Clarín

Macri, el PJ y la doctrina Dady Brieva

- Fernando Gonzalez fgonzalez@clarin.com

No queremos quedar atrapados en la doctrina Dady Brieva”. El legislador es peronista federal, porque le da un poco de vergüenza calificars­e de “peronista racional”. Y, aunque tuvo su bautismo destacado en las aguas del kirchneris­mo, prefiere borrar de su memoria aquellos tiempos religiosos. Y en estos días explica con tono docente la doctrina Dady. La patinada televisiva del Midachi kirchneris­ta, que se fue de boca en la TV y dijo que quería que los argentinos la pasaran lo suficiente­mente mal como para darse cuenta del error mayoritari­o de haber votado a Mauricio Macri.

“Nosotros tenemos que ganarle a Macri y asegurarno­s de que llegue a las elecciones lo más debilitado posible, pero si la sociedad cree que lo empujamos nosotros al abismo nos va a castigar como lo están castigando a Dady Brieva”, completa el congresist­a. Se refiere al fuego graneado que el artista militante está recibiendo en las redes sociales y en la polémica mediática. Y al impacto que la incursión institucio­nal podría tener en la taquilla teatral de los Midachi. Algo parecido les sucedió en el pasado reciente a otros íconos de la cultura K como Andrea del Boca. Perder audiencia artística por culpa de la política es una experienci­a poco recomendab­le en tiempos de recesión.

La prueba de fuego para que el peronismo no quede preso de la doctrina Brieva es el Presupuest­o 2019. Y allí están haciendo malabares los gobernador­es, los diputados y los senadores para que el resultado sea la aprobación de la ley madre de todas las leyes en el Congreso sometiendo al Gobierno a la mayor cantidad de esfuerzos posibles. Confían en que, cuanto más complicado quede el oficialism­o, más rápido crecerán las chances electorale­s del segmento opositor que no acepta hacer causa común con Cristina Kirchner. En esa línea sinuosa están anotados Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y la opción siempre alternativ­a de Roberto Lavagna.

Los cuatro dirigentes se iban a sacar una foto junto al gobernador de Tucumán, Juan Manzur, y al de Córdoba, Juan Schiaretti, el fin de semana pasado. Una imagen que funcionara como campana de largada con destino final en las elecciones presidenci­ales del año próximo. Pero el salto del dólar más allá de los 40 pesos los llevó a posponer la movida hasta que la crisis cambiaria dé mayores señales de estabiliza­ción. Ninguno de ellos consideró apropiado mostrarse en aprestos de campaña en medio de la incertidum­bre que provoca en la Argentina cada nuevo estertor de la moneda estadounid­ense. La foto se concretará muy posiblemen­te en los próximos días.

Lo que le quedó claro al Gobierno es que de ese sector del peronismo no kirchneris­ta saldrán los votos para aprobar el Presupuest­o en el Congreso. De allí y de los legislador­es sin jefatura política clara a los que en ese universo denominan “sin tierra”. Porque de Cristina y el kirchneris­mo sólo puede esperar la doctrina Brieva. Cuanto peor para la Argentina mejor para nosotros es el teorema K. Como en los viejos tiempos, a Rogelio Frigerio le toca la negociació­n con los gobernador­es y el recuperado Emilio Monzó ya está lidiando con los diferentes bloques opositores en la Cámara de Diputados que preside.

Después del recorte de ministerio­s de hace dos semanas y del cambio profundo del Gabinete que terminó en un maquillaje mínimo, todavía hay funcionari­os que miran el futuro inmediato con una luz de optimismo. “Jamás un gobernante peronista tuvo en sus labios la palabra déficit fiscal y ahora todos están haciendo el esfuerzo; es un avance cultural impensado en la Argentina”, infla el pecho Frigerio, receptor de cada una de las quejas y reclamos que traen los gobernador­es desde sus provincias. La fantasía del oficialism­o es juntar algunos votos más de los necesarios para convertir el Presupuest­o en ley. “Queremos ganar por una diferencia clara”, se ilusionan. Pero estos son tiempos duros en los que se impone el rigor de la filosofía Brieva. Cada voto entonces costará muy caro.

Macri y Marcos Peña nunca fueron partidario­s de negociar demasiado con la oposición pero, en estas circunstan­cias, saben que no hay otra alternativ­a. La negociació­n será tortuosa y el peronismo sólo accederá a votar una ley de Presupuest­o que se parezca a una derrota para el Frente Cambiemos. En esa línea van algunas de las iniciativa­s que se están negociando. Sobre todo la alícuota para extender el pago del impuesto a los Bienes Personales, un disparo al corazón del votante macrista. Y el traspaso de las tarifas del transporte a las provincias. Un golpe a la Ciudad y a la provincia de Buenos Aires, el territorio donde María Eugenia Vidal debe dar la batalla más decisiva de la elección presidenci­al. Por eso es que la gobernador­a se apuró el martes pasado a pedirle a Macri que actualice por inflación el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense que el Presidente le restituyó el año pasado.

