Ahora Trump acusa a China de influir en las elecciones legislativas de noviembre
Nueva carga del líder de la Casa Blanca Ante el Consejo de Seguridad, sostuvo que la guerra comercial de Beijing daña a los votantes republicanos. Y prometió “sanciones más duras” por el plan nuclear iraní.
La guerra entre Estados Unidos y China parece ampliarse ahora a un nuevo terreno, mientras escala aún más la tensión con el régimen teocrático de Irán. Esa es la síntesis de la explosiva intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU que emprendió ayer Donald Trump. Sin aportar evidencias, el presidente de EE.UU. acusó a Beijing de buscar interferir en las elecciones legislativas de noviembre y prometió “sanciones más duras que nunca” contra Teherán por su programa atómico.
El presidente norteamericano alertó de esa supuesta injerencia del Imperio del Centro, sin entrar en detalles de fechas o métodos, durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que tenía como objeto la no proliferación de armas nucleares. En el encuentro repitió las amenazas a Irán y las extendió incluso a todos los países que desafíen las sanciones que Washington impuso al régimen de los ayatolás, acusándolo de violar el pacto que firmó con Occidente en 2015 y que Washington abandonó, para consternación de sus aliados, hace menos de un año. Trump no lo citó, pero todo ocurrió un día después de que la Unión Europea anunciara un mecanismo financiero para saltear el control de EE.UU. en sus negocios con los iraníes (Ver “Europa desafía a...”).
Ayer, aprovechando que Estados Unidos preside este mes el Consejo de Seguridad, Trump encabezó por primera vez una reunión del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas, en la que volvió a poner a China en el punto de mira.
“Por desgracia, hemos determinado que China ha estado tratando de influir en las próximas elecciones de 2018 que serán en noviembre, contra mi Administración”, afirmó Trump. “No quieren que yo gane o que nosotros ganemos porque soy el primer presidente que ha desafiado a China en comercio y estamos ganando en comercio, estamos ganando en todos los niveles. No queremos que se entremetan o interfieran en nuestras próximas elecciones”, añadió.
Trump había acusado anteriormente a Pekín de atacar el sistema electoral de EE.UU., pero nunca había proferido sus alegatos de forma tan contundente y en un encuentro de tan alto nivel. El ministro chino de Exteriores, Wang Yi, escuchó con gesto serio la acusación de Trump en el Consejo de Seguridad y la rechazó al considerarla “injustificada”. “Nosotros no interferimos y no interferiremos en los asuntos internos de ningún país”, respondió Wang cuando llegó su turno.
EE.UU. y China se encuentran sumergidos en una guerra comercial desde julio, cuando Trump impuso aranceles a los importaciones chinas del sector tecnológico, a los que el Ejecutivo chino respondió con medidas análogas que impactaban principalmente a bienes agrícolas, en particu- lar la soja. Esta semana entró en vigor otra ronda de aranceles a las importaciones chinas, esta vez por valor de 200.000 millones de dólares, y a la que Beijing responderá con gravámenes por 60.000 millones. Trump acusa a Beijing de piratería y deslealtad comercial y la culpa por el gigantesco déficit comercial de EE.UU. (US$ 370.000 millones). Sin embargo, los analistas afirman que con su guerra comercial Washington busca demorar la primacía china en robótica y cibertecnología, que desplazará a EE.UU. como líder global en el conocimiento en los próximos años.
Un problema adicional y para nada menor es que la guerra de aranceles parece golpear a los productores estadounidenses, que le dieron su voto a Trump hace dos años. Los republicanos -y el mismo presidente- temen un resultado electoral adverso en las legislativas de noviembre. Bajo esa aprehensión se interpretan los dardos contra China por su supuesta injerencia electoral.
Al hablar de Irán, Trump declaró: “Impondremos más sanciones, que serán más fuertes que nunca, para afrontar toda la gama de actividades malignas de Irán”. Pero sus palabras volvieron a hacer evidente que esa estrategia no tiene el respaldo del resto de las potencias, que siguen defendiendo el pacto nuclear. Tanto Europa como Rusia y China estiman que ese acuerdo contiene a Teherán y toman medidas para garantizar su supervivencia. Esa situación la subrayó ayer el presidente iraní. Hassán Rohani recalcó que EE.UU. se ha quedado “solo” y vaticinó que, en algún momento, terminará por dar marcha atrás y volver al pacto. ■