Para Francisco, las religiones son clave en la defensa de la dignidad
El Papa Francisco considera que las religiones tienen “un gran papel” en la defensa de la dignidad humana ante “un mundo en el que se afirma y se consolida un paradigma de desarrollo de tipo tecnocrático, con una lógica de dominio y control de la realidad en favor de intereses económicos y de beneficio”.
El pontífice lo afirma en un mensaje enviado al Foro Interreligioso G 20, que este miércoles inició tres días de deliberaciones en Buenos Aires, bajo el lema: “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible: la contribución de las religiones para un futuro digno”.
El foro –uno de los tantos encuentros de diversos sectores en torno a la reunión de presidentes del G 20 que se realizará en esta ciudad en noviembre- es organizado por el Interfaith Forum Association, el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (Calir) y el proyecto latinoamericano “Ética y Economía” (Creas-Pidesone).
Incluye presentaciones, mesas redondas y sesiones de grupos de trabajo sobre el aporte religioso a las problemáticas sociales con la participa- ción de más de cien expositores de diversas religiones y expertos en cultos, que se llevan a cabo simultáneamente en la sede de la Conferencia Episcopal y en el Hotel Sheraton del barrio de Retiro.
En la apertura, que se realizó en el auditorio de la Cancillería, junto con el mensaje del Papa, se leyó también el del patriarca ortodoxo Bartomolé I y el del secretario general de la Alianza Mundial Bautista, Elijah Brown.
Hablaron la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti; el director ejecutivo del Interfaith Forum, Brian Adams; la presidenta de Ética y Economía Argentina, Cristina Calvo, y el director de la International Shinto Foundation, Midori Miyazaki.
También estaba en el estrado el secretario general del Episcopado ar- gentino, el obispo Carlos Malfa. Entre los presentes estuvo también el secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani.
En su mensaje, el Papa subraya que “cualquier intento de buscar un auténtico desarrollo económico, social o tecnológico ha de tener en cuenta la dignidad del ser humano, la importancia de mirar a cada persona a los ojos y no como un número más de una fría estadística”.
Al señalar la significación del diálogo interreligioso desde la identidad de cada credo y su aporte a la sociedad, señala que “hay que construir una fraternidad que no sea de ‘laboratorio’, porque el futuro está en la convivencia respetuosa de las diferencias, no en la homologación de un pensamiento único teóricamente neutral”.