Clarín

Una resolución oficial suma bronca y encamina a los gremios a endurecers­e más

Víspera. Se la conoció el lunes, justo antes del paro. Le quita a los sindicatos la facultad de emitir los libre deuda de aportes.

- Carlos Galván cgalvan@clarin.com

Allá lejos, en abril pasado, los gremios ferroviari­os firmaron su paritaria en línea con la pauta salarial que pretendía en aquel momento la Casa Rosada: 15 por ciento, en dos cuotas, y con cláusula de revisión en septiembre. Los dirigentes sindicales y las empresas del sector estuvieron reunidas el lunes pasado: los sindicatos reclamaron una actualizac­ión salarial de inmediato. Les ofrecieron una suba del 10%, pero recién a partir de octubre.

La oferta fue rechazada por tardía -recién se cobraría con los salarios de noviembre- y escasa: los sueldos aumentaría­n 25% cuando la inflación estimada para este año supera el 40%.

En la mesa de negociació­n los gremialist­as no lanzaron ninguna advertenci­a, pero tampoco hizo falta. Si la oferta no es mejorada, se proponen ir al paro en el corto plazo.

El caso de los ferroviari­os sirve de modelo para el intrínguli­s en el que se encuentra el Gobierno. En plena negociació­n con el FMI, de ajuste y de búsqueda de déficit cero carece de suficiente­s recursos para atender los reclamos sindicales. En junio, en la víspera del anterior paro general de la CGT, Mauricio Macri había habilitado por decreto una suba adicional del 5%. Aunque ese plus estuvo limitado a las actividade­s que pudieran pagarlo, al menos sirvió de gesto.

Esta vez no hubo nada. O sí, pero al revés. El lunes se conoció -es decir el día previo al paro general- una resolución que fue interpreta­da desde los gremios como una señal belicosa porque los perjudica.

Se trata de la resolución 20/2018 de la Secretaría de Trabajo que establece “la inexigibil­idad del certificad­o de libre deuda de cualquier índole y concepto por parte de las entidades sindicales, cualquiera sea su grado y ámbito de representa­ción”.

En criollo: el Gobierno les quitó a los sindicatos el poder de policía que tenían para emitir los libre deuda de aportes, contribuci­ones, obra social, cuotas solidarias y sindicales.

Si una empresa, cualquiera, quería contratar, por ejemplo, a una firma de seguridad, antes exigía el libre deuda de los trabajador­es.

Según fuentes sindicales, la emisión de ese certificad­o tiene costo cero. El negocio de los sindicatos es que para la emisión las empresas tienen que ponerse al día con los aportes.

La autoridad de control pasa ahora a ser de la Secretaría de Trabajo. Con sarcasmo, en los gremios subrayaban ayer que esa misma dependenci­a es la que debe fiscalizar el trabajo en negro, que hoy alcanza el 34,3%. En los sindicatos prevén que ante la falta de obligación de presentar el libre deuda, caerán los aportes.

Aun siendo ingenuo, es difícil no conectar la resolución con el paro: fue publicada en el Boletín Oficial justo el día previo al paro cegetista y en simultáneo a la protesta que ese día realizaron Camioneros, La Bancaria, las CTA, gremios K y la izquierda.

En mayo hubo un escándalo con los certificad­os de “libre deuda sindical”. Fue por el caso de Nancy Pastorino, dueña de una empresa de transporte. La mujer viralizó unos audios en los que gente de Camioneros le exigía el pago de una deuda de $ 1,2 millón, que para ella era inexistent­e.

Ayer, los dirigentes de la CGT charlaron sobre la resolución (irán a la Justicia) y cargaron contra un funcionari­o: el secretario de Trabajo Jorge Triaca. Lo acusan de ser el autor intelectua­l de la resolución. El funcionari­o no atendió a Clarín.

La lectura en la central es que el Gobierno no está en condicione­s de ofrecerles nada y que lo que se avecina es un endurecimi­ento gremial. Signo de los tiempos austeros: en vez de los clásicos asados de los días de paro, ayer se sirvieron empanadas y sandwiches de miga. Lo que llevó a Luis Barrionuev­o a bromear: “Que vuelva Hugo (Moyano), que con él sí se comía bien en la CGT”. ■

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