El amor, en una comedia arriesgada
El Chino Darín es uno de los protagonistas de este filme que rompe con algunos esquemas formales del género.
Mateo Gil, coguionista de varios éxitos de Alejandro Amenábar, como Abre los ojos y Mar adentro, y de El método, de Marcelo Piñeyro, vuelve a la realización con una comedia romántica arriesgada, atrevida en el sentido que rompe con algunos esquemas formales.
Que le ha dado un rasgo de originalidad no cae duda, pero la pregunta es si el resultado es tan bueno como podía preverse.
Gil apela a la combinación de la comedia romántica con un tono documental, que se entremezclan. Y hay personajes que hablan a cámara y se ven imágenes documentales como para reforzar la teoría que tiene Manel.
Es que Manel es un físico que intenta explicar de manera científica las relaciones amorosas con las leyes de la física. Según él se corresponden. Y su vínculo con Elena, que es modelo y se prueba como actriz, está predeterminada. Y si no funciona, la culpa la tienen Einstein, Newton y las tres leyes de la termo- dinámica.
El director canario, de 45 años, acierta más en la ficción que con el tono documental, que cuando arranca parece que será solamente una introducción. Pero no.
Las entrevistas del formato documental científico alternan, se intercalan con las relaciones afectivas de los cuatro protagonistas. ¿La entropía tiene que ver con que Manel y Elena no terminen de conjugar?
La estructura hace que cuando uno empieza a empatizar aparezcan los comentarios científicos, lo que sumado a que el punto de vista de Manel, que nos muestra un mismo hecho de maneras diferentes, se arme una melange que por momentos desconcierta.
Vito Sanz, Vicky Luengo, Irene Escolar y Chino Darín, como el típico semental argentino, integran el elenco y, sí, la ciudad de Barcelona se ve bellísima. ■