El sueño de ganar la Copa Libertadores y esas lágrimas recordando a su viejo
Holan se remonta a sus 4 años, cuando festejó por primera vez junto a su padre que ya no está.
Hablar de la Copa Libertadores significa para Ariel Holan transportarse en el tiempo. Los recuerdos llegan desde su infancia y adolescencia y van de la mano con los de su padre para hacerle cosquillas en el alma. A pocos días de afrontar uno de los mayores desafíos de su carrera, la serie de los cuartos de final contra River, el técnico se deja llevar por ese sueño de guiar a Independiente hacia el octavo trofeo continental. Y a medida que trepa por las ramas de la memoria ante Clarín la emoción lo va dominando indefectiblemente.
-¿Hay un favorito en la serie con River?
-La verdad... Creo que no. Es una linda serie. Los dos equipos tienen virtudes. Siempre hay algún lugar en el que uno no tiene la eficacia que desearía. Así que es una serie para disfrutar desde todo lugar.
-¿Vas a poder disfrutarla?
-Yo la voy a disfrutar porque River juega muy bien al fútbol y es muy lindo jugar estos partidos. River ha sido una parte importante de mi vida, no es un club más para mí y tengo un agradecimiento hacia Matías (Almeyda) que me dio la oportunidad de estar con él. Y la voy a disfrutar porque hace mucho tiempo que Independiente no accede a esta instancia. Eso es un motivo de festejo. Después, veremos quién pasa. La Copa, más que el mayor objetivo, es el sueño mayor. Mío y de los más de 6 millones de hinchas del club. -¿Qué darías por la Libertadores? -A veces es difícil poder expresarlo en palabras y no quedar expuesto a un exabrupto. Creo que... (Piensa unos segundos) Es mi sueño desde los 4 años. A esa edad vi ganar la primera Libertadores del club. Me acuerdo como si fuera hoy: mis abuelos se habían ido a vivir a Estados Unidos y en lo que hoy es Puerto Madero, que en ese momento había galpones que eran nidos de ratas, me mandaban por barco juguetes y cosas y entre esas cosas me mandaron un grabador a cinta chiquitito. Yo lamento tanto no tener esa cinta... Me iba al balcón de mi casa y hacía que relataba un partido entre Independiente y un “Seleccionado Mundial”, compuesto por una mezcla de jugadores que yo conocía de Nacional, Peñarol y el Inter. Y siempre el Rojo empezaba perdiendo por 3 a 0. Fijate que ya de chico tenía la fantasía de que Independiente estaba para las hazañas. Entonces comenzaba a descontar, lo empatábamos y a lo último entraba Holan y hacía el cuarto del triunfo, ja.
-Debe ser de los primeros recuerdos que tenés en la vida con esa edad.
-Y sí. Fui con mi viejo, Ramón, y mi vecino Cacho a la sede del club a festejar la Copa. Mi viejo me subió a sus hombros y Mitre estaba que explotaba. Esa es mi historia y es la historia de tantos argentinos y argentinas que aman el fútbol y a su club. Vos me preguntaste qué daría por la Copa... La emoción de levantar una Libertadores no tiene algo más a cambio que una profunda raíz familiar, es lo que siente cada hijo o hija cuando va a la cancha sin su viejo que ya se le fue. Dar cosas a cambio de un éxito deportivo no van con mi forma de ser. A mí me gustaría mucho ganar la Libertadores porque... (se quiebra). No sabés cómo estaría mi viejo.
Apenas logra terminar la frase. “Hacía rato que no me ponía así, perdón”, dice mientras se seca las mejillas. No hace falta agregar más. ■