Saltaron una reja para robar una camioneta y asesinaron de un balazo a un plomero
La víctima estaba en el garage de su casa y quiso evitar que los ladrones llegaran hasta el lugar donde estaba su familia. Buscan a dos sospechosos, de 15 y 17 años.
Cuando Pablo Retamar (45) escuchó ruidos ya era tarde. Dos jóvenes entraron a su casa de Loma Hermosa saltando una medianera. La última barrera era él. Intentó evitar que avanzaran, para proteger a su familia y defender su camioneta. Lo asesinaron de un balazo en el pecho. Los autores del crimen habrían sido dos menores de edad.
Retamar era plomero. Hace cinco años decidió dejar la empresa en la que trabajaba para dedicarse a su oficio, con su suegro. El martes estaba lavando su camioneta dentro del garage de su casa, en San Felipe al 6900, con el portón de reja cerrado.
Poco antes de las 19 fue sorprendido por dos asaltantes. Los ladrones saltaron la reja a través de la casa de una vecina. De nada sirvieron los pinches que Retamar, como otros tantos vecinos de su barrio, había colocado sobre las varillas de hierro co- mo una medida más de seguridad.
Fuentes policiales confirmaron que la víctima intentó defenderse. “Eran dos asaltantes jóvenes y estaban armados. Hubo un forcejeo y le dispararon un tiro en el pecho”, explicaron voceros del caso.
Adentro de la casa estaban Nora, esposa de la víctima, de 43 años, y sus dos hijos, Juan Pablo, de 18, y Sofía, de 23. Cuando escucharon los gritos corrieron a la puerta para ver qué pasaba. La joven alcanzó a presenciar parte del forcejeo y fue testigo de cómo le disparaban a su padre, que cayó herido en el suelo. Desesperados, los familiares de la víctima llamaron al 911. Retamar murió mientras era trasladado al Hospital Bocalandro.
Los dos atacantes escaparon corriendo sin robarse nada. Los investigadores creen que venían de cometer otros hechos y buscaban un vehículo para escapar. Eso explicaría que hayan intentado robar la camioneta y que no quisieran entrar a la casa de la víctima.
La investigación quedó a cargo de la Fiscalía N° 2 de San Martín. Fuentes policiales indicaron que identificaron a dos sospechosos, de 15 y 17 años, que hasta ayer a la noche no habían sido detenidos.
La principal hipótesis es que se trató de un intento de robo pero -como los asesinos huyeron sin llevarse nada- también se buscaron pistas sobre posibles conflictos previos que apuntaran a un ajuste de cuentas. Sin embargo, esa línea de investigación no prosperó.
Mientras tanto, los investigadores analizan las imágenes de dos cámaras de seguridad ubicadas en la zona, una en Libertad y Einstein, a una cuadra; y otra en San Felipe y Diagonal 166. Esperan que con esas imágenes y algunas otras aportadas por comer- ciantes puedan determinar hacia dónde escaparon.
Los padres de la víctima estaban de viaje cuando se enteraron de la tragedia. Ayer ya habían regresado, pero no pudieron realizar el velorio, a la espera de la autopsia. “Toda la familia está mal, no se puede creer cómo estamos viviendo. Pablo era una persona trabajadora, luchadora, padre de familia. Un hermoso hijo y que una familia tenga que pasar por esto, destruida en un segundo, no se puede creer”, lamentó Estela, la tía de la víctima, ante la consulta de Clarín.
“Pablo era una persona de bien, con convicciones tremendas y excelentes valores personales. Estaba continuamente con una sonrisa en su rostro, tenía una fuerza física y espiritual impresionante”, dijo Ricardo Maldonado, un compañero de trabajo de la víctima. “Hace cinco se fue de la empresa para trabajar como plomero, y le estaba yendo muy bien. Que se haga justicia y ayuden a la familia”, reclamó.
Pablo era conocido en el barrio por sus tareas como plomero y por el tiempo que llevaba viviendo en la zona. El crimen conmocionó a sus vecinos. “Era un tipo como pocos, un fenómeno y alguien que siempre enseñaba una sonrisa”, lo recordaron.
No es la primera vez que la inseguridad golpea a Loma Hermosa. En junio, dos años después de que el médico Lino Villar Cataldo asesinara a un ladrón, un grupo de vecinos se organizó para instalar 13 cámaras y armó un grupo de WhatsApp para alertarse ante un movimiento sospechoso. “¿Qué gano si solo miro la puerta de mi casa? Lo importante es que nos miremos entre todos”, le explicó a Clarín Claudia Chukri, una de las promotoras de la medida. ■