Clarín

Que el portazo de Caputo no empañe dos temas clave

- Daniel Fernández Canedo

La salida abrupta del presidente del Banco Central ( aunque en el Gobierno hacía tres semanas que se rumoreaba el tema) desató una ola de preguntas: ¿por qué lo hizo cuando el Presidente estaba en EE.UU.?, ¿por qué, en un día de paro de la CGT? ¿por qué no esperó el anuncio del nuevo acuerdo con el FMI como lo había hablado con el Presidente?

Luis Caputo le adelantó su renuncia a Mauricio Macri . Dijo que buscó evitar que su dimisión empañe los anuncios que se conocerían finalmente hoy después de que el presidente Macri y Crhistine Lagarde se saquen la esperada foto del acuerdo.

El “portazo” de Caputo desató una suba inicial del dólar y una caída de la Bolsa y los bonos en sintonía con las preguntas sin respuesta y la incertidum­bre lógica por cambiar un titular de la autoridad monetaria que tuvo 103 días de una gesión en la que el dólar pasó de $ 28,43 a $ 38,91 con una suba de 37%.

Pero sobre el final de la rueda la película financiera fue distinta: el billete apuntó a la baja, la Bolsa terminó con una suba de 2,6% y mejoraron los precios de los bonos.

Tal vez el mercado interpretó que la entrada de Guido Sandleris, muy cercano al ministro Nicolás Dujovne, despejaba las dos incógnitas principale­s del momento financiero: cuánta plata adicional estará dispuesto a desembolsa­r el Fondo en la nueva etapa y cuál será la política para manejar el dólar.

Tres días atrás, tanto la Casa Rosada como el Ministerio de Economía habían salido a desinflar la expectativ­a de que podrían venir US$ 20.000 millones y arriesgaba­n un monto cercano a los US$ 5.000 millones adicionale­s.

Todo indica que la cifra estará más cerca de los US$ 5.000 millones y que eso será decisivo para demostrar ante los mercados que hay un plan consistent­e y suficiente para afrontar los compromiso­s de la deuda de 2019 y 2020. Pero la clave para el corto plazo será la modificaci­ón de la política cambiaria.

Como adelantó Clarín, habrá una banda cambiaria que, al decir de un alto funcionari­o, será “amplia” para permitir intervenci­ones y evitar caer en situacione­s de retraso del dó- lar. Una posibilida­d es que esa banda establezca un precio inicial del dólar con un 10% de movimiento para arriba o para abajo.

Dentro de esa “banda” intervendr­á el Central con sus reservas en el intento de estabiliza­r el mercado, pero fuera de ella también lo hará el Banco Nación como refuerzo para fre- nar un dólar que ya subió más de 100% en el año y cambió de raíz el panorama económico para lo que queda del año y, por lo menos, el comienzo del próximo.

En la visión oficial siempre optimista que, obviamente, evita ahora hablar de independen­cia del Central, Sandleris tiene el tablero de comando más despejado que su antecesor.

Por lo pronto el dólar ronda los $ 40, la “bomba” de las Lebac está en proceso de extinción y el FMI no le permitirá moverse del compromiso de inmoviliza­r “la maquinita” de emitir pesos para financiar al Tesoro.

Pero Sandleris sí tendrá la tarea de hacerle perder algo a los que apostaron al dólar en el entendimie­nto de demostrar que el camino de la divisa no es sólo ascendente.

El flamante titular del Central dijo que su objetivo esencial será bajar la inflación. En otros términos, y en el entendimie­nto de los economista­s profesiona­les, eso querría decir que las tasas de interés en pesos le deberán ganar al aumento del costo de vida y que éste deberá superar al dólar en los proximos meses. Hagan sus apuestas señoras y señores.

Habrá una banda cambiaria que será “amplia” para evitar un atraso del dólar.

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