Clarín

Turner: una tarifa que abre el debate

- Patricia Kolesnicov pkolesnico­v@clarin.com

En enero ya corría el rumor: estaban pensando cómo cobrar entrada al Museo Nacional de Bellas Artes. No había pasado un año de cuando, con mucho bombo y sonoros platillos, se anunció que por fin los museos nacionales serían gratuitos: hasta ese momento -salvo justo en el de Bellas Artes- había un bono contribuci­ón que cobraban las asociacion­es de amigos.

El anuncio de la gratuidad traía letra chica: se podría cobrar para muestras específica­s. Es el caso de la de William Turner, que abrió este miércoles. Los residentes en el país pagarán 100 pesos para verla, aunque el resto del museo seguirá siendo gratis, por ahora. Se trata de una muestra temporaria, cara, especial y se sabe que una golondrina no hace verano. ¿Pero no hace sospechar que el calorcito no está tan lejos?

Los defensores de esta medida, que son muchos, dirán que en la mayoría de los museos del mundo se cobra y que acá, además, hay un día gratis: los martes. Justo cuando todos tenemos el día libre para pasear.

El cobro de entrada, por supuesto se da en el contexto de un ajuste en el que el Ministerio pasó a ser una Secretaría más de Educación. La muestra de Turner -tal vez el mayor pintor inglés- se paga en libras esterlinas: gente muy cercana a los números del museo explicó que había costado 25 millones de pesos, de los cuales el Estado había puesto 20 y la Asociación de Amigos, 5. Oficialmen­te, los números del Museo son otros: hablan de 18 millones, que incluyen los 5 de la Asociación y de los que al día de hoy restaría pagar 20.000 libras, es decir, alrededor de un millón de pesos.

¿Cuánto de esto se recuperará por entradas? Una de las muestras más exitosas del Bellas Artes, la de Joan Miró, fue vista -con entrada gratuitapo­r 263.000 personas, de las cuales -descontand­o escuelas, jubilados, días gratis...- un porcentaje interesant­e no hubiera pagado entrada (en la Feria del Libro, se calcula que paga más o menos la mitad). Si los 100 pesos no detuvieran a nadie y Turner entusiasma­ra igual, ¿cuánto recaudaría la moderna máquina registrado­ra que se ubicó a la entrada? ¿13, 15 millones de pesos? ¿Vale la pena?

Hace un tiempo Américo Castilla, ex secretario de Patrimonio Nacional, contaba que el director de un museo de Rosario se quejaba de que, cuando había partido de fútbol cerca, la gente entraba al museo para usar los baños. “Tenés una oportunida­d, agrandá los baños”, contestó él. La idea, decía, era atraer nuevos públicos.

Sin embargo, muchos especialis­tas dirán que la gratuidad no garan- tiza que quienes no suelen ver exposicion­es vayan a hacerlo porque sienten el museo como algo ajeno. Políticas de acercamien­to hacen falta, dicen: que, según un estudio de hace algunos años, la enorme mayoría de los que van a ver cuadros tiene estudios universita­rios. Argumentan que no basta la entrada gratuita y que los que los disfrutan no tendrían problemas en oblar el costo de un café y medio. Los datos apoyan esta posición: según la Encuesta de Consumos Culturales del (ex) Ministerio de Cultura, entre 2013 y 2017 la asistencia a museos bajó del 19 al 12,5 por ciento. Pero en los sectores bajos cayó mucho más: del 11 al 4 por ciento. Y la entrada era gratis.

Parece cierto que gratuidad sin políticas no acerca gente al museo. Pero el cobro sin políticas ¿alejará más?

Gran Bretaña dejó de arancelar sus museos en 2001, excepto exhibicion­es especiales, que se cobran, como se hace acá con Turner. En 2011, el balance inglés era contundent­e: el número de visitantes había crecido de 7 a casi 18 millones, según la BBC. Más del doble.

Los estudios del momento también indicaban que el perfil de quienes asistían, sin embargo, había cambiado poco. Aunque una medición mostraba que, entre 2005 y 2010, la asistencia de los más pobres había crecido del 28 al 34 por ciento.

Es verdad que se paga para entrar al Museo de Arte Moderno de Nueva York y se paga bien: 20 dólares, hoy unos 800 pesos. Para el Reina Sofía, de Madrid -donde está el Guernica, de Pablo Picasso- hay que disponer de 10 euros, unos 453 pesos. Y el Louvre -hogar de la Mona Lisa-, sale 17 euros, 770 pesos. Todos tienen días y franjas horarias gratuitas.

Los vecinos tienen otras políticas (y otro patrimonio). El Museo Nacional de Bellas Artes de Chile es gratuito y también lo es el de Uruguay, aunque se está proponiend­o arancelar una muestra temporaria de Picasso que habrá el año próximo.

Por gestión del Museo, en nuestro país se habilitará la entrada gratuita a la muestra de Turner de 19 a 20, en la última hora de exhibición. Y los martes, día completo. Pero si la idea no es alejar a todo aquel para quien 100 pesos por cabeza sí represente algo, ¿el día gratis no tendría que ser el domingo? ■

En Gran Bretaña creció el público cuando se abandonó el cobro de entradas.

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