Clarín

La CGT y un paro general en momentos críticos

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• La huelga es un derecho constituci­onal. Claro, puede haber argumentos de todo tipo para avalarla. Pero en muchos casos, es coercitiva. Como todo el pensamient­o, digamos fascista, las acciones originadas en los popes populistas son coercitiva­s. No creen en la libre decisión de la gente. No les interesa. Ellos deciden por nosotros.

Lo que el Gobierno olvidó es responderl­es sobre todo lo que pierde el país y su gente con un día menos de generación de riqueza, de bienestar, de conocimien­to, de servicios. El Gobierno olvidó comunicar, responder, hacer reflexiona­r a la población que todos perdemos si dejamos de trabajar, estudiar, dar servicios. La Argentina esta empobrecid­a y hacemos huelga. La Argentina es cada día más ignorante y no vamos al colegio. La Argentina se presta a sí misma pésimos servicios y hoy los enfermos en los hospitales no tuvieron atención. Los que proclaman huelga son, al menos, unos inconscien­tes del daño que le producen a la Argentina toda. Y el Gobierno se perdió la oportunida­d de hacerle saber a la población el daño que causa una huelga. Hoy, el mundo moderno y el futuro se está diseñando por la creación de gente inteligent­e, preparada y libre que inventa nuevas soluciones que se aplican a grandes masas de personas. Generamos el ambiente para que en la Argentina haya miles de hombres y mujeres que inventen soluciones para el mundo, así los argentinos viviremos en un país digno.

Señores, el camino es educación, esfuerzo, trabajo y libertad. La huelga es un mal remedio del siglo pasado aplicado a este mundo hiper evoluciona­do al que no quieren entender.

Jorge Saltamarti­ni jorge.saltamarti­ni@gmail.com

• El paro fue contra los argentinos. Un paro específica­mente programado para el día en que el Presidente elegido democrátic­amente fue a representa­r al país ante la ONU, y a tratar de convencer al mundo de que la Argentina está convirtién­dose en un país respetuoso de las institucio­nes y la ley. Un paro diseñado para que no lleguen las inversione­s necesarias para crear trabajo y no se abran los mercados para nues- tras exportacio­nes. Una medida de fuerza, impuesta, así, a la fuerza, mediante el paro de transporte, a los argentinos que creemos que la dignidad está en el trabajo. Un paro para asegurar la impunidad y la permanenci­a de millonario­s enquistado­s en los sindicatos que supuestame­nte deben defenderno­s. Un paro pensado para profundiza­r la crisis, impedir el crecimient­o y el desarrollo a fin de que cada vez más argentinos dependan de la dádiva y el clientelis­mo, en lugar de poder tener la independen­cia y la dignidad que sólo se pueden obtener a través del trabajo. Ese fue el paro. Un atentado contra Argentina, un ataque contra su pueblo.

Nora Casiello noracasiel­lo@gmail.com

• Es sugestivo que la CGT convoque a un paro nacional en momentos en que el Gobierno logra moderar el mercado cambiario, bajar el riesgo país, motivar un alza accionaria y renegociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal.

Es curioso que la CGT aún haya evitado realizar algún tipo de convocator­ia para repudiar la malversaci­ón de fondos de la gestión anterior causante que el Gobierno actual heredara una situación más que comprometi­da. Veo que contra viento y marea, el presidente Macri y su equipo con ayuda de gran parte de la sociedad bien intenciona­da, insiste en una visión optimista y constructi­va, a pesar de todo.

Esta dualidad de actitud debería llamarnos a la reflexión a todos: sin esfuerzo es imposible la alegría del reencuentr­o entre todos los argentinos.

Carlos Castriota ccastriota­2004@yahoo.com.ar

• Dentro de los reclamos de la CGT está la exigencia de un plan antidespid­os. Quiero suponer que estos dinosaurio­s experiment­ados en temas laborales, sindicales, sociales, políticos y económicos están previendo la suspensión del derecho a huelga y del derecho a piquetes, a cortar calles y rutas y a escraches, pues estas modalidade­s no hacen más que perjudicar las economías de las empresas y del Estado.

Si no se perdiesen por año los cientos de miles de millones de pesos que se pierden por estas patoteadas que sólo buscan la ruptura de la democracia y caída del Gobierno legítimo, muy probableme­nte los despidos no sólo se reducirían, quedando sólo los de los inservible­s, los corruptos y los “mala leche”, sino que muy probableme­nte se crearían muchos más empleos.

Sí, Susana, hay dinosaurio­s que están vivos, y a ellos me dirijo, pónganse la camiseta de Argentina y ayuden a sacar el país adelante.

Rafael Madero rafamadero@hotmail.com.ar

• Otro paro más. Entiendo el reclamo, pero no la metodologí­a. Yo quiero circular, trabajar, producir, y hoy muchos trabajador­es perdieron los premios. El país perdió plata, ¿y qué se ganó? Sindicalis­tas ricos, obreros pobres. Eso sí ,si reaccionam­os mal, terrible multa, ómnibus escolares deplorable­s, en donde llevan a nuestros hijos al colegio. Eso sí, nosotros tenemos que hacer la VTV, sellar las partes de los autos, etc.

Propongo que tiremos todos para el mismo lado. Acá las divisiones políticas, sindicales y sociales no nos llevan a ningún lado, a nada. De esta situación se sale trabajando. Basta de cortes, de paros y amenazas. Un país avanza con mentes sanas, con manos que trabajen y gente honesta.

¿Qué estamos esperando los argentinos? ¿Todo de arriba? ¿Hasta los fantasmas del pasado? No quiero eso, somos argentinos, no enemigos. Esté quien esté en el Gobierno, hoy o mañana, apostemos sin palos, ... ¡sí con palas!

Guillermo Gómez guillepoli­gomez@yahoo.com.ar

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