El día en el que ‘Toto’ Caputo dejó de ser el “Messi” de las finanzas
El final de un trader con perfil alto. El presidente del Banco Central convenció a Macri para adelantar su salida. Quería dejar su cargo antes del día del acuerdo con el FMI.
Mauricio Macri no tiene paz. En plena visita a Nueva York, en el día del cuarto paro de la CGT, tuvo que anunciar el nombramiento de Guido Sandleris en el Banco Central y, sobre todo, la salida de Luis “Toto” Caputo. Uno de sus mejores amigos. El hombre al que hasta hace poco en la Casa Rosada llamaban “Messi”. Por su habilidad como trader. Pero el efecto de los cambios en el panorama financiero internacional y la mala praxis interna convirtieron a la economía argentina en algo parecido al Mundial de Rusia donde fracasó Lionel.
Por eso es que el “Messi” de las finanzas acaba de ser eliminado del juego. El Presidente tuvo la primera señal de cómo venían las cosas hace dos semanas. Caputo le avisó que se quedaría sólo hasta que se concretara la renegociación del programa económico con el Fondo Monetario Internacional y que después dejaría la presidencia del Banco Central. Para “Toto”, las nuevas condiciones financieras en el mundo sumado al efecto de los cuadernos de la corrupción K sobre la economía argentina habían vuelto imprescindible una vuelta de tuerca en la relación con el prestamista que Macri había elegido en abril por su consejo personal.
Había que buscar un reemplazante y se barajaron los nombres de siempre. Entre los economistas de confianza de Macri figuraban en primera línea los nombres de Carlos Melconian y Alfonso Prat Gay. Los dos tienen experiencia en bancos estatales. El primero fue presidente del Banco Nación en el primer año de Cambiemos y el segundo había presidido el Banco Central en el primer año de Néstor Kirchner. Los dos se fueron juntos: tuvieron que dejar el gobierno de Macri en la primera gran purga de diciembre de 2016.
Sin embargo, Macri prefirió una vez más hacer un cambio que no significara una gran apertura de su gobierno. El elegido fue Guido Sandleris, un economista de excelente sintonía con el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, pero también un amigo de Caputo que ya había trabajado en Finanzas, en Hacienda y en el Banco Central. Su designación no tiene el impacto en el mercado que logran los nombres mencionados o el del mismo Caputo. Pero Sandleris se ha ganado en este tiem- po la confianza de la cúpula del FMI y del resto de los organismos financieros con sede en Washington. Eso fue determinante.
En términos políticos, es la continuidad del encapsulamiento político en gente de su extrema confianza que alumbró el Presidente con los cambios mínimos de gabinete anunciados hace tres semanas. Marcos Peña se reunió el lunes con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta en la Casa Rosada para anticiparles el dato. “Toto se va”, les avisó el Jefe de Gabinete, quien también les adelantó quien sería el reemplazante. En estos tiempos de crisis cambiaria y sensibilidad política extremas, el macrismo prefiere mantener el frente interno sin fisuras a la vista.
Lo cierto es que las negociaciones con el FMI de los últimos días tuvieron a los tres como referentes ineludibles. Participaron activamente Dujovne y Caputo, pero en las últimas dos semanas se sumó Sandleris cuando pasó a ser el candidato designado. El acuerdo se anunciará hoy y tendrá, como lo ha venido anticipando Clarín, un capítulo de bandas de flotación para el manejo del dólar más el adelantamiento de los desembolsos y una asignación de fondos extras de una magnitud suficiente como para tranquilizar a los mercados.
Macri y Dujovne hubieran preferido que el cambio en el Banco Central se hubiera anunciado más adelante. Pero Caputo insistió en hacerlo un día antes del anuncio del acuerdo con el FMI. La versión estalló a media mañana y apenas habían abierto los mercados, estableciendo un nuevo eslabón en el estilo político exótico que ya es una marca del Frente Cambiemos. “Es posible que hoy no caiga bien en los mercados pero mañana, cuando se anuncie el acuerdo, todo se va a acomodar con la buena noticia”, fue la frase con la que Caputo intentó tranquilizar al Presidente en una extensa charla que mantuvieron por teléfono. Cerca del mediodía, el dólar orilló los 40 pesos y pareció que la tormenta de las últimas semanas volvía a azotar al pa- ís adolescente. Pero al cierre de los mercados la cosa se tranquilizó, el dólar bajó un peso y los bonos argentinos retomaron su camino ascendente. Claro que la calma verdadera se comprobará hoy, cuando los tiburones de Wall Street evalúen la fortaleza del vínculo entre el FMI y la Argentina.
Para Dujovne, la salida de Caputo es el pasaje a un territorio de mayor alivio. Tenían miradas diferentes sobre el funcionamiento del mercado. “Toto veía las cosas en términos demasiado cortoplacistas y Nicolas más en función del mediano y del largo plazo”, es la descripción elegante que hace un ministro de los desencuentros entre ambos que muchas veces terminaban en discusiones ásperas. La designación de Sandleris, sin dudas, fortalece al ministro de Economía siempre y cuando la situación no se vuelva a salir de control.
En la economía de la Argentina bipolar, el lunes se dejaron ver los grupos piqueteros paralizando la ciudad de Buenos Aires con las demostraciones escénicas de la militancia rentada. Y el martes arrancó con un paro general de los gremios tradicionales, que la adhesión del transporte convirtió en mayoritario. Seguramente no era el mejor día para que el Presidente anunciara el reemplazo del titular del Banco Central. Justo cuando la calma del dólar en los últimos diez días eran el principal activo para compensar los datos preocupantes de la economía real. Los mismos que llevaron al Gobierno en caída libre hacia sus índices de popularidad más bajos en tres años. Pero ya decía Perón que la única verdad es la realidad. Y Caputo, considerado por muchos el “Messi” de los traders financieros, se fue del Banco Central sin pena, sin gloria y sin poder darle a la Argentina las satisfacciones que sí consiguió en su exitosa trayectoria privada.
“Toto se va”, les anticipó el lunes Marcos Peña a María Eugenia Vidal y a Rodríguez Larreta