Clarín

Dos horas al teléfono para convencer a Macri de una renuncia incómoda

Luis Caputo. Le dijo al Presidente que la noticia de su paso al costado debía hacerse antes de anunciar el acuerdo con el FMI

- Gustavo Bazzan gbazzan@clarin.com

Luis Caputo tuvo que, literalmen­te, convencer al presidente Mauricio Macri de que le permitiera anunciar la renuncia ayer martes, un día antes de que se conocieran los términos del nuevo acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacio­nal. El ahora ex titular del Banco Central logró su cometido luego de una extensa charla telefónica que arrancó a las 8 de la mañana hora argentina y concluyó poco antes de las 10. De la conversaci­ón también participó el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

El argumento que utilizó Caputo fue que lo más convenient­e era anunciar la noticia mala el martes para que el mercado la digiriera y, sobre todo, no tapara la noticia buena, que era el nuevo acuerdo con el FMI.”Tendremos que bancarnos que el dólar llegue a 39 0 40 y que caigan los bonos, pero mi visión es que cuando aparezca la notica buena, será más importante y borrará el supuesto efecto negativo de mi renuncia”, le dijo Caputo a Macri, quien lo escuchaba preocupado desde Nueva York. Algo de eso fue lo que ocurrió.

La duración de la charla tal vez explica las dudas que rodearon no solo al Presidente y a Peña, sino al resto de los funcionari­os que participar­on de las negociacio­nes con el FMI.

Sin embargo, Caputo les comentó a sus allegados que la decisión de abandonar el cargo ya se la había comunicado a Macri tres semanas atrás. Su posición era que la conducción del Banco Central debía quedar a cargo de quienes se pusieron al hombro la negociació­n con el FMI.

El cargo terminó siendo heredado por Guido Sandleris aunque también se pensó en Gustavo Cañonero, quien cuando se le insinuó la posibilida­d de ascender a la presidenci­a habría señalado que estaba “cómodo” como vicepresid­ente de la entidad.

En los diálogos con sus colaborado­res que siguieron a la renuncia, Caputo les comentó lo que le había dicho a Macri: “Es mejor que la aplicación del acuerdo con el FMI quede en manos de quienes lo negociaron. Así no se repite una situación como la que tuve que vivir yo, que llegué al BCRA a aplicar un acuerdo del que no había participad­o”.

También se dijo que el compromiso que había asumido Caputo cuando Macri le ofreció el cargo - o se lo tiró por la cabeza- era desarmar la bomba de tiempo de las Lebac y lograr la paz cambiaria. Lo primero lo está haciendo sin muchas complicaci­ones. Lo segundo es más discutible. Caputo asumió con el dólar a $ 28,43 y lo deja en $ 38,91 es decir un 37% más en apenas tres meses.

La explicació­n de Caputo sobre esa disparada: dice que cuando llegó al Central se dio cuenta de que tenía ata- das las manos y que por el compromiso asumido de no intervenir porque mandaba la regla de “dólar libre” el mercado, cuando estalló la crisis de los cuadernos y la de Turquía, atacó al peso sabiendo que el BCRA podía defenderlo. “Para los mercados, era como patear penales sin arquero”, suele decir Caputo.

Pero la disparada del tipo de cambio derivó en zozobra, sobre todo en el núcleo duro de Cambiemos. Cuando el dólar no encontraba techo, fueron Horacio Larreta y María Eugenia Vidal quienes le señalaron a Macri que el impacto de la corrida sobre la inflación era letal, sobre todo en el Conurbano y en los sectores más pobres de la sociedad.

Fue ahí cuando Caputo le dijo a Macri que había que volver a negociar con el Fondo, y anunciarlo cuanto antes. Macri le hizo caso y el 29 de agosto habló un minuto 40 segundos a través de Facebook. En el Gobierno admiten que esa decisión no le cayó bien a Christine Lagarde.

Lo cierto es que después de ese anuncio Caputo se desentendi­ó de las limitacion­es y comenzó a intervenir con intervenci­ones puntuales “por sorpresa”, además de las subastas acordadas con el FMI. “No podemos seguir perdiendo 300 millones de dólares por día”, fue lo que le dijo Caputo a la mesa de dinero del Banco Central cuando decidió intervenir.

En las reuniones con su equipo de confianza, Caputo -contra lo que se viene publicando en estos días, recogiendo comentario­s de funcionari­os del Gobierno- desestima las versiones de “roces” o “internas” con el ministro de Economía, Nicolás Dujovne. Y hasta no tiene empacho en mostrar las conversaci­ones que mantiene a diario con Dujovne en whats App. Claro, a esta altura se sabe que los diálogos picantes -de cualquier tipo- no hay que tenerlos a través de una aplicación que está a tiro de escrache.

Caputo aún debe resolver si acepta o no la invitación que le hizo Macri para trabajar como asesor presidenci­al. El ahora ex banquero central tiene que balancear entre su interés en seguir colaborand­o con su amigo el Presidente y un frente hogareño que le reclame volver a la privacidad. El escrache en un restaurant, semanas atrás, habría sido la gota que colmó la paciencia en el seno familiar. ■

 ?? FERNANDO DE LA ORDEN ?? Uno sigue, otro se va. Nicolás Dujovne y Luis Caputo, en mayo de este año.
FERNANDO DE LA ORDEN Uno sigue, otro se va. Nicolás Dujovne y Luis Caputo, en mayo de este año.

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