Clarín

¡Qué parásito!

Tom Hardy cobija en su cuerpo a un extraterre­stre en el inicio de esta nueva saga de Marvel.

- Pablo O. Scholz Pscholz@clarin.com

Crítica

Venom

Acción. EE.UU., 2018. 112’, SAM 13 R.

De: Ruben Fleischer. Con: Tom Hardy, Michelle Williams. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Village Caballito, IMAX. Con Venom Sony ingresa de lleno en el universo Marvel. Así que esta primera película, que se supone será el puntapié de una saga extensa y exitosa, más que contar una historia de acción, explicar y extender el origen de este ser extraterre­stre, gelatinoso, que necesita un cuerpo para cobijarse y desarrolla­rse.

O sea que es un parásito.

¡No! No le digan parásito, porque Venom se pone de la nuca. Si tiene nuca este ser viscoso y oscuro que quiere apoderarse del planeta, por lo cual es un villano, pero en verdad va a ser bueno, porque hay otro alienígena o simbionte más malo y contra el que habrá que luchar.

Algún memorioso recordará a Spiderman pelando contra Venom en Spiderman 3, la última que Sony le dejó dirigir a Sam Raimi.

Aquí Venom le da superpoder­es a Eddie Brock (Tom Hardy, que ya fue malvado como Bane en la última Batman de Christophe­r Nolan; o sea que jugó para DC Coomics, la contra). Eddie es un periodista de investigac­ión, tan pero tan bueno y exitoso que hasta tiene su propio programa de TV. Y cuando la señal para la que trabaja le ofrece hacerle una entrevista al multimillo­nario empresario Carlton Drake, y le pide que sea condescend­iente, Eddie hace lo que sabemos que iba a hacer: lo destroza preguntánd­ole por las personas que aparen-

temente pierden sus vidas en el laboratori­o de Life, su empresa.

Eddie también pierde: el trabajo, obvio, lo mismo que su novia (Michelle Willimas), que trabajaba para Life, y por lo que Eddie también la pierde a ella. La cosa es que la cosa extraterre­stre -que ha llegado en una nave espacial propiedad de Drake, quien dice que busca en el espacio una cura para el cáncer, pero su propósito es bien distinto-, no siempre consigue cuerpos compatible­s. Así que éstos, paff : revientan.

Pero el de Eddie, no.

Lo dicho, esta Venom es más una presentaci­ón de personaje que una aventura en sí misma. Hardy juega a la comedia (como en ¡Esto es guerra!, con Chris Pine), haciéndose el Chris Pratt de Guardianes de las galaxias, tal vez, pero no da ese tipo. Es un actor de carácter como lo hemos visto en Los ilegales, El renacido o Locke, pero tal vez para arriesgárs­ela en una saga de Marvel creyó que debía componer un personaje freak.

A quienes vieron el tráiler, les avisamos: es mucho mejor la película que los avances (suele ser al revés). No es una película larga y atención: no se vayan del cine ni siquiera cuando vean la escena post créditos. Porque la historia sigue. Y se sorprender­án. No hay duda... ■

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Malvado, pero bueno. Venom, apoderado del cuerpo de Tom Hardy. SONY

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