Clarín

Postergan la obra para correr la autopista Illia y la terminarán en dos años

Iban a inaugurarl­a el año que viene, pero la demoraron. La Ciudad dice que es para no sumar caos a la zona de Retiro, donde avanza la construcci­ón del Paseo del Bajo.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

En 2016, en la conferenci­a de Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano Hábitat III que se hizo en Quito, el Gobierno porteño presentó el plan más ambicioso en torno a lo que esa organizaci­ón llama “asentamien­tos humanos”: la integració­n urbana de las villas 31 y 31 Bis, en Retiro. Originalme­nte, el plan contemplab­a el tendido de redes cloacales y pluviales; la formalizac­ión de los servicios de luz y agua; aperturas de calles; mejoramien­to de las viviendas existentes, y relocaliza­ción de algunas otras. Además, la construcci­ón de una nueva sede para el Ministerio de Educación. Pero, por mucho, la obra más polémica y cuestionad­a desde su anuncio fue la relocaliza­ción de un tramo de la autopista Illia.

Para muchos vecinos, dirigentes políticos y sociales, y urbanistas, se trató siempre de una obra innecesari­a. Sin embargo, para la Ciudad, correr la autopista Illia es vital para lograr esa transforma­ción. La obra iba a estar terminada para 2019, pero hoy -con el 30% de avance- ha sido “reprograma­da”, con nueva fecha de inauguraci­ón para 2020.

¿Qué dice la Secretaría de Integra- ción Urbana y Social? Alegó temas logísticos. Explican que la zona colapsó porque allí se lleva a cabo una de las obras mas importante­s de la Ciudad, el Paseo del Bajo. Esta autopista en trinchera -exclusiva para camiones y ómnibus- empalmará con la Illia a la altura del peaje. En rigor, las inmediacio­nes de las estaciones de trenes y de la Terminal de Ómnibus son un auténtico caos. Y todo empeoraría si se sumara la obra de la Illia.

El legislador Gabriel Solano (Frente de Izquierda) mostró su preocupaci­ón. “Para llevar a cabo la nueva Illia se endeudó a la Ciudad en 194 millones de dólares. Desde el principio fui- mos críticos de este tipo de préstamos, porque son imposibles de pagar. En un escenario negativo se suma ahora la devaluació­n. ¿Por qué endeudar a la Ciudad con una obra que ahora quedó en veremos?”.

Pero la Illia es un ítem en el enorme universo que implican las obras en la Villa 31. Otro es la propiedad de las viviendas y tierras en donde hoy viven alrededor de 40.000 personas. “Hay un debate en torno a cuánto pagarán las familias por las casas nuevas. Y una ‘letra chica' relacionad­a con desalojos que es inquietant­e”, explicó a Clarín el ex legislador Facundo Di Filippo, quien impulsó en su mo- mento la ley de urbanizaci­ón que se votó en 2009. “Otro temor es que la Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado (AABE) podría poner a la venta terrenos vacantes en torno a la villa. En tanto, la Ciudad propone permitir mayor volumen constructi­vo en inmediacio­nes de lo que será la vieja Illia”, agregó Di Filippo.

Una de las dudas es si se producirá el fenómeno conocido como “gentrifica­ción”, la expulsión de los vecinos originales por presión del mercado inmobiliar­io.

Para llevar a cabo las nuevas obras de urbanizaci­ón en un marco de legalidad, la Ciudad giró a la Legislatur­a porteña un proyecto que busca que se convierta en ley antes de fin de año. Y hay muchas chances de que eso ocurra, porque el oficialism­o tiene mayoría en el recinto, con 34 legislador­es propios.

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), con una importante presencia en esta y otras villas porteñas, realizó una evaluación sobre ese proyecto y explican por qué es rechazado por los vecinos. “Tiene muchas carencias, como la de soluciones para los inquilinos; y temas preocupant­es, como la posibilida­d de que personas que no residan en el barrio compren terrenos o que un mismo vecino de la villa tenga más de una parcela. Además, se concede una capacidad constructi­va significat­ivamente mayor a zonas cercanas a vías principale­s y espacios públicos de gran escala. Y continúa faltando claridad sobre la futura apertura de calles”, explican.

Un tema que atraviesa a todos los habitantes de las villas que se encuentran en obra (Rodrigo Bueno, villa 20 y Fraga, entre otras) es el costo

de las viviendas: “Los vecinos sufren un shock económico. Por supuesto, todas las familias están angustiada­s por la situación económica, pero aquí se trata de gente que pasa de la informalid­ad a la formalidad. Si bien el costo de una vivienda puede licuarse en algunos años, el de los servicios públicos e impuestos, no. Y la Ciudad marca diferencia­s espantosas, porque no prevé construir el tendido de gas ya que dijeron que es muy costoso”, contó Jonatan Baldiviezo, del Ob- servatorio del Derecho a la Ciudad.

Otro tema, que algunos vecinos vinculan con una transforma­ción negativa, es la autorizaci­ón para las edificacio­nes: hoy el 3% de la villa tiene construcci­ones comerciale­s y el dictamen autorizarí­a a llevar esa proporción al 20%.

“Todo lleva a pensar que el Gobierno busca la expulsión de los vecinos.

Suena como algo delirante, pero sabemos que la presión inmobiliar­ia puede lograr lo que no consiguier­on ni los militares”, confió a Clarín un histórico dirigente barrial, con mil debates en su espalda y toda una vida en el barrio.

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PEAJE GCBA | GOOGLE EARTH Traza actual ual l Nueva trazaa de la Autopista IlliIllia Pque. Thays VILLA 31 VILLA 31 BIS CLARIN Fuente
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J. M. FOGLIA Viviendas. En el asentamien­to viven unas 40.000 personas.
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J. M. FOGLIA. Pilares. La nueva traza pasará por el sector oeste de la villa.

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