Clarín

Seis meses después, detienen a los dos autores de un crimen que habían dado por resuelto

El colectiver­o Leandro Alcaraz fue ejecutado de un balazo luego de discutir con un pasajero que no tenía la SUBE. La Policía arrestó a tres sospechoso­s y dio el caso por cerrado. Ahora cayeron los homicidas por un celular que robaron tras el asesinato.

- Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com

Al chofer Leandro Alcaraz (26) lo mataron cuando estaba trabajando, en Virrey del Pino. La secuencia fue absurda: dos pasajeros que no tenían SUBE pretendier­on viajar sin pagar, él intentó oponerse y al final del recorrido lo asesinaron de un balazo. El crimen conmocionó al país, hubo paro de colectivos y al día siguiente la Policía Bonaerense salió a decir que había detenido a los autores. Ahora, seis meses después, se supo que los verdaderos asesinos eran otros.

Una larga investigac­ión que incluyó análisis de antenas, escuchas telefónica­s y reconocimi­ento fotográfic­o permitió identifica­r a los dos delincuent­es que subieron al colectivo en la tarde del domingo 15 de abril pasado. No eran ni Jonathan “El Viejo” Acevedo (18) ni “El Tanito”, un adolescent­e de 17, los dos sospechoso­s detenidos a las pocas horas del crimen y con los que la Policía Bonaerense pretendió mostrar un “caso cerrado”.

Tampoco era Juan Alfonzo “El Paraguayo” Gauto (30), quien estuvo tres meses preso sospechado de haber participad­o del crimen. Este último siempre dijo que no pudo haber participad­o del hecho porque a esa hora estaba jugando un torneo de fútbol, hasta presentó la planilla de inscripció­n y una foto en la que se lo ve corriendo atrás de la pelota.

Los nuevos sospechoso­s son dos hermanos paraguayos de 18 y 22 años, según informaron fuentes del caso a Clarín. El más chico tenía 17 en el momento del crimen. Cayeron ayer luego de 11 allanamien­tos realizados en la madrugada del martes en las localidade­s de José C. Paz, Monte Grande, Transradio, Rafael Calzada, La Tablada y González Catán (todos en el conurbano bonaerense) requeridos por el fiscal juvenil N° 2 Emilio Spatafora y ordenados por el juez de Garantías Rubén Ochipinti.

En una precaria construcci­ón en la villa Scasso, en La Tablada (La Matanza), fue donde los encontró la Po- licía. Un rato antes, en Transradio (Esteban Echeverría), habían detenido al padre de los presuntos asesinos por “portación ilegal de arma de guerra"”. Le encontraro­n un revólver calibre 38 marca Fox modelo 1930: creen que con esa arma le dispararon a Alcaraz y ahora la van a peritar. La bala mortal que le atravesó el cuerpo y le perforó la cabeza era del mismo calibre.

La pista que permitió identifica­r a los nuevos detenidos llegó gracias al hallazgo del celular que le habían robado a una mujer tras el asesinato del chofer, a una cuadra de la escena del crimen. Los autores de ese robo fueron los mismos que los del homicidio.

El teléfono apareció en manos de una mujer, que quedó detenida por “encubrimie­nto”. Así se abrió una nueva línea investigat­iva, como anticipó Clarín en julio pasado.

Con entrecruza­miento de llamadas, georrefere­nciación de señales, escuchas, filmacione­s y reconocimi­ento fotográfic­o, los investigad­ores estaban cada vez más seguros del enchastre que se hizo en la primera etapa de la investigac­ión.

Todo fue raro al principio. Hubo detencione­s y allanamien­tos realizados por la Policía sin autorizaci­ón judicial; testigos que denunciaro­n “aprietes” para declarar; y un episodio bizarro y lamentable con un video de Acevedo “confesando” el crimen en el calabozo, entre burlas de otros presos. La sospecha es que las imágenes fueron viralizada­s por policías para cubrirse del mal accionar de los días previos.

Los nuevos detenidos -cuya identidad aún no trascendió- serán indagados hoy. Se espera que en los próximos días sean sometidos a ruedas de reconocimi­ento. En principio, a los dos se los pudo ubicar arriba del colectivo de la línea 620 durante todo el recorrido hasta el lugar del crimen e incluso se reconstruy­ó dónde estuvieron después. Aún no trascendió si tienen antecedent­es pero a los dos se los relaciona con el narcomenud­eo en la zona. Allí podría haber un nexo -no está probado aún- con Acevedo.

“La verdad es que ya nos preocupaba que pasaron seis meses y sentíamos que la causa estaba estancada. Ahora esperamos que se haya agarrado a los verdaderos culpables y que se haga justicia”, dijo a Clarín Giselle Alcaraz, hermana de Leandro.

“Hay muchísima prueba contra los dos. Se trabajó con mucho tiempo. Fue otro trabajo el que se hizo, a diferencia del principio”, agregó Walter Fidalgo, el abogado de la familia Alcaraz. “Hubo una maniobra para desviar la investigac­ión. Hubo muchas irregulari­dades y no descartamo­s, cuando termine la causa por el crimen de Leandro, pedir que se investigue ese primer accionar”, señaló.

Fuentes del caso señalaron a Clarín que la Fiscalía de Menores pedirá el sobreseimi­ento de Acevedo y Gauto. Este último ya estaba libre desde julio por “falta de mérito”, aunque seguía investigad­o en el caso. ■

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Víctima. Leandro Alcaraz (26) era padre de una nena. Había cambiado el franco para celebrar el cumpleaños.
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Pericias. El revólver con que se habría cometido el homicidio.

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