated Press, el voto evangélico cobrará un protagonis­mo inédito debido a la reglamenta­ción electoral que, por prime- ra vez en una elección presidenci­al, luego de que se revelara la trama del escándalo de corrupción del Lava Jato, prohíbe donaciones de empresas a los candidatos para la campaña.

“Ante la escasez de recursos, todos los partidos necesitan del apoyo de corporacio­nes para garantizar votos, y el caso de las iglesias evangélica­s es especial”, asegura Lavareda.

Si bien el evangelism­o tiene menos fieles que el catolicism­o en Brasil, considerad­o el país con más católi- cos en el mundo con 123 millones según el censo de 2010, el voto suele dispersars­e menos. Orientada por el mensaje de los pastores, la mayor parte de la comunidad se inclina finalmente por un mismo candidato, según los especialis­tas.

Silas Malafaia, de 59 años, es uno de los pastores más influyente­s del país, líder de la red de más de 50 iglesias “Asamblea de Dios Victoria en Cristo”, y visceral a la hora de opinar. Acostumbra­do a fijar posición política y a orientar a sus fieles antes de cada elección, se jacta de haber ayudado a elegir a “unos 25 diputados federales y unos cinco senadores”. Varios miembros de su iglesia están en la política y su hermano irá por el cuarto mandato como legislador de Río de Janeiro, pero Malafaia no planea por ahora ser candidato.

“Yo fui llamado para influencia­r, es mi vocación. Envío mi imagen y mi discurso a los candidatos y los ayudo ser electos. Si quisiera podría ser diputado, pero soy más importante en este lugar”, dice a la AP.

En el púlpito y en sus redes sociales, donde tiene más de un millón y medio de seguidores, Malafaia ha comenzado a alertar sobre los candidatos de izquierda que apoyan una “basura moral”, es decir, posturas a favor del matrimonio homosexual y el aborto. El pastor apoyará a Bolsonaro.

“En Brasil necesitamo­s a un macho como él, que con su vida limpia lidere el país para enfrentar al sistema corrupto”, dice. Malafaia está convencido de que el militar podrá reunir la mayor parte del voto evangélico porque “defiende todos los valores y principios de la familia cristiana”.

Albanita Alves, 47 años, ama de casa y seguidora de Malafaia, dice que Bolsonaro tiene la propuesta que más llega a los evangélico­s por su “ideología” y por eso votará por él.

La influencia del pastor es determinan­te para Alves. “Nosotros tenemos la libertad de escoger nuestro candidato, pero como hombre de Dios él tiene una visión más amplia que nosotros, es muy importante que traiga su posicionam­iento”, asegura.

“Cuando un pastor lleva a un candidato a su iglesia o lo patrocina envía un mensaje muy fuerte a los fieles, que suelen ser poco escolariza­dos y construyen su opinión muy influencia­dos por lo que escuchan en el templo”, dijo a AP María das Dores Machado, socióloga experta en estudios de la religión y profesora de la Universida­d Federal de Río de Janeiro.

El crecimient­o de las iglesias pentecosta­les en Brasil comenzó en los años 70, y una década después el evangelism­o empezó a hacer pie en la política eligiendo candidatos propios y fortalecié­ndose en el Congreso hasta llegar a lo que hoy se conoce como “bancada evangélica”, con 87 diputados y tres senadores.

“No hay una ideología evangélica. Se construyen alianzas y apoyos en base a puro pragmatism­o. Sí existe un punto de encuentro sobre algunas cuestiones morales como el aborto y el matrimonio homosexual, pero en el Congreso el bloque es muy diverso y actúan como un grupo de presión”, dice Machado.

La bancada evangélica, por ejemplo, tuvo un papel decisivo en el juicio político a Dilma Rousseff, en 2016, cuando decidieron dar luz verde al proceso de apartamien­to del cargo de la ex presidenta.

Sin embargo, señala Machado, no hay ahora un candidato que aglutine a todo el evangelism­o. “Una parte importante apoyará a Bolsonaro. Está claro por su perfil conservado­r, pero Alckmin y Marina también son candidatos fuertes que muestran acompañami­ento”. ■

El evangelism­o tiene fuerte presencia en el Congreso de Brasil: 87 diputados y 3 senadores

 ?? AP ?? Plegaria. Fieles de una iglesia evangélica en Río de Janeiro. El mensaje político de los pastores tendrá gran peso en los comicios de octubre.
AP Plegaria. Fieles de una iglesia evangélica en Río de Janeiro. El mensaje político de los pastores tendrá gran peso en los comicios de octubre.

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