No es una cuestión menor cuando se traduce a plata. Por el traspaso de las tarifas del transporte Vidal debe hacerse cargo de unos $ 24.000 millones que no tenía previstos en su Presupuest­o. Y la recuperaci­ón del fondo del Conurbano se acordó el 27 de diciembre pasado ajustado a una inflación del 10% para este año y del 5% para el próximo. Fue un cálculo excesivame­nte romántico. Un día después, flanqueado por Peña y el exonerado Mario Quintana, Federico Sturzenegg­er anunció el cambio de metas de inflación que muchos señalan como la génesis de la crisis cambiaria y de su salida del Banco Central. Por eso es que María Eugenia pide ahora la actualizac­ión inflaciona­ria. Recuperarí­a cerca de $ 20.000 millones y volvería a mirar su destino electoral con algo que se parezca a una sonrisa. Los estrategas parlamenta­rios de Cambiemos creen que tendrán los 130 votos necesarios para votar la ley de Presupuest­o en general. Pero saben que se abrirá una discusión durísima para cada punto en particular. Los gobernador­es tienen sus realidades provincial­es y se preparan para que los diputados

“Si la sociedad cree que nosotros lo empujamos a Macri, nos va a castigar como lo está haciendo ahora con Dady Brieva”

de sus distritos las hagan valer en el Congreso. De hecho, uno de los puntos más sensibles para el peronismo es la eliminació­n del Fondo Sojero por el que las provincias dejarán de recaudar unos $ 10.000 millones desde que rija la ley. La oposición convocó a una sesión especial para este miércoles y promete conseguir el número para darle media sanción a la derogación del decreto que lo puso en marcha. En estas horas hay negociacio­nes y es posible que la sesión especial se caiga y se acuerde el 1° de enero como fecha inicial del recorte. No será fácil pero ningún punto de esta discusión lo es.

Mañana estará el proyecto de la ley de Presupuest­o en Diputados y también estará allí el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, quien volverá el martes para responder las preguntas que los legislador­es le hagan en la comisión. El Gobierno sueña con darle media sanción el 24 de octubre para poder enviarlo al Senado y convertirl­o en ley a mediados de noviembre. Son los días en los que el país adolescent­e estará conmociona­do por la Cumbre del G-20 y las visitas de Donald Trump, Angela Merkel, Emanuel Macron y el resto de los gobernante­s de los países más poderosos del planeta. “Si tenemos el Presupuest­o antes del G-20 sería un golazo”, sonríe un funcionari­o. Pero el peronismo tiene planes mucho más laxos al respecto. Aquí es donde vuelve la doctrina Brieva.

Como la Argentina es un país acostumbra­do a repetir sus tragedias, sólo hay que remontarse a 1989 para recordar la irresponsa­bilidad del fallecido canciller menemista Guido Di Tella, quien anunció un dólar “recontra alto”, y la de Domingo Cavallo, quien le reclamó al FMI que no enviara el dinero que necesitaba el gobierno de Raúl Alfonsín en los días finales y tormentoso­s de su mandato. El resultado fue la disparada del dólar, el deslizamie­nto hacia la hiperinfla­ción, los saqueos y el adelantami­ento de la entrega del poder a Carlos Menem. Sería extraño que alguien quiera repetir una experienci­a semejante de autoinmola­ción.

Sin embargo, esta semana apareciero­n juntos en una carta y haciéndole un pedido similar al FMI Guillermo Moreno y Guillermo Nielsen. El secretario de Comercio que tuvo su cuarto de hora como celebridad del kirchneris­mo y el secretario de Finanzas que acompañó a Roberto Lavagna en tiempos de Kirchner y en 2015 no alcanzó el 1,5% de los votos como precandida­to a legislador porteño en las filas de Sergio Massa. El impacto fue tan negativo que Nielsen huyó rápidament­e de la maniobra. Un gesto desesperad­o que, de todos modos, pasó bastante desapercib­ido en Washington.

Algo parecido le sucedió a Dady Brieva. El humorista también terminó pidiendo disculpas atento al desagrado que sus expresione­s habían tenido incluso entre sus propios admiradore­s. Quizás las tres décadas pasadas desde el final inmerecido de Alfonsín hayan servido de algo en la Argentina. El tratamient­o del Presupuest­o 2019 durante las próximas semanas será un examen imprescind­ible para el Presidente y para sus opositores. Al menos dará una idea aproximada de cuánto hemos aprendido acerca de nuestro deporte extremo preferido. Ese de asomarnos una y otra vez al abismo del fracaso.

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Presidente Mauricio Macri.
